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Investigación

Crueldad en códigos carcelarios: cuando la opción de un preso es matar o morir

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Caracas, 11 de octubre. - Las cárceles venezolanas están plagadas de miseria, impunidad y perversidad, y a esto se le suma que cuentan con su propia ley, que el que no la acata cuando ingresa corre el riesgo, dependiendo del caso, de ser violado, asesinado y descuartizado.

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Cuando alguien nuevo llega a las cárceles lo primero que deben saber son las normas que imponen los pranes. Son códigos que tienen que cumplir como ley de vida. Los violadores, pederastas, casos de infanticidio, feminicidio o los “emproblemados” (que llegan con graves problemas de la calle) todavía siguen siendo los indeseables y a los que le aplican la ley de la cárcel de la forma más perversa.

En estos recintos manda el pran (líder negativo que mantiene el control de un penal) que cuenta con sus luceros o gariteros (discípulos). Ellos deciden quienes viven o mueren y odian a toda costa a aquellos que atentan contra mujeres y niños. Son sentenciados a los más crueles desenlaces. El terreno de dominio de cada quien se respeta. Si un recluso deambula por un espacio ajeno debe pagar una “causa” (lo que el preso cancela periódicamente al pran y sus luceros por vivir en ciertas zonas y disfrutar de algunos privilegios) y si no lo hace, paga con su muerte o debe pelear para ganarse el respeto o la libertad para merodear por las zonas que desee.

Foto: Sebastián Liste

Un preso, quien prefirió no identificarse, que cumple condena de ocho años por asalto a mano armada y que pasó por varios penales como el Centro Penitenciario de Aragua, la cárcel de Tocuyito, la prisión de Sabaneta, la cárcel de Santa Ana (Táchira), La Pica (Monagas) y el Internado Judicial Los Pinos, conoce a profundidad el “infierno” de las cárceles venezolanas.

Contó a El Cooperante que en una oportunidad dentro de una de estas prisiones tuvo que pelear a muerte para no dejarse “amilanar” (que quiere decir atemorizarte o someterte). “Normalmente estas peleas son con cuchillos y machetes y es a muerte, porque es tu vida o la de él. En una oportunidad le propine 14 machetazos a un sujeto porque había violado a una muchacha con un palo”, contó.

Foto: Sebastián Liste

Existen también códigos o normas durante las visitas. “El preso que se mete con la visita de otro recluso genera un lío. Así como que ninguno puede andar en camisetas durante las visitas, porque eso significaría faltar el respeto y le va a ir muy mal”, reveló el recluso.

Los violadores, pederastas, infanticidio y feminicidio

Aquellas personas que llegan a una cárcel por casos de violación, pederastas, infanticidio y feminicidio todavía en estos tiempos llevan la peor parte. A los violadores cuando pisan un recinto carcelario los atacan despiadadamente con chuzos (una especie de puñal que realizan los reclusos), cabillas, y los descuartizan.

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“Cuando estaba activa la PGV (Penitenciaria General de Venezuela de San Juan de Los Morros) los líderes negativos tenían un cochino (animal) al que le llamaban “Poncho”. Estos líderes cuando llegaban violadores u otros, los mataban, descuartizaban y luego dejaban que este animal se comiera los pedazos, para que los guardias no se enteraran de que habían asesinado a alguien. Ese animal parecía un monstruo de lo gordo que estaba por comer carne humana”, desveló el informante.

Foto: Sebastián Liste

A los casos de infanticidio también le aplican la misma ley, dependiendo si es culpable o no. “En una oportunidad logré conocer que una mujer llegó por infanticidio a un penal, debido a que su hijo de tres años murió tras caer en un tobo de agua, y las reclusas que estaban con ella querían matarla, pero ella pasó por nuestro tribunal de la cárcel (los líderes negativos o demás reclusos conversan con los presos nuevos y les dicen que les cuenten su historia para saber si son culpables o no) y le perdonaron la vida", narró.

A los médicos que ingresan a los penales del país por mala praxis, dependiendo del caso, los atacan a puñaladas, les aplican un psicoterror y los roban. También se registró un caso de unos secuestradores que fueron asesinados sin piedad en la cárcel de Tocuyito. “Eran dos sujetos y una fémina, estos cayeron presos en ese penal por secuestrar a un joven, quien era sobrino de un recluso que estaba en esa misma prisión. A los dos hombres los mataron a cuchilladas y a la muchacha tuvieron que trasladarla a otro sitio, porque si no la iban a asesinar”, relató el preso.

“Los desechos”

En los penales del país todos los reclusos deben cancelar a los pranes la causa. Aquellos que no la pagan son llamados “Los Desechos” y son condenados a vivir en el abandono y aislamiento. Estos privados de libertad son obligados a aislarse en otra celda. Les prohíben alimentarse y bañarse, por lo que padecen de todo tipo de enfermedades y mueren tras las rejas. “Los ponen a pasar trabajo, no pueden comer ni bañarse, en una oportunidad a uno de estos reclusos le salió gusanos en la cabeza”, contó la fuente.

Foto: Sebastián Liste

Los regionalismos en las cárceles

Existen regionalismos (tipo de código) en ciertas cárceles de Venezuela, entre ellas la de Tocuyito, donde los reclusos provenientes de otros estados también tienen sus reglas carcelarias. Por ejemplo, si un preso de Caracas se mete con uno de Maracaibo termina en problemas. “Entre presos de un mismo estado se defienden y no dejan que reos de otras regiones se metan con ellos. Logré conocer que se presentó un lío cuando una Guajira se quería comer viva a una caraqueña, porque tenían problemas”, dio a conocer el recluso.

“El que entra a una cárcel sabe que es un infierno. Sabes que te espera lo peor, es estar muerto en vida. Los que estamos en la cárcel somos el basurero de la sociedad”, manifestó el preso. En las prisiones los pranes cuentan con espacios, a donde no todos pueden entrar, solo sus luceros. En esos lugares cuentan con comodidades y beneficios, como con televisores pantalla plana, aires acondicionados, discotecas, espacios de motocross, piscinas, tiendas, entre otros.

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También en los penales están los espacios de los evangélicos, a donde acuden todos aquellos reclusos que quieren salvarse de una muerte segura, por estar “emproblemados”, ser violadores o simplemente necesitan un lugar, donde los protejan. Allí deben cumplir con ciertas normas como usar camisas manga corta, pantalones de vestir, tener en sus manos siempre una biblia, realizar las oraciones desde las 4:00 o 5:00 de la mañana y limpiar los pabellones. 

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