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La Lupa

Conspiraciones en la Fuerza Armada: ¿qué pasa en la institución?

Este artículo cierra los textos acerca de las “5 conspiraciones” que inicié el lunes 5 de febrero. En el primero abordé la hipótesis que las FAN reescriben su identidad y eso produce cohesión. Pero hay conspiraciones. No una, sino cinco, avisadas por el presidente y la fiscalía. Este artículo cuestiona el artículo del 5 de febrero ¿Por qué hay conspiraciones? Ofrezco una visión muy general sobre las conspiraciones en Venezuela. Que sean constantes en el tiempo durante el gobierno de Maduro y los involucrados no sean pocos, es porque hay un mar de fondo. Un descontento con el ejecutivo, sus políticas y, principalmente, porque no hay perspectivas para el cambio. No van a tumbarlo -ni lo espero ni lo deseo- pero serán “conspiraciones crónicas” porque mientras no ocurra una alternancia en el país, los motivos para conspirar seguirán.

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Este artículo es la continuación del trabajo publicado por El Cooperante el lunes pasado. Solo que lo cuestiona. Es la otra cara. Es la interpelación. Es la crítica.

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El lunes pasado, la hipótesis -es mi hipótesis de trabajo, “por defecto” como se puede leer en mis trabajos sobre el tema- fue que las FAN reescriben su historia y que, al hacerlo, la cohesión interna debe ser más fuerte. Luego, el espacio para conspirar debe ser menor o inexistente. Como ejemplo de esa reescritura de su identidad, comenté el traslado al Panteón del general Domingo Sifontes que fue el 9-1-24 y cómo abona a lo central de esa identidad: el vínculo entre el Ejército Libertador y el ejército del presente es sin solución de continuidad, para crear un nexo sólido dentro de las FAN. El “¿qué somos?” con proyección en la historia. 

Planteamiento atrevido cuando en el mundo civil esa continuidad no existe porque fue rota no solo por el licenciamiento de ese ejército -circa 1836- sino porque la dictadura gomecista fue la que dio forma al ejército moderno. Es decir, una no democracia hizo un ejército que proclama ser “forjador de libertades” lo que, para este enfoque aceptado en el mundo civil venezolano, es un oxímoron.

En mi caso, soy de la hipótesis que sí hay continuidad. Quizás en el mundo militar esto no es problema como es para el mundo civil, el que tiene que defender a la democracia de 1958 ante los ataques de los “nuevos autoritarios”, quienes reivindican sistemas de ese tipo para explicar la situación actual de Venezuela luego de 25 años de gobiernos chavistas. Por supuesto, se favorecen autoritarismos “cool” como el de El Salvador, aunque nuestro carácter conservador como sociedad seguramente se decantará por un “autoritarismo clásico” si aparece (aunque ya existe, solo que proclama ser de izquierda y hoy nadie es o fue de izquierda, a pesar del pasado ñángara de no pocos).

Pero las “5 conspiraciones” retan mi hipótesis de la identidad de las FAN que se reescribe. De acuerdo al ministerio de la Defensa, 33 militares fueron degradados y expulsados de las FAN por estas conspiraciones.

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El 7-2-24 a las 2:30pm. revisé la web del TSJ y la del servicio de Gaceta Oficial. En la última, con la palabra “degradar” en el buscador, y aparecen 13 registros entre 2016 y 2019. Al menos en mi revisión, en gaceta no están los últimos expulsados. 

El día 5-2-24 Ultimas Noticias informó que fueron detenidos 5 militares vinculados a las “5 conspiraciones” cuando buscaban salir a Colombia. La cifra de involucrados, entonces, se elevó a 38 profesionales, entre activos y retirados.

Este artículo revisa la hipótesis contraria, la “hipótesis nula” ¿Por qué hay conspiraciones? Son un cuarto de siglo de gobiernos del chavismo, con conspiraciones constantes.

Con Chávez, el pico fue entre 2001 y 2002, con coletazos digamos hasta 2004, cuando se anunció el “plan Sucre” para la institución. Con Maduro, prácticamente desde 2014 de manera constante todos o casi todos los años ¿Cómo explicar esta situación dentro de las FAN?

Como escribí en el artículo del lunes pasado, no es que descartara conspiraciones, pero no las esperaba con esa cantidad de involucrados, aunque la morfología de la conspiración durante el gobierno de Maduro no ha cambiado si se comparan las de 2018 con las de 2023.

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Sin embargo, las conspiraciones de 2023 son diferentes. Tienen un no sé qué que las hace distintas a las que Maduro ha vivido desde 2013.

Lo primero que llamó la atención a mi análisis es la cantidad de implicados militares en las últimas. La cifra comenzó en 18 y el día 24-1-24 se avisó que fueron expulsados 33 uniformados, entre activos y retirados. El 5 de febrero, se informó la captura de cinco militares más. 

Es una cifra importante, aunque no es la primera vez. En las presidenciales de 2018, 38 detenidos, en agosto de ese año cuando ocurrió el atentado contra Maduro, 14 presos, y en enero de 2019, 27 detenidos dos días antes que el interinato se oficializara el 23-1-19.

De acuerdo a mis archivos sobre las FAN en el tema de la disciplina militar, solo en 2019, de la institución fueron expulsados cerca de 235 profesionales.

Varios de los detenidos en las “5 conspiraciones” son oficiales recientemente ascendidos -dicho por el presidente Maduro- y estuvieron en puestos de confianza como el batallón O’Leary en Caracas. Varios son graduados durante la época de Chávez en la academia -en los 80- o ascendidos por el comandante.

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En el caso de Rocío San Miguel, por ejemplo, uno de los detenidos y cuyo paradero se desconoce, el coronel Alejandro González de Canales, oficial de la aviación, durante Chávez fue jefe del programa para los aviones de China K8W los que llegaron al país en marzo de 2010. Para ese entonces, el coronel González hablaba como militar “bolivariano, revolucionario y antiimperialista”.

Es decir, son militares que parecen o vienen de ser “revolucionarios”. Lo interesante es qué tan profundo llegaron dentro de las FAN. Uno de los detenidos fue parte de la Guardia de Honor, unidad que cuida al presidente, y la acusación señala que planeaba un secuestro de Maduro y de ministros en La Viñeta.

Lo que quiero afirmar no es tanto que hay una grieta en la institución -son conspiraciones individuales, no de unidades, y el plan era robar armas de unidades para alzarlas- pero es evidente que existe un descontento dentro de la milicia que se mantiene en el tiempo.

Lo que destaca es que en 2024 son 33 militares (38 con los nuevos detenidos) y Maduro va para su año 11 en el poder. Es decir, no deberían suceder ¿Qué pasa, entonces?

A diferencia de otras conspiraciones en donde los militares eran degradados en gaceta oficial, en esta ocasión se hizo un acto para mostrar la política de “tolerancia cero” dentro de las FAN. Los “casos ejemplarizantes” para los integrantes de la institución. La vergüenza de ser degradado y expulsado en frente de los compañeros, para luego seguir detenido, olvidado, y en juicio. Mostrar esto al personal por si hay militares que en lo individual todavía conspiran. Fueron degradados 33 militares, que no es una baja cifra.

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Padrino López habló en ese acto de expulsión que fue el 23-1-24. El ministro de la Defensa entre molesto, decepcionado, y sorprendido. Expresó que ese día se retiraría a su oficina a “reflexionar”. De manera elegante reclamó a los jefes militares que no hubieran notado la actividad de los expulsados. Sentenció que “no quiero más traidores”.

Para el general -explica su reacción- es que quien se mantiene en las FAN es porque asume la situación del país. Y “asumir la situación” es internalizar el efecto del conflicto político y de las sanciones en la institución. Sin dar detalles, Padrino dejó ver que el momento de las FAN es complicado en términos de salarios y operacional. La lógica del general es que “quien sigue aquí, es porque sabe la situación, entonces, para qué conspira, mejor váyase”. Afirmó que, efectivamente, personal se fue “vía deserciones y otros por la vía legal, al pedir su baja”. Para el ministro quien siga en las FAN tiene que comprender que pasan roncha y no hay espacio para conspirar sino para ser leal a la institución. De aquí la sorpresa porque las conspiraciones sigan. 

Voy a comparar con otros momentos de la historia de Venezuela, de manera muy básica para tratar de ubicar las conspiraciones durante el gobierno de Maduro. No es nada profunda la comparación y se hace para esbozar algo como una “aproximación básica a una teoría sobre las conspiraciones militares en Venezuela”.

Gómez tomó el poder en 1908 y tuvo un intento importante en 1928, el del 7 de abril que fue militar con la participación de civiles. Es decir, 20 años después de “agarrar el coroto”.

La democracia nacida en 1958 tuvo conflictos políticos hasta las elecciones de 1968 porque el bipartidismo hizo su entrada con las presidenciales de 1973. Salvo el ejemplo de Gómez, son 10 años con Puntofijo -la misma medida con Maduro- de conflicto político y eventuales conspiraciones.

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Desde esta perspectiva, no debería extrañar que el gobierno de Maduro todavía tenga conspiraciones a sus 10 años. Punto Fijo las tuvo. Pero sí, no son lo mismo. Son formas de gobierno y sistemas políticos diferentes. Punto Fijo fue una democracia liberal con alternancia. El chavismo es una democracia de corte popular -la inclusión de grupos sociales a través del Estado- sin pesos ni contrapesos. No acepta la alternancia. De aquí su autoritarismo.

Más bien, en el chavismo no deberían existir conspiraciones si se recuerda el proceso de purgas y re-purgas dentro de la institución desde las separaciones dentro de las FAN a raíz de plaza Altamira en 2002. Lo anterior sin incluir la ideologización dentro de la milicia a partir de 2004. A pesar de todo lo anterior, todavía existen redes para conspirar. 

El descontento militar para conspirar es una constante en la historia de Venezuela y podemos hablar de dos tipos de descontento, de modo general.

El descontento militar que produce un sistema que se consolida, como puede ser la etapa de las insurrecciones al comienzo de la democracia en 1958 con los coletazos hasta el bipartidismo que nace en las presidenciales de 1973, aunque quedó la “guerrilla dormida” que se articuló alrededor de Chávez luego de 1992.

El segundo tipo es el descontento militar cuando un sistema se agota que puede ser el caso de Gómez en 1928, el sistema político neopositivista en 1945, Pérez Jiménez en 1958, o la democracia liberal venezolana en 1992.

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Una excepción es el 24 de noviembre de 1948. No fue ni agotamiento ni consolidación, sino crisis del sistema que no pudo conciliar la visión civil con la visión militar. La rigidez civil y el pretorianismo chocaron, lo que se tradujo en la caída de Gallegos.

La institución responde a las dinámicas de la lucha política -de aquí nuestra cultura para conspirar y que pone en los militares la “capacidad para resolver” el conflicto político que los civiles crean y enredan- para ajustarse a un nuevo sistema o para rebelarse. 

En el caso de Maduro, la clasificación en uno de estos dos tipos básicos de descontento militar es complicada desde el punto de vista teórico y práctico. No solo porque analizar el momento político se hace con alta incertidumbre sino por la reacción en la opinión pública de la oposición y también la del gobierno -aunque en menor medida- no será buena en función de la respuesta.

A riesgo de la crítica dentro de la oposición, mi análisis apunta a que las conspiraciones durante el gobierno de Maduro son del primer tipo. Es decir, un descontento que es un indicador de la consolidación de un sistema político. En este caso, el chavista. Las conspiraciones no sugieren que Maduro se va, sino que se consolida junto al sistema político chavista. Las conspiraciones lo que muestran es que la institución se ajusta a este sistema político. Salen los que no lo aceptan, sea al desertar o abandonar su puesto, pedir la baja, o conspirar.

La razón de mi clasificación para el ejecutivo de Maduro es que el descontento que conspira es individual, no organizacional. Son personas, no unidades militares las que se rebelan como fue el caso en 1992 o 1958.

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Lo anterior no niega que haya descontento -existe y debe ser alto por la cantidad de involucrados en las conspiraciones en el tiempo- pero que la institución se mantenga cohesionada hasta el momento sugiere que apuesta a un sistema político. En este caso, al chavista. Hasta ahora, la “hipótesis Luis Herrera” de “los militares son leales hasta que se alzan” es refutada. No es válida en este momento porque lo que hay son conspiradores, no alzamientos orgánicos dentro de la institución. Son más “tirar la parada” para ver si se produce el “quiebre militar” o que unidades se levanten, pero eso no ha sucedido.

En este sentido, hay una constante de las FAN en la defensa de unas instituciones, salvo excepciones como fue en 1958, pero el 23 de enero no el 1 de enero, aunque esta fecha marcó el reloj para la salida de la dictadura del Nuevo Ideal Nacional, pero ese día, sostuvieron a Pérez Jiménez.  

Lo anterior es un punto importante para retener: con el presidente Maduro, las conspiraciones no son orgánicas son individuales, pero buscan ser orgánicas, aunque no concretan. Son constantes en su gobierno, pero no pasan de ser tipo “tirar una parada”. Lo anterior no las hace menos relevantes, pero al no pasar de este nivel de “tirar la parada”, muestran que las FAN están cohesionadas. Hasta ahora han resistido estas conspiraciones y la salida de personal militar, aunque a un costo alto en términos operacionales, de personal, y de calidad de vida para la “familia militar” que es lo que el general en jefe dejó ver en sus palabras durante el acto para expulsar a los profesionales que conspiraron. 

En este sentido mi hipótesis puede tener respaldo, pero no totalmente. Hay cohesión, probada. La parte que no tiene respaldo es en la que hay un “descontento crónico” que es lo que no vi en años recientes. Mi enfoque fue muy formal e institucional, pero es evidente para la cantidad de conspiradores detenidos, que hay un mar de fondo agrio dentro de la institución, por muchas razones.

De acuerdo a los videos mostrados por las autoridades, los conspiradores asumen que el “chavismo es la encarnación del mal”, la “maldad visible”. Por eso conspiran. Pero el descontento -que es distinto a conspirar, aunque nace del descontento que se convierte en “murmuraciones”- tiene muchas raíces.

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La situación que dejó ver el ministro Padrino López de limitaciones operacionales y en la calidad de vida dentro de las FAN es una importante. Se recuerdan videos de profesionales en el que afirmaron ver con dolor cómo se va el personal de las FAN. Uno muy famoso que rodó en redes sociales fue el del capitán Durán Guerrero con fecha 14-3-23, cuando intervino frente al comandante general de la fuerza.

Hay otro motivo más cercano a la hipótesis del artículo del lunes pasado: la factura que llega por hacer de la institución una de un partido o, al menos, que maneje su lenguaje como se vio en un penoso episodio ocurrido en Petare el 4-2-24.

Un grupo de choque del gobierno cerró la redoma de la popular zona porque la policía municipal detuvo a personas de este grupo señalados de cometer un robo. Como es usual, desde arriba se bajó la orden y fueron liberados para mantener la “unión cívico militar” necesaria para un gobierno que tiene la paranoia de ser derrocado. Esto de por sí ya es penoso y grave -ya nadie habla del caso- pero salió un video de un oficial en el que habla con el grupo. Entre otras cosas, afirmó que “a los escuálidos hay que apartarlos”.

Grave afirmación de un militar porque asume partido. Al final del video los “grandes aplausos” que imagino asegurarán el ascenso. No debería ascender sino, más bien, abrirle un proceso disciplinario.

Es probable que militares de carrera no quieran ser activistas políticos y eso alimenta un descontento que puede terminar en abandonar el puesto, pedir la baja, o conspirar. Los esfuerzos de las FAN para mostrar una cara profesional que vienen desde 2022, se cayeron con este video. Más bien, lo que comunica es que hay al menos “dos FAN”. Una profesional y una partidista.

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En la rueda de prensa para hablar sobre las conspiraciones que Jorge Rodríguez ofreció el 25-1-24, el presidente del parlamento señaló que los conspiradores de 2024 fueron reclutados desde afuera entre los años 2019 y 2021.

Así las cosas, tal vez entramos en una etapa de “oposiciones gomecistas”, no “la cubanización de la oposición”, de la que escribí en 2023 para El Cooperante. Tal vez la referencia no es Cuba sino la Venezuela de Gómez.

Cuando hablo de “oposiciones gomecistas” me refiero a sectores que quieren tumbar a Maduro, pero desde afuera de Venezuela, como se buscó hacer con “el benemérito” (la más conocida fue la “expedición del Falke” en agosto de 1929).

Efectivamente, la “oposición gomecista contemporánea” comenzó en 2019 cuando hubo iniciativas desde Colombia. Por ejemplo, el intento de entrar al país en febrero de ese año y luego en 2020 con la “operación Gedeón”.

La novedad ahora es que pueden ser esfuerzos más estructurados. No hay fuerza interna ni política ni militar para derrocar al ejecutivo, y desde afuera se captan militares descontentos para armar una conspiración y “tirar la parada”. La pieza que faltaría es ¿quiénes son los ideólogos? No parecen gobiernos extranjeros como señala el gobierno de Maduro, pero en el mundo del poder nada se descarta.

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Las “5 conspiraciones” puede ser la primera “conspiración gomecista”. Es decir, las anteriores eran hechas desde Venezuela. En las “5 conspiraciones”, algunos de los señalados estaban afuera. Se planifican en el exterior, consiguen personas adentro de las FAN que están descontentas, y planifican un “tirar la parada” en la esperanza que, si tiene éxito, unidades se sumarán. Esa fue la lógica del 30-4-2019 que fracasó.

El gobierno tiene que evaluar con cuidado las conspiraciones, más allá de su paranoia y del necesario rechazo a las mismas. Principalmente porque duran en el tiempo. No porque vayan a tumbar a Maduro sino porque las conspiraciones pueden ser una señal del hartazgo con el chavismo, con su tipo de gestión y con la no perspectiva de un cambio político. El tema de la sucesión y de la alternancia es un catalizador para el descontento militar (menos con Gómez y el intento de Eustoquio; más visible en 1957 con Pérez Jiménez). El ejecutivo debe tomar nota de esto. Mientras no lo aborde, las conspiraciones seguirán.

Algo hay a 10 años del gobierno de Maduro que se manifiesta dentro de las FAN: un cansancio, agotamiento, rechazo, también puede ser un acomodo interno en las FAN. Los que se quedan están comprometidos firmemente con “el proceso”. La crisis a partir de 2015 pudo generar unas FAN más compactas y más cohesionadas. Salen los que no se ajustan a esta idea -el equivalente militar a la “diáspora civil”- pero un grado de descontento en el personal de uniforme, existe.

Al no haber canales internos para lograr un cambio político -la alternancia- se abre la ventana a la violencia política que es atizada por el conflicto político civil que ya tiene décadas.

Por lo anterior, la tesis que el sistema político chavista se consolida, pero con un descontento crónico que se manifiesta con planes de violencia política que no se pueden descartar que ocurran en el futuro, tengan éxito o sean abortados.

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Es la cara relacionada a la “gestión” de gobierno que las “5 conspiraciones” dejan ver. No solo en términos de políticas públicas sino como perspectiva de no cambio político. El cansancio por malos servicios, por una mala vida, aunque se lleve, se catalizó en personas que se pusieron a conspirar, sujetos que vienen del chavismo o lo aceptaron en algún momento, pero hoy lo ven como la “encarnación del mal” o “la maldad” en concreto.

Notas bene:

Nota uno: grupos de choque del gobierno agredieron a personas y activistas de Vente en una actividad de María Corina Machado en Charallave el 8-2-24. No me voy a quedar que si “condeno”, “rechazo”, que “si están asustados”, “le temen a lo que puede ganarle”, etc, expresiones del fracaso. La impotencia de quien no puede hacer algo, aunque dijo que haría (la promesa del “desafío”). El mismo guion. Por supuesto, da coraje e indigna ver cómo se agrede al usar el poder del Estado porque es impunidad, como se vio en el caso de Petare comentado en el artículo.

El fin de semana del 4 de febrero, una diputada de AD-TSJ, Anyelith Tamayo, fue golpeada durante una visita en El Valle. En la sesión de la AN del 6-2-24 el presidente del parlamento rechazó los ataques.

En la rueda de prensa del 25-1-24 Jorge Rodríguez comentó que el presidente  Maduro no puede hacer giras porque su seguridad está amenazada para justificar el “elecciones libres…sin sanciones” (estoy de acuerdo con esto, de paso) ¿Hará el mismo comentario con la agresión al acto de Machado?

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Al menos desde 2006, en cada elección presidencial el gobierno aplica algo como una “intimidación de baja intensidad” porque es constante y busca producir miedo. En septiembre de 2006, Rosales fue atacado en Catia. Días antes, en Vargas (Machado también durante la campaña para la primaria). Con los grupos de choque se comunica zozobra. Que no se puede hacer nada. Mostrar la violencia para decir que solo el chavismo garantiza la estabilidad, que suena contradictorio porque son sus grupos de choque los que la promueven.

Decirle al chavismo que no haga cosas así es tonto. Intimida porque puede. Porque se sabe impune. Porque no es valiente. Más bien, la respuesta la tiene que dar la oposición en términos de articularse que es lo que no veo con la campaña de Machado, que hoy parece que repetirá -con el aplauso de sus sobadores y el silencio de los sensatos como en el pasado, hasta que sea tarde y hablen- algo como un 2018 en un 2024. Pero esto será para el artículo de la semana que viene en El Cooperante.

Es hora que la fiscalía actúe como corresponde cuando le interesa un caso, y que los diputados que están en la AN hagan un poco más de ruido para exigir investigaciones y sanciones a los grupos de choque. Una de las agredidas es de sus filas. Es mejor ponerse rojo una vez y no morao varias veces.

Nota dos: vi la entrevista que César Miguel Rondón hizo a la tía de la hija de Rocío San Miguel y hermana de su antiguo esposo, oficial de la aviación. La entrevista fue el 12-2-24.

La conversa deja mucho para el análisis. Incluso, cosas polémicas o muy delicadas, que me reservo. Pero lo que destaco para esta nota es que la mamá -San Miguel- es detenida y la hija la dejan allí, a su riesgo. Nada que si venga para la oficina para que llame a un familiar para que la busque o le traiga ropa a su mamá. O a la hija -que debe ser mayor de edad- puede quedarse en la oficina administrativa del aeropuerto hasta que la busquen. Solo le dijeron que su mamá está detenida. Eso. Igualmente, la detienen el sábado al buscar la maleta con la que viajarían. Similar con una tía de la hija la que por el parlante se identificó como familiar. Capturada en el aeropuerto y llevada al famoso cuartico oscuro para el miedo y “ablandar” para “cantar”. Nada de, por favor, si puede venir a la oficina. Su familiar X está detenido, queremos preguntar Y. Nada. La familiar entrevistada solo destacó las boinas rojas de quienes hicieron las capturas. Pedir amabilidad a un sistema autoritario es tonto, pero el recuento del familiar del exesposo de San Miguel, me hizo recordar la anécdota de Pedro Estrada con Frankenstein y la Seguridad Nacional.

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