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La Lupa

Balance de la oposición 2024: favorable pero estancada en la estrategia 

El balance de la oposición para 2024 es favorable “en los libros”: tiene apoyo popular y, salvo mejor información por parte del CNE, logró ganarle al gobierno con sus reglas en las presidenciales del 28 de julio. Es un “activo político” muy importante. Pero, al mismo tiempo, la oposición tiene un “pasivo político” igualmente relevante: estancada en la estrategia de la “presión, los costos, y el quiebre”. Para el 10 de enero se va a probar, otra vez, esta estrategia que fracasa desde “la salida” de 2014. Los promotores de este camino lo defienden porque “algún día” se dará aunque la realidad lo refuta. Hoy es “elogio a esperar”. El reto para la oposición en 2025 es cómo ser viable en términos de ser poder. Cómo mantener el 28 de julio pero no quedarse pegada solo en ese asunto. La tierra es redonda, no plana, como creen políticos y tuiteros de la oposición. Eppur si muove

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Caracas/Foto: AP. Con este artículo culmino mis análisis de 2024 para El Cooperante. Regreso en enero de 2025, mes que promete ser extremadamente noticioso por lo que habrá muchos análisis que hacer. Por lo pronto, el cierre de 2024 corresponde al balance para la oposición (la plataforma democrática). El lunes pasado, fue el balance político del gobierno.

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A diferencia del ejecutivo, el examen de la oposición es más complicado porque tiene muchos sistemas. El gobierno es más simple pero más rico en el sentido analítico. A lo mejor porque está en el poder, quizás porque la dinámica del chavismo es así.

La oposición, en cambio, es un sistema más complejo, pero más monótono. No tiene esa riqueza para el análisis. O la tiene, pero no es visible, o no la veo. Cuando la analizo los artículos son cortos. Su balance es más concreto porque tiene el mismo reto de siempre: ser políticamente viable.

El examen para la oposición, si lo tengo que sintetizar, es favorable “en los libros”. Tiene apoyo popular. Salvo mejor información por parte del CNE, ganó el 28 de julio con las reglas del sistema autoritario. Es un balance favorable. El apoyo popular es el “activo” más importante que posee. Hoy es un intangible que está allí, a la espera de volver a ser real.
Pero la oposición tiene un “pasivo” igualmente relevante, que arrastra en el tiempo. Su estrategia de “la presión, los costos, y el quiebre” que no le permite ser viable políticamente, aunque gane elecciones, como fue el caso de 2015 o 2024. Sí, el chavismo es un sistema autoritario, pero eso no le resta responsabilidad a una estrategia de la oposición que ha probado no funcionar, pero se insiste en ella por diversas razones.

La oposición sigue siendo una posibilidad. Hoy es una más tangible, más real, porque probó que puede ganar al chavismo en una elección presidencial, y porque también ha triunfado en comicios de otros niveles. Su problema es cómo transforma lo posible en lo viable. Lo que puede ser en una realidad. Volvemos al tema de la estrategia.

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Es un tema bastante frecuente en mis artículos sobre la oposición para El Cooperante, por lo que no ahondaré al respecto.

En todo caso, el problema para la plataforma unitaria se mantiene ¿Cómo hacer efectivo el resultado del 28 de julio? Aparecen dos alternativas que sugieren dos estrategias que no necesariamente se oponen porque buscan el mismo fin: lograr la alternancia en el poder.
La primera, es la que domina a la oposición desde 2013. En una entrevista, le preguntaron a Edmundo González Urrutia (EGU) cuál podría ser la solución para la crisis política venezolana. El candidato ganador respondió, “la presión internacional”. Sin más. EGU entró en la “narrativa dominante” de la oposición -porque cree en ella o porque no tiene de otra- pero no le auguro éxito.

La estrategia es esperar que la “presión internacional” haga su trabajo -ahora las esperanzas puestas en Trump y Siria- mientras la oposición se dedica a la denuncia contra “la dictadura” desde tuiter. Esperar que, luego de 10 años de una estrategia que fracasa, ahora sea exitosa en virtud de un imponderable o “porque si”.

La novedad hoy es que no se pone una fecha, pero se alimentan las expectativas que el “detonante para la transición” está cerca. En algún momento pasará “el quiebre de la coalición dominante”. Puede ser el 10 de enero o dentro de 50 años, si el criterio es Siria. Si es así, el chavismo ya lleva la mitad. En 2050 aproximadamente, sería “la transición”. Por cierto, la receta de la politología seria no funcionó en Siria. O lo hizo de manera muy indirecta, pero no fue la causa. Al Assad cayó, lo tumbaron, no fue que internalizó que “los costos para quedarse son mayores a los de largarse” como sugiere la receta que la oposición aplica. Simplemente, se fue cuando concienció que no había nada qué hacer.

La plataforma se mantiene pegada a esa estrategia y es como un problema hasta lógico porque es tratar de imponer una realidad que no es. En vez de partir de la realidad políticamente existente para llegar a la realidad que se desea, se parte de una realidad imaginada que se asume será realidad real en algún momento. Sirve para la “justificación moral”. De ahí los llamados “a la templanza” y -oh, sorpresa- algo como “elogio al miedo” dicho por valientes para justificar que el quiebre prometido para julio no ha sucedido.
Cierta oposición puede esperar porque, al final, la historia le dará la razón. Hay que “aumentar la presión interna y externa” para que algo pase dentro del gobierno y se produzca el desenlace en el momento menos esperado, que es la esperanza que da Siria. La “paz autoritaria” tampoco es segura. En cualquier momento se desvanece.

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Una dictadura de 50 años cayó en una semana, aunque no es así en el análisis porque la insurgencia comenzó en 2011. La oposición espera que algún “cisne negro” catalice la caída del chavismo, y de lo que se trata es “estar cerca” para asumir la esperada transición. Por ejemplo, se “aumentó la presión” al fiscal de la CPI para que decida en este momento contra de Maduro, porque se asume que próximo el 10 de enero, si ocurre, generará una crisis dentro del chavismo que catalizará la esperada “transición”. De lo que se trata en la actualidad, entonces, es construir un “momentum en tuiter” para ver si el 10, antes, o inmediatamente después, se convierte en real. De aquí la inmensa cantidad de bolas que corren en las redes -llegarán a su pico en enero de 2025- que son alimento para los “buenos” de Edmund Burke de la oposición que están en tuiter. Desde que “Diosdado” se lío a golpes con no sé quién, hasta que Trinidad y los EUA firmaron un acuerdo para “movilizar tropas en caso de un conflicto en Venezuela”.

Esta es la estrategia que domina la oposición: algún día el chavismo caerá. Hay que esperar “con templanza y dignidad”. De aquí su sensibilidad a lo que considera cualquier cosa que “normalice al régimen” porque como todo depende de un imponderable, pero como cierta oposición no puede hacer nada ni quiere tampoco, se rechaza cualquier cosa que impida el posible imponderable con los chantajes de siempre. El de ahora es “hasta los amigos de la dictadura son detenidos”, para forzar a los que no hablan como cierta oposición lo hagan o callen, porque “hablar suave no los va a salvar como creen”.

Esta es la “nueva estrategia”: la “máxima presión” que no se llama “máxima presión”.
La otra vía -en la que me ubico- es que sin dejar de reclamar la publicación de los resultados desagregados del 28 de julio y que EGU, salvo mejor información por parte del CNE, ganó ese día, es menester participar en todas las instancias y actividades que el sistema autoritario permita o la oposición pueda promover como “oportunidades políticas” para hacer sus puntos. Por supuesto, esto implica más organización, trabajo, riesgo, y posibles fracasos, y no a esperar un “cisne negro” tipo Siria -aunque lo que sucede en ese país tiene sus explicaciones más densas- mientras se lleva una gran vida que se tuitea dentro de la burbuja digital en la que cierta oposición vive.

Esta segunda opción supone para la oposición procesar el trauma del 28 de julio, a la que está negada, por lo que esta segunda vía es impopular.

El reto para el gobierno el año que viene es que ser un sistema autoritario convencional no es suficiente. Por lo menos debe mostrar que es competente en su gestión. A la luz de la situación en Siria, dominar no es suficiente.

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En esto el ejecutivo de Maduro parece estar consciente desde ante de la crisis siria. La gran pregunta es hasta dónde permitirá la tímida apertura económica que inició en 2019. Si se conformará con lo que hay o avanzará más, que significará mayor tensión política porque la sociedad será más dinámica. Hoy me luce que está conforme con o logrado. En sus actos, el presidente siempre señala que la economía va muy bien ¿para qué cambiar o profundizar, entonces?

El chavismo “vence pero no convence”. Lo que se plantea es si es suficiente “vencer sin convencer”. Siria indica que no ¿Podrá el chavismo “convencer” con gestión?
Diré un lugar común, “el gobierno venezolano debe verse en el espejo de Siria”, pero aquí me separo del lugar común y de los celebrados grandes análisis de tuiter.

No veo al gobierno de Maduro equivalente al de Al Assad. Ambos autoritarios, pero el de Siria de un nivel sin precedentes. Tampoco en este punto caigo en el chantaje que se nota en tuiter. Hacer de la situación venezolana similar a la de la Alemania nazi para que uno se calle o hable como cierta oposición, porque si no, te ponen la etiqueta, de “apoya a Hitler”. Por supuesto, la gente calla o cambia su opinión ante ese chantaje. Pero esa comparación no vale. No es tema de este artículo explicar el por qué pero quienes la hacen, es desde la comodidad de tuiter, dentro o fuera de Venezuela no desde una verdadera resistencia.
Entonces para el gobierno de Maduro, no es verse en Siria tanto en lo geopolítico que si, “Putin no pudo salvar a Al Assad”, o en la obsesión con promover un quiebre, “en el avión no había espacio para los jalabolas, torturadores, enchufados y militares”, como para ver si en Venezuela sucede lo mismo. Qué obsesión.

De nuevo, la guerra civil siria arrancó en 2011. Trece años para producir “el quiebre” ¿Cuál sería el 2011 para Venezuela y para la oposición? ¿Las parlamentarias de 2015, las protestas de 2017, las presidenciales de 2024 o las de 2013? Al Assad cayó porque los sirios lo tumbaron, no por alguna “intervención humanitaria” o un “R2P” que promueven los Kissinger de medio pelo y asustados, pero celebrados en tuiter por cierta opinión.

El ejecutivo de Maduro debe verse en el espejo sirio en tanto un sistema autoritario, que quiere ser hegemónico (y despiadado), no es viable. Pretender cerrar todos los espacios políticos como quiere el chavismo generará tensiones que la represión del Estado no podrá contener. Esa especie de “apartheid” que construye para meter a la oposición será fuente de conflictos políticos más adelante.

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Las caras de alegría de sirios luego de constatar la salida de Al Assad que observé en medios, me comunicaron dos cosas: la recuperación y sensación de tener agencia y libertad, que contrasta con el clima gris de Venezuela que no se tapa con una parrilla mixta en “el 23” o el “noctureando”, que promocionan cuentas del mundo oficial. Detrás “de la rumba, la procesión va por dentro”.

El gobierno debe verse en el espejo de la humillación que practica. Publicar una foto de Rocío San Miguel tipo “fe de vida”, fue eso: una humillación. Mostrar a una persona que tiene cerca de 11 meses enterrada en una prisión de una forma en que esa persona aparece demacrada y desmejorada. Es mostrar a alguien derrotado. Al menos en la imagen. Eso es humillar. El Sebin pudo permitir que el abogado de San Miguel la visitará y él o ella, dar el parte de la apresada sin tener que mostrar a la mujer con un cartelito tipo “fe de vida” ¡Tanto hablar de Ayacucho, para olvidar el abrazo de los hermanos separados por la guerra, antes de esa batalla! ¡Tanto hablar del Mariscal y Canterac para terminar negando lo que Sucre significa que es magnanimidad, no “venganza” o “justicia” (transicional o no)!

Es en este punto en donde el gobierno debe verse en el espejo de Siria: agencia y libertad para los ciudadanos. El ejecutivo tiene una oportunidad con las elecciones de 2025 y las reformas a las leyes electorales y políticas que se adelantan desde la AN. Aquí volvemos a los dilemas.

Abrir el juego político pasa porque el gobierno hable con la oposición acerca del 28 de julio. Conversación que comenzaría con la publicación de los resultados desagregados de ese día. Aplicar en Venezuela lo que el gobierno pide para Siria, en su comunicado con fecha 9-12-24: resolución pacífica de las diferencias sin injerencias externas ni en el uso de la violencia.
Como lo anterior no va a suceder -aquí vienen las paradojas, la plataforma espera que suceda en virtud de un “cisne negro”, por lo que espera el mes de enero de 2025 con “templanza”- la oposición tiene que actuar y es aquí donde está mi punto: no es pasar o no la página. Las páginas pasan guste o no guste, porque la política se mueve. Eppur si muove.

La oposición debe mantener su reclamo por las presidenciales, pero actuar, no limitarse a esperar un “cisne negro” o a alegrarse con las designaciones de Trump -la nueva esperanza es el hijo del embajador Landau- o situaciones como las de Siria.

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Por cierto, respeto que el pueblo sirio celebre la caída de una dictadura de medio siglo. No obstante, no caeré en los elogios para una situación incierta. Tampoco pasar de hablar de “terroristas” a “insurgentes”, pero lo que he leído del líder del HTS no solo es su “extreme makeover” en su apariencia y “outfits”, sino que es una persona que políticamente sabe articular, combinar, agregar, y construir alianzas. Lo definen como una persona “de centro”.
Con las diferencias del caso, el liderazgo opositor y el de María Corina en particular deberían verse en ese espejo. Machado será todo lo que se quiera, pero articuladora no es, por más que sus “batallones en tuiter” digan lo contrario, sean los “batallones destroza personas y reputaciones” o el de los “venezolanos respetables”, que hacen tuits e hilos inteligentes. Si fuera articuladora y negociadora política, ya estaría en el poder y EGU en Miraflores.
Un comunicado conjunto de la plataforma como el del 10-12-14 solo dice firmas conjuntas pero en silencio. Articular se ve en los hechos, en la dinámica política de la oposición, y allí lo que noto es que esa capacidad no existe. Pienso que debió haber sido el “must” desde las primarias -escribí acerca de esto para El Cooperante- pero no fue así. Un comunicado conjunto no dice nada. Durante el interinato salieron comunicados conjuntos, pero detrás había diferencias que luego se hicieron públicas, aunque ya existían en la época de los “comunicados conjuntos”.

Es curioso, pero el interinato se trata de borrar para hacer ver que la estrategia de ese entonces no existió porque es la misma de ahora. La operación para borrar se hace con críticas a Guaidó de no pocos que en 2019 estaban con lo del “presidente encargado”. Hoy la fantasía es el “presidente electo” para imponer la matriz que la “estrategia es diferente”. Lo cierto es que es el “mismo musiú pero con diferente cachimbo”.

Para la oposición, su tema para el año que viene es si tendrá aplomo para dos cosas, por lo que debería alejarse de “los elogios al miedo”. La primera, revisar su estrategia, la presente, la que tiene, la que viene desde 2013 y continua, y evaluar si tiene méritos o es necesaria una revisión. La segunda, enfrentar el trauma del 28 de julio sin esperar por un imponderable, de manera que hacerlo le de luces para validar el 28 de julio a través de la lucha política cotidiana, para que la oposición sea una realidad en el poder y deje de ser una posibilidad.



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