Asesinato digital, la nueva estrategia de Trump para deportar inmigrantes

Caracas / Foto: Archivo.- Más de 6.300 inmigrantes, en su mayoría latinos, ya aparecen como «fallecidos» en la base de datos del Seguro Social, una medida que invalida sus números de identificación y los deja sin acceso a servicios básicos para presionarlos a abandonar voluntariamente el país.

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Los inmigrantes, que aparecen en la Death Master File (Archivo Maestro de la Muerte) una base de datos que registra a personas fallecidas, elimina los números de Seguro Social de los afectados, impidiéndoles trabajar, acceder a cuentas bancarias, recibir atención médica o inscribir a sus hijos en la escuela.

Organizaciones de derechos civiles han denunciado que muchos de los afectados residían legalmente en Estados Unidos, calificando la acción como una forma de «asesinato digital» que viola la privacidad y los derechos civiles y sienta un peligroso precedente para el uso de datos gubernamentales.

Detrás de esta controvertida medida se encuentra el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), liderado por Elon Musk, la cual ha enviado listas de nombres al Seguro Social alegando sospechas de fraude y ordenando que sean incluidos en la base de datos de fallecidos. La acción ha afectado a inmigrantes que recibían beneficios como Medicaid, seguros de desempleo o préstamos estudiantiles. Igualmente se conoció que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) recibirá las últimas direcciones conocidas de aproximadamente 98.000 personas para facilitar su localización y posible deportación.

Las autoridades han implementado también el uso de la aplicación CBP Home (www.cbp.gov) para que los inmigrantes "asesinados" digitalmente puedan auto deportarse en lugar de enfrentar arresto y detención.

El gobierno de Trump, se ha propuesto deportar un millón de personas este 2025, una cifra récord que incluiría miles de expulsiones a terceros países, algo que funcionarios y expertos consideran poco realista, según detalla el diario The Washington Post. Y para lograr este objetivo, EE. UU. está manteniendo contactos con una treintena de países para que acepten recibir “miles” de personas expulsadas que no sean ciudadanos suyos.