Caracas, 30 de septiembre.- Un año ha pasado del caso que despertó la barbarie en los centros de reclusión del país, en este caso específico el del canibalismo en los calabozos de la Policía de Táchira (PoliTáchira).
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Los jóvenes Anthony Correa Sepúlveda y Juan Carlos Herrera que se encontraban presos en los calabozos de PoliTáchira fueron asesinados, descuartizados y canibalizados luego de que a otros reclusos los obligaran a comer sus restos.
Luz Marina Sepúlveda y Juan Carlos Herrera respectivamente padres de los fallecidos no han logrado encontrar respuestas ni rastros de sus hijos y sin poder ofrecerles cristiana sepultura.
Según El Pitazo, durante un año han pedido a las instituciones correspondientes las pruebas de ADN. “Solo queremos que nos den respuesta de dónde están nuestros hijos, pero lejos de eso tan solo nos evitan y tratan mal”, dijo Juan Carlos Herrera, padre de uno de los jóvenes.
La madre de Anthony Correa, Luz Marina Sepúlveda, no contuvo las lágrimas al hablar sobre su hijo al medio. Las autoridades de la Policía del Táchira y del Ministerio de Asuntos Penitenciarios solo le dijeron: “No aparece”. Finalmente, y luego de varios días de llantos, le informaron que, presuntamente, era uno de los canibalizados. “Ya hace un año que pasó esa desgracia y no hay un solo día en que yo no le dé la bendición donde quiera que esté. Tan solo quiero que aparezcan sus restos. Solo quiero darle sepultura para tener dónde llorarlo, porque lo amo y lo extraño. Es muy difícil no saber qué fue lo que sucedió”, dijo en llanto la mamá de Anthony Correa Sepúlveda.
