La Lupa
CNE: ¿otro espacio para canalizar el conflicto político?
El CNE cumple poco más de un mes de actividades. Fue nombrado el 24-8-23. Hasta ahora, son pocas las noticias del consejo. Lo más noticioso fue el anuncio de su presidente, Elvis Amoroso, quien respondió una carta de la comisión de primarias con fecha junio de 2023. Aunque la respuesta es extemporánea, políticamente es interesante porque pone al CNE como otro espacio para que el conflicto civil venezolano se canalice. En este artículo exploro por qué la designación del CNE -mi análisis de junio para El Cooperante no fue bueno, a la luz de los hechos actuales- y los motivos para la oferta del CNE a la comisión de primarias, la que también exhibe habilidad política. A lo mejor me vuelvo a equivocar, pero la veo como una oportunidad para llevar un conflicto en un momento en que Venezuela deberá enfrentar temas gruesos, más de los que ya tiene: el Esequibo es uno. Tener éxito aquí, pasa por reconocer a una oposición de verdad ¿Será el caso con el CNE? Tal vez este consejo tenga mejor desempeño del que se espera
Caracas.- El 24-8-23 la AN designó a los 5 rectores principales y 10 suplentes del CNE para, en teoría, organizar las elecciones durante los próximos 7 años. Los principales son Elvis Amoroso, Rosalba Gil, y Carlos Quintero por el mundo oficial. Por el sector no chavista entró Aime Nogal y Juan Carlos Delpino.
Salvo el anuncio para dar respuesta a la comunicación de la comisión de primarias enviada en junio, no hay mayores noticias del CNE. Está de bajo perfil. En su web -revisada el 29-9-23 a las 4:50pm- apenas hay 8 noticias del CNE vigente, y fue designado hace un mes. Conviene, entonces, repasar y analizar al nuevo CNE. Este será el tema de mi artículo de la semana para El Cooperante.
Cuando en junio la AN anunció que se designaría un nuevo CNE, mi análisis para El Cooperante -publicado el 19 de junio y titulado “La oportunidad de las primarias auto gestionadas: el gobierno busca dividir a la oposición”; no fue un buen análisis visto en el tiempo- fue que el gobierno buscaba uno en donde no hubiera sorpresas. No porque el anterior consejo presidido por Pedro Calzadilla iba a “traicionar” al chavismo. No. Calzadilla es un cuadro político del chavismo, pero es historiador, académico, los libros, los debates, los foros, los “argumentos”. No es un operador o ejecutor político.
Quizás el chavismo consideró que Calzadilla podía, en un momento de crisis, responder como sucedió en Barinas durante 2021. El gobierno tal vez hubiese preferido un rector operador político que hubiera declarado a Argenis Chávez gobernador, y evitar lo que sucedió luego: la derrota del PSUV el 9-1-22. Ganó Sergio Garrido. La preocupación del gobierno no fue que Calzadilla sería desleal, pero en un momento de crisis en una elección presidencial, el historiador pudiera decidir con su criterio que a lo mejor no coincidiría con los intereses del gobierno. No porque Calzadilla se pasaría a la oposición sino porque “la historia lo observa” y su nombre quedaría marcado si se comporta solo como un “Yes man sensato” que encantan en Venezuela y en el mundo oficial. Así las cosas, el chavismo buscó para el CNE a personas que no tienen ese interés, sino que son “patria o muerte”.
Tanto Amoroso, Quintero, y Gil son personas de ese estilo. Amoroso es el contralor de la contraloría que impone inhabilitaciones. Junto a Gil son muy cercanos a Maduro, a Jorge Rodríguez, y a la primera dama. Esto permite inferir que serán rectores “operadores políticos” que acatarán la línea desde Miraflores. No serán rectores “con autonomía” sino para seguir una línea.
Rosalba Gil es próxima a Cilia Flores. Formó parte del equipo de la AN cuando Flores ejerció la presidencia del parlamento. A pesar de que Gil estaba inhabilitada en ese entonces, Flores la mantuvo en el cargo. Son, básicamente, personas leales y obedientes que acatan línea sin chistar y ejecutan lo que se les pide. No son sujetos que puedan tener veleidades tipo “la historia me observa” como pudo o podría ser el caso de Pedro Calzadilla, leal “a la revolución” pero tal vez con líneas rojas que no iba a pasar. Amoroso, Quintero, y Gil comunican personas que “cumplen con la misión”, cualquiera que sea.
El gobierno no quiere sorpresas para 2024 sea porque se prepara para una elección chavista -es decir, desigual y con abusos- que es el escenario pesimista, o porque quiere tener un CNE a su alcance para negociar con la oposición, si el país decide cambiar de gobierno en 2024, que sería el escenario optimista.
En un acto, Maduro destacó que el CNE será el encargado de hacer las elecciones hasta 2030, con lo que auguró durará 7 años, que es lo que la constitución establece para los integrantes de este poder, pero no fue así con el elegido en 2021.
En la rueda de prensa del PSUV del 28-8-23 Diosdado Cabello afirmó lo mismo que el presidente con lo que tres voceros claves del chavismo como Maduro, Cabello, y Jorge Rodríguez, expresaron que “este CNE es producto del más alto consenso”.
Mi conjetura de por qué el chavismo aceptó a dos rectores del mundo no chavista es porque calcula que, frente a “duros” como Amoroso, Quintero y Gil, Delpino y Nogal serán “dos palomitas”, con poca capacidad para defenderse. No quiere decir que será así -tampoco creo es así- pero puede ser el cálculo del gobierno por lo que los dos rectores cercanos a la oposición tendrán que mostrar mucha habilidad política.
Quizás por esto no fue el 4 a 1 sino el 3 a 2. No solo porque lo último ya es “tradicional” sino porque el chavismo estima que sus rectores tendrán más habilidad política que los rectores cercanos al mundo no chavista. En sencillo, serán más zamarros y más obedientes con “la línea”.
Pero la designación mostró una arista importante. Más relevante que la estrategia para designar un CNE que no de sorpresas, es que el conflicto político venezolano define sus interlocutores. Por supuesto, al ser un sistema autoritario, está escorado a favor del gobierno.
El caso de la Cruz Roja -analizado para El Cooperante- es el modelo para las relaciones con la sociedad civil y la designación del CNE, el modelo con la sociedad política, junto a la relación que el gobierno construye con Manuel Rosales, igualmente examinada para este portal.
Poco a poco, se definen los canales de comunicación entre el mundo chavista y el no chavista. El sistema político chavista comienza a funcionar en sus relaciones con sectores de la oposición. El discurso de la amenaza a la estabilidad se mantiene, pero es más rutina. Ya no impresiona como antes.
Por ejemplo, en agosto el gobierno denunció una nueva “amenaza” de la “derecha”. Se cumplió el guion: Maduro habló, luego un mensaje del alto mando militar, de las REDI, y después mensajes de soldados en las unidades o soldados de manera individual para respaldar a “la revolución”.
Las FAN, también, entraron dentro del sistema político. No solo por el rol que define la carta magna, sino que representantes de la institución están en los poderes. Faltaba el electoral. Zavarse Pabón -excomandante de la GN durante 2019-2021- entró como rector suplente del CNE. De manera que las FAN son dolientes del tema electoral, ya no solo con el Plan República.
Los anuncios que van a derrocar al gobierno son rutina, como se escribió. No tienen la espectacularidad de, por ejemplo, cuando Jorge Rodríguez informó acerca de la “operación Gedeón” en mayo de 2020. Tampoco el anuncio de Maduro sobre activar las “cuadrillas de paz” que hizo en su programa del 21-8-23, fue noticia. La espectacularidad del gobierno amenazado ya no tiene audiencia. Incluso dentro del chavismo, dado que sus actos de calle son más modestos. El “nos van a tumbar” ya no es creíble. La opinión asume que Maduro manda, y que manda de verdad.
La cúpula del gobierno comienza a reconocer a ciertos sectores de la oposición como interlocutores políticos. El tiempo dirá si es algo estable o coyuntural, y si esta relación se limita a las elecciones o toma un giro político y coadyuva a la comunicación entre el gobierno y la oposición para plantear temas importantes como la alternancia en el poder.
A la luz de lo anterior, quizás otro motivo para cambiar al CNE es que el gobierno quería una interlocución con quien reconoce es de oposición. En el pasado, conversó con factores no gobierno -la “mesita” en 2019- pero no era lo que buscaba. A la alianza democrática nunca le dio la legitimidad política, a pesar de que hablaba con ella. Este sector ya ni se siente en la AN. Tampoco su alianza política “Vamos”. Igualmente no pareció convencido con la negociación que hizo con sectores de la sociedad civil en 2021, que generó el CNE de ese entonces. De la misma forma no pareció satisfecho con el encuentro que Maduro tuvo con sectores de la sociedad civil en abril de 2022 -con integrantes del Foro Cívico- destrozado en redes sociales, para variar.
El chavismo quería hablar con factores políticos que reconoce como opositores, principalmente porque tienen capacidad política o porque ve en ellos esa capacidad. Es el caso de Rosales. El tiempo dirá si los sectores no chavistas tienen habilidad política para presentar y defender sus puntos frente al gobierno o serán comparsa del ejecutivo.
Es prematuro para afirmar cómo será ese sistema y si será solo para legitimar una dominación o el sistema permitirá niveles de pluralismo, pugnacidad, y alternancia en el poder ejecutivo.
La prueba a esta hipótesis será el proceso de las presidenciales y la actuación del CNE en ese momento. El silencio actual de este organismo puede indicar muchas cosas: que hay conversaciones para acordar puntos de cara a esa elección -conversaciones en las que los EUA participan, de manera bilateral con el gobierno- o, sencillamente, el chavismo espera para dar la sorpresa con la fecha de las elecciones y, en ese momento, comenzará el rifirrafe. Pensamos que con este CNE el chavismo tendrá más mano izquierda.
El CNE de 2023 es el primero en 10 años que el presidente Maduro considera “óptimo” porque fue conversado con fuerzas políticas que el chavismo reconoce como reales, como “políticos de verdad, verdad”. Así las cosas, se esperaría que la pugnacidad y el conflicto fluyan dentro de canales institucionales del sistema autoritario y puedan tener una solución que no significa que el chavismo gana siempre.
Justamente por esto -que voy a desarrollar ahora- escribí que mi análisis de junio no fue bueno. Cuando lo volví a leer para escribir este artículo, mi escenario era que la designación del CNE traería pugnacidad. Que sería el tema que acapararía la atención. Que había como una gran jugada del gobierno para el cambio en el CNE.
Hoy siento que no es así. No es el tema que acapara o acaparó la atención. Más puede la noticia de Deyna, Sonia, y Conti o el “match” entre Nacho y Led. Ni siquiera la toma de Tocorón duró como noticia más de 24 horas.
Por el nombre de “Tocorón” y su fama, cuando leí la noticia de la recuperación de la cárcel, esperaba una batalla campal. Pero no. Todo salió en paz. Nadie quiere alterarla, ni el gobierno ni los “papas” de los penales (como los llamaron unas chicas en una llamada que salió en tuiter, “marica, los papas ya se fueron” de Tocorón). Mi escenario Nicaragua que preví en junio y que había analizado en enero de 2023, no es tal. No lo siento.
Quizás es mejor que sea así. Sin problemas, mira cómo estamos; cómo estaríamos si Tocorón hubiera terminado en una batalla campal. Afortunadamente el pueblo tiene un “ADN de contención” porque es el que paga el costo que no existe o poco para las elites. Por eso son “libertadoras”. Tienen sus “paracaídas de oro”. Hay que ver cómo vive cierto “exilio” tanto chavista como de oposición (me disculpan “la equiparación”).
Pero la Venezuela de septiembre de 2023 es una exhausta. Que ni el tema del Esequibo emociona o la narrativa del grupo que apoya a María Corina, el que promueve una suerte de “María Corina-centrismo”, es decir, todo se explica porque hay que detener a María Corina “que está disparada en las encuestas”. Este sector trata de imponer una emoción al jugar a la misma estrategia de Chávez en 1998. Cualquier cosa que pasa, se explica así. Desde la oferta del CNE a la comisión de primarias o las fallas de luz. Pero eso solo emociona al grupo de “la presión y el quiebre” que ahora está con Machado. A más nadie. Somos un país cansado. Esta realidad tumbó mi lógica de junio, pero no la conciencié en ese entonces.
De aquí la sorpresa del CNE el 22-9-23 al responder de manera extemporánea la carta de junio de la comisión de primarias. Mi escenario hace 3 meses era que el CNE sería como cínico en su apoyo a la comisión de primarias, “ay, nosotros queríamos ayudarlos, pero ustedes -la comisión de primarias- nos dijeron que no; ya no podemos hacer nada. Lo sentimos mucho”. Era lo que pensaba iba a pasar. El gobierno se sentaría a ver las dificultades de las primarias y, eventualmente, intervenir en ellas para reventarlas vía sentencia del TSJ.
Pasó lo contrario. El CNE lanzó un puente a la comisión de primarias. Digo puente porque algo que me llama mucho la atención es que quienes estaban con “No al CNE” como “punto de honor”, ahora están suavecitos con la propuesta del consejo. Ahora es, “con CNE o sin CNE tendremos candidato”, en la onda de objetividad y no activismo en que está la oposición. Ahora todo son reportajes objetivos. Describir lo que sucede. Ya no hay valoraciones. Todo el mundo “quiere aportar al debate” pero no son “activistas” sino que “juegan con inteligencia” -que no la tuvieron entre 2013-2021- contra “la tiranía”.
Me sorprendió ver a una ejemplar del “No al CNE” como “punto de honor” -Teresa Albanes en un programa del Canal I, en tuit del 26-9-23- como una seda frente a la oferta del CNE. Deslizó que “nosotros lo que pedimos son los colegios, públicos y privados, que no son de nadie en particular”. De ella, dados sus antecedentes de “no doblarse”, esperaba una declaración tipo “desafío”, que no “apaciguara” para no “hacerle caso a la dictadura”. Pero no. En el clip que vi, Albanes habló sobre las escuelas en un tono suave. Es el “jogo bonito” que es la nueva moda del grupo de “la presión y el quiebre”.
Tal vez la suavidad es por algo que no se quiere admitir: que habría primarias -y el calendario sigue con miras al 22-10-23- pero serían limitadas o con problemas. Hasta Albanes pidió las escuelas.
En tuiter varios que apoyan a candidatos y que antes eran adalides de la abstención y nada con el CNE, adoptaron el tono “unitario y salomónico” de cierta oposición para decir que “lo que decida la comisión, lo apoyaré”.
No lo hacen por bondad o desprendimiento democrático, sino que saben que, con una primaria limitada, sus candidatos tienen menos oportunidades de sumar votos frente a una María Corina construida por el periodismo y la politología de “la presión y el quiebre” como con una ventaja de algo así como 90 a 10 frente al resto. Unas primarias más acotadas, por supuesto, benefician a Machado. Por eso este grupo quiere las primarias “como sea” (otra ironía para este sector con el “vota como sea”).
Unas primarias con centros de votación mejor representados o en mayor cantidad, puede hacer una competencia más igual entre los candidatos (otra ironía, dado que se pide al gobierno condiciones competitivas para hacer una elección).
Por eso creo que la propuesta del CNE fue como un frenazo para todos. No se esperaba, pero muchos concienciaron que no tienen fuerza para “desafiar” que no sean buenos “hilos sobre el apaciguamiento”. Para tapar al “rey desnudo”, solo les queda decir que el “desafío” es “actuar con inteligencia”.
El CNE hizo el favor de poner sobre la mesa lo que es visible: las primarias seguro saldrán, pero serán limitadas. Las críticas y renuncias en la comisión de primarias no eran solo “saboteo” como fue la construcción que hizo el grupo de María Corina -todo el que hace una crítica u observación quiere sabotear a las primarias y “juega a favor de la dictadura”; la misma lógica para chantajear y promover la “espiral del silencio” que se usó durante el “interinato”- sino había elementos de verdad en algunas críticas. De hecho, en mi artículo para El Cooperante que analizó la inhabilitación a Machado -publicado el 3-7-23 y titulado “La inhabilitación a María Corina: la oportunidad para una estrategia”- planteé la posibilidad de lo que llamé unas “primarias chucutas” o el tema de una “primaria representativa del país” que sin el apoyo del CNE sería más cuesta arriba para lograr. En este punto, mi análisis de julio no fue tan malo.
Al conocerse la información del CNE, la comisión de primarias emitió un comunicado en que no niega esta posibilidad -el apoyo técnico- pero puso la decisión en los candidatos y sus partidos, al abrir un proceso de consultas que concluyó con la asistencia de Casal e integrantes de la comisión al CNE el 25-9-23.
Dirigentes como Guaidó o Guanipa, reaccionaron a la oferta del CNE con la respuesta mayoritaria de la oposición en redes sociales: es una maniobra para dividir a la oposición porque la pone a escoger entre el apoyo del CNE que supone debilita a figuras como María Corina -quien hizo de la primaria sin el CNE su bandera- o hacer una primaria que no parece viable por los problemas técnicos o si se hace, una con resultados que pueden no ser confiables o disputados. La primaria limitada.
PJ, Capriles, y Prosperi con una postura de apoyar lo que la comisión de primarias decida. VP con una posición contraria al apoyo del CNE, y Stalin de UNT con una postura ambigua, pero es “una indirecta” a favor del apoyo a la oferta del consejo electoral.
Hay diversidad de posiciones dentro de la oposición, pero lo más probable es que se tramiten en los espacios de la comisión de primarias. Si bien hay diferencias, cada sector las expresa sin atacar al otro que tiene una postura distinta lo que es una buena señal en el sentido que la oposición puede encontrar una postura común acerca de esta propuesta, una vez que debata sobre la misma. El consenso que se infiere es algo como “vamos a ver qué pasa con estas reuniones con el CNE”, con “ciertas condiciones aplican”. En unas declaraciones el 27-9-23 Capriles expresó que las reuniones entre el CNE y la comisión de primarias no pueden ser indefinidas, “hay que tomar decisiones”, dijo.
La comisión de primarias estaba en el trance de seguir con una elección limitada o buscar un camino para hacerlas con el CNE y ampliar el diseño original. En esta realidad, el grupo Machado construyó la narrativa de las primarias no como una consulta para seleccionar al candidato de la plataforma unitaria, sino como la eliminación de los “apaciguadores” a favor de los “desafiadores”. La primaria pasó de competencia a eliminación.
Posiblemente la comisión de primarias vio esto, pero no podía hacer otra cosa sino seguir con la primaria auto gestionada. Hay que recordar que el gobierno anunció de manera sorpresiva el cambio del CNE que no le dio maniobra a la comisión para otra alternativa. No le dejó opción sino hacer lo que hizo. La principal responsabilidad es del gobierno y del CNE que no respondió a tiempo la comunicación de junio. La comisión siguió adelante -no tenía otro camino- y al hacerlo, comenzaron a verse los problemas de la primaria auto gestionada la que, al mismo tiempo, entró en una competencia por la hegemonía de la estrategia de la oposición.
Mi única crítica a la comisión es no informar de manera oportuna. Los largos silencios. Los silencios son para construir consensos de manera que nadie se moleste. Más en una comisión de primarias que recibió toda la responsabilidad de la plataforma unitaria. Su accionar me parece correcto, pero pienso que exagera en el silencio y en el tono de los “venezolanos respetables que saben darse su puesto”, porque creo que ese estilo complicó.
Aquí hay un tema a resolver. Si este anuncio del CNE fue a motu proprio, como parte de una estrategia divisionista del gobierno, o hubo algún tipo de consulta con candidatos y partidos o con la propia comisión de primarias previo a su anuncio.
El chavismo lanza sus acciones sin importar el costo, pero aquí habría que ver si lo hizo en solitario o hubo acercamientos con sectores de la oposición sea porque éstos ven que la primaria no iba a quedar bien y entre una torta y una primaria con el apoyo del CNE, hoy la segunda opción no la descartan como hicieron en junio, cuando quizás vieron que todo sería muy sencillo. Entonces, queda evaluar si el anuncio del CNE es por las primarias en sí mismas -el riesgo de unas primarias “chucutas”- o es la puesta en escena de acuerdos tipo “TocoMaCo” (Todos contra María Corina), para poner su candidatura igualmente en el mismo dilema: o sigue con el CNE, se retira, o busca un conflicto. La precisan para ver hasta dónde llega el “hasta el final” del que tanto se hacen eco ella y sus seguidores.
No descarto un escenario optimista, bien contra intuitivo, y arriesgado: que este dilema abra un espacio para conversar con el gobierno condiciones para 2024. No llego a tanto como que se hablará de los inhabilitados -aunque seguro será tema- pero sí puede platicarse acerca de las condiciones generales para las presidenciales de 2024 y las regionales y parlamentarias de 2025.
Lo anterior a la luz del encuentro CNE-comisión de primarias el día 25. Se acordó hacer una comisión mixta para estudiar el tema de las primarias, que se instaló al día siguiente. Luce que las primarias entraron en la lógica de la pugnacidad con el gobierno. Este puso un dilema a la oposición, esta se movió bien al aceptar ir al CNE, y surgió un espacio para discutir los asuntos de las primarias, que incluyen las inhabilitaciones.
Los candidatos, a pesar del discurso de “fin de mundo” del algunos, optaron por la moderación y dejaron ver que no rechazan al CNE pero con ciertos acuerdos, que es justamente lo que la comisión mixta evalúa y discute.
En un sentido, el resultado no es malo que no quiere decir que sea positivo. No es malo porque entró dentro del “sistema de pugnacidad del sistema político chavista”. No hubo rupturas que era lo esperado. La oposición no puede hacer un “desafío”, pero el gobierno tampoco puede cancelar las primarias de un plumazo, por el alto costo que tiene para su estrategia de “un país en paz, estable, atractivo para la inversión” (y ahora para dar la batalla por el Esequibo). Resultó en una especie de “óptimo de Pareto”: que el conflicto tome la vía de una mesa técnica entre el CNE y la comisión de primarias. Casal habló de “interlocución” con el CNE. El resultado dependerá del poder relativo de cada actor y de su habilidad política para tener resultados acorde a sus estrategias.
Un ejemplo fue la reunión que hubo el 28-9-23 entre el CNE y la comisión. Por ejemplo, la fecha del 19 de noviembre es una políticamente habilidosa. No es el 22 de octubre pero no es diciembre. El gobierno no revienta la primaria si es la intención -hubiese ofrecido diciembre- pero propone una fecha que no es lejos pero que supone concesiones de la oposición que es asumir todo la estructura del CNE, incluso una nueva fecha para postulación de candidaturas.
La fecha comunica que el gobierno no quiere acabar con las primarias, lo que pudiera respaldar la hipótesis del artículo: la relación entra en el sistema para tramitar la pugnacidad entre el gobierno y la oposición.
La comisión de primarias, por su parte, mostró sus cartas también con habilidad: señaló que puede hacer la primaria tal como está, para no mostrarse interesada. No en balde una de sus demandas son los centros electorales, aunque plantea sustituciones de centros o para complementar los que ya existen (por eso la solicitud al CNE) con otras demandas que dejan ver que las necesidades de la comisión no son ya para una primaria sino son otras. Por ejemplo, tramitar visas para observadores internacionales.
La comisión pide al CNE lo que le interesa que no es lo que al CNE le interesa y viceversa.
Veremos si sucede una suerte de ZAP (Zona de Acuerdo Posible) o pasará lo de siempre: se impone la visión de romper en la creencia que “ahora sí” vendrá la crisis de la oposición o el esperado “quiebre de la coalición dominante”. Los dos juegan bien desde el punto de vista político. Tanto el CNE como la comisión. A lo mejor no pasa nada. Lo más probable es que se deje en el tiempo y que la fecha del 22 se acerque, y ahí se verá realmente el talante del gobierno -si las desbarata- y la autoridad y personalidad de la comisión de primarias -si se deja presionar por grupos y no decide en su propia autonomía que es lo correcto, decida lo que decida, pero que decida. El CNE ofreció, la comisión respondió, pero no hay plazos, no hay tiempos. La inercia se consume las propuestas y se llega al 22 de octubre.
Lo anterior es un escenario. Lo que pasó -las reuniones- son una posibilidad de acuerdo. Este resultado es inesperado. Esperaba o un zarpazo del gobierno -la tesis de “Amoroso, el inhabilitador y el espanta votos”- o un “desafío” y un “no hacer caso a la dictadura” imposibles para la oposición porque no tiene la fuerza para eso. Sucedió lo comentado: el “óptimo de Pareto”. El conflicto entró en un esquema de conversaciones para tramitarlo.
Si esta hipótesis tiene base ¿por qué el gobierno acepta ese puente para la oposición? La lógica era que el chavismo llevaría al desastre las primarias, sea porque intervendría, sea porque las golpearía de tal modo que saldrían mal. Se recuerdan las muy censurables y juego bajo de Diosdado Cabello en su programa de los miércoles, al mencionar con sus nombres y apellidos a los integrantes de las comisiones regionales para intimidarlos. Funcionó, a la luz de la carta de renuncia del coordinador en Yaracuy y Cojedes. Incluso, lo ruin de este comportamiento de Cabello -alguien con ese poder no puede caer en el “colmo de la miseria” frente a personas que no tienen ese poder, Cabello debe dar el ejemplo de una “buena pelea”- llegó al extremo que en su programa del 20-9-23 ¡mencionó con nombre y apellido a personas que compraron el boleto para una rifa de las primarias, para asustarlos! ¡Qué bajo y roñoso, de verdad!
Entonces ¿por qué el puente del CNE a las primarias? ¿Otra vez estoy equivocado en el análisis? Porque lo lógico era que el chavismo dejara que las primarias salieran como salieran y, luego, promover unos descontentos que acudieran al TSJ y ahí invalidarlas total o parcialmente, u otra jugada “maquiavélica” de esas que encantan a los “corridos en 7 plazas” que abundan en la política de Venezuela con sus presentaciones con 100 escenarios. Por ejemplo, la fecha no en noviembre sino en diciembre. En mi lógica, si quisiera reventarlas ofrece diciembre no noviembre.
¿Qué el puente es para detener a María Corina porque “está disparada en las encuestas” y su pronosticada rotunda victoria activará tal fuerza política que ahora la “presión y el quiebre” sí será verdad, según sus objetivos propagandistas en redes sociales? A lo mejor. No lo sé, pero no lo creo. O no es lo más importante que el gobierno ve.
En mi escenario optimista posiblemente el gobierno observa otra cosa. Aunque no quiera, necesita una cierta interlocución con la oposición ¿Cómo va a enfrentar lo del Esequibo? ¿Solo con un referéndum, solo con consultas a personas de la oposición como dijo Escarra, pero individualidades no una representación formal como la plataforma u otros sectores sociales? Si es así, no tendrá vida frente a Guyana ni en la CIJ. Es duro decirlo como venezolano.
Parte de la batalla que perdemos en ese terreno es justamente por un país “invertebrado”. El presidente y el alto mando militar ya lo reconocen. En sus últimas intervenciones -el gobierno introduce esta narrativa- afirman algo como, “perdimos lo que es nuestro por culpa de la inestabilidad política y las guerras civiles”. Es decir, si hay estabilidad, mantenemos lo que es nuestro. En tiempo presente, estabilidad significa comunicarse con la oposición. Hasta por un interés egoísta, la estabilidad pasa por tener una oposición de verdad, no una creada que fue lo que el gobierno buscó en 2019 pero fracasó. De hecho, habla con actores que no son de esa oposición.
En Guyana hay unidad, aquí no. El gobierno puede mantener la estabilidad -nadie quiere renunciar a ella, así sea una estabilidad autoritaria, ni lo “pranes” se atreven a salir de ella, todos quieren disfrutar de los bellos amaneceres azulados para hacer poesía desde el carro- pero no es suficiente para un contencioso fuera de Venezuela. No puede hacer una toma militar del Esequibo -no descarto alguna acción puntual más adelante- y lo que queda es la acción política, que es la lógica del referéndum. Sobre este tema escribiré para El Cooperante.
Pero el gobierno necesita una cierta interlocución con sectores no chavistas. Una interlocución de verdad. Venezuela no es Nicaragua. En junio no lo vi. Me equivoque. Ortega puede sacar a los jesuitas. Maduro no (no creo que quiera tampoco) ¿Enfrentarse al Papa negro que es venezolano? ¿Abrir otro frente de lucha cuando quiere, más bien, insertarse, que es el significado del viaje a China? También sobre esto escribiré para El Cooperante.
El gobierno necesita una entidad política que no la da solo estar en el poder. Pudiera darla si Venezuela tuviera capacidades -principalmente económicas- pero no las tiene. Las perdió por diversas causas. Si el gobierno quiere que China invierta, necesita capacidades políticas. Mostrar “respetabilidad”, salvo que el ejecutivo haya decidido ser un vasallo de China. Por ejemplo, Boric viajará a China a verse con Xi, pero lleva una delegación de expresidentes de izquierda y de derecha. Es decir, Boric quiere mostrar a Xi un país no un grupo en el poder que va a China. Quiere mostrarse fuerte no solo. En sana lógica, desde el punto de vista político ¿cuál país se ve con más entidad política, Chile o Venezuela? La respuesta es Chile, aunque duela como venezolano. Maduro no puede viajar con la oposición. No hay condiciones para eso. No tenemos esa “respetabilidad” que Xi también aprecia, no solo ser un fiel aliado o ser un “hermano menor”.
La arepa conquistará al mundo, pero los venezolanos dilapidamos una fortuna y no hemos conquistado al país. “Shame on us”, es lo real, así duela o no guste. No estamos a la altura. Es la verdad. Guyana no nos ve con respeto. Creo que pocos países lo hacen. Ese es el problema. Si el ejecutivo anula a la oposición, ese problema se profundiza. Luego, no habrá “modelo chino con las particularidades de Venezuela”. Entonces, debe tener algún canal con la oposición si el gobierno quiere tener éxito en su modelo de desarrollo o dar la pelea en la CIJ.
Salvo que Maduro quiera seguir como jefe de una facción -en este sentido el “escenario Nicaragua” es acertado- debe abrir el juego político porque las necesidades de Venezuela son mayores que las de Nicaragua. Se recuerda que nuestro país tuvo un PIB de cerca de 400 mil millones de dólares. Es el tamaño de sus necesidades y hoy son más. Ya no es suficiente con emprendimientos. Aunque vengan de gobiernos autoritarios, los inversionistas de China y Turquía -los últimos estuvieron en el programa de Maduro del 25-9-23- quieren seguridad jurídica y contrapartes serias. No quieren a “vivos de caiga quien caiga” (por eso el gobierno los golpeó). Lograr un país más o menos serio, aunque sea en lo básico, pasa por una interlocución gobierno-oposición (la de la plataforma unitaria o la de los candidatos que van a la primaria de la plataforma).
Destrozar a las primarias como pudo ser su intención original, hoy el gobierno lo ve contraproducente ¿Cómo va a ir a la CIJ con una oposición destrozada? No va a ganar así lleve a lo mejores juristas. A lo mejor su orgullo no se lo permite y prefiere “morir con las botas puestas”. Mejor dicho, “morir con los desastres puestos”. Probablemente el gobierno no quiera eso -tener una oposición de verdad- aunque pueda sentirlo, pero políticamente será perjudicial ¿Cómo traerá inversiones así, aunque sean de sus aliados? Puede ser la paz autoritaria, pero no cualquier paz autoritaria. Debe ser una con interlocución política. Es el dilema para el chavismo o su “conundrum”.
Son temas gruesos que requieren de alguna comunicación con el mundo no chavista. Tal vez al final no se de un apoyo, no pase nada con el CNE, suceda lo de siempre -un amago que busca darle canal al conflicto civil venezolano, que es destrozado por cómodos en redes sociales que en la noche irán a una rumbita o concierto- pero el cansancio y el desgaste que hay en Venezuela obligan a explorar una cierta comunicación pugnaz. Al hacer esa oferta a la comisión de primarias -extemporánea, ciertamente- y al asistir la comisión al CNE, la pugnacidad gobierno-oposición definió otro espacio para tramitarla, al lado de los que ya se crean (la Cruz Roja, por ejemplo). El tema del Esequibo puede generar otro espacio. Lo analizaré en mi artículo para El Cooperante.
Seguramente este no es “el mejor CNE de los últimos 20 años” ni el de más glamour -creo que fue el de 2021- pero puede ser el CNE más funcional hasta los momentos. Porque estamos agotados como país, porque la experiencia previa sugiere que se necesita otra manera de llevar el conflicto, porque hay temas gruesos que lo ameritan, pero puede ser un CNE que cumpla medianamente con sus tareas en una realidad distinta al CNE de Tibisay Lucena, aunque sea el espíritu que llevó al chavismo a cambiarlo en junio de 2023. A lo mejor de este CNE del que se espera poco, a lo mejor es el que dará más de lo que se espera.
Quien sabe. A lo mejor en unos meses, escribo otro artículo para decir que en el texto de septiembre me equivoqué. Ojalá no. Pero lo diré si pasa. No voy a culpar a terceros de mis errores. Los destaco y los tomo para mi, que es parte de la deontología del análisis y de los criticados “analistas”.
Nota bene: muchas cosas me distancian de la oposición “de la presión y el quiebre”, que es la que dominó a la oposición hasta 2021. Hoy pretende dominar con las “narrativas María Corina-centristas” en una lógica muy 2018: si no las repites, juegas “con la dictadura”.
El chantaje de siempre. La diferencia ahora es que el chantaje viene de un periodismo y politología de gente muy respetable. De “firmas” insospechadas aunque se les nota. Más honesto es decir que se sienten cercanos a esa estrategia y dejar el juego de la “objetividad” y “no soy activista”. Escribir un “¿Por qué apoyo a María Corina?”.
Me separó su estrategia insurreccional que fracasó. Los costos nos toca pagarlos a todos. Mi visión de 2014 o 2017 no es igual a la de esa oposición. Por eso no vi “Simón”. El Estado es responsable por la agresión a sus ciudadanos, sí. Por eso la CPI lo investiga. Hasta aquí puede haber acuerdo. La ruptura viene cuando mi postura no excusa a la oposición de la violencia política que vivió Venezuela. Las protestas de 2014 o 2017 no son las inocentes que hoy construye “la narrativa”. No fue por falta de gas o agua que se protestó. Se manifestó para producir una ruptura, la “explosión” y, luego, el “pronunciamiento” desde Fuerte Tiuna para el “quiebre de la coalición dominante” porque ”sin quiebre no ha transición”. Que los promotores no lo asuman porque la estrategia fracasó -la “derrota es huérfana”, aunque la apuesta ahora es para 2024- y porque tienen miedo -el “miedo es libre”- es otro asunto.
Este comentario para señalar que se informó que un estudiante de la UCV fue detenido y torturado. Con daños irreversibles. Hasta el momento, no he leído alguna acción de la fiscalía para indagar. El silencio. No aspiro ni quiero ver a Maduro, a Cabello, o a Rodríguez u otro chavista con “bragas naranjas” en la fantasía de venganza. No aspiro a un “1985”. No tenemos nivel para eso. No sé si más adelante lo tengamos. Sí aspiro a ver a los esbirros en testimonios tipo JEP de Colombia frente al país, al relatar los suplicios que causaron en las ergástulas chavistas. Sí aspiro a derrotar al gobierno en una elección, entre otras cosas, como rechazo a su represión. Demando de la fiscalía una acción para indagar estas denuncias y, de ser ciertas, las acciones correspondientes contra los responsables, la sanción política al gobierno, la libertad y reparación del joven, y la memoria y relato de la tortura para vernos en ese espejo y ver si es posible el “nunca más”.
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