De cómo Delcy Rodríguez se estrenó en el poder humillando a Rafael Ramírez

Caracas.- Pdvsa fue el motor para la política de Hugo Chávez. A la estatal la utilizaron como caja chica. El jefe era Rafael Ramírez. Y si era el jefe de la gallina de los huevos de oro, tenía poder. Pertenecía a la cúpula. Pero a la de Hugo Chávez. Al llegar Nicolás Maduro, la cúpula era otra. Delcy Rodríguez, Jorge Rodríguez y Tareck El Aissami. Músculo financiero y político. El único que se salvó de la cúpula anterior fue Diosdado Cabello. Músculo partidista, en teoría. Entendió que su mejor jugada posible era no enfrentarse directamente a Maduro.

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Pero Ramírez sí se enfrentó. Desde siempre. Y en una entrevista ofrecida a Noticiero Digital, deslizó un detalle importante. El detalle de cómo Delcy Rodríguez se estrenó en el poder, como jefa de la cúpula. Todo arranca con el plan económico que presentó Ramírez a Maduro y que fue rechazado bajo el argumento de que el mismo era demasiado reformista; es decir, que se divorciaba de los principios de Hugo Chávez.

Entonces, según Ramírez, al ser rechazado su plan, lo mandan al exterior. A la ONU. Bien lejos. El mensaje político estaba más que claro. Ese mensaje lo entendió cuando Maduro anunció la nueva posición que ocuparía en cadena nacional. Fue el rostro de quien sospecha, le llegó su hora. Efectivamente le llegó. Y Ramírez narra al detalle lo que le dijo a Delcy Rodríguez cuando ella intentó girarle instrucciones:

Lo que pasa es que estos sabían que yo era yo; a mi he hacía gracia Delcy Rodríguez, por ejemplo, pretendía ser mi jefe; yo le decía, “Delcy, por favor. Si yo fui el que te metí a trabajar a ti hace quince años en el Ministerio del Petróleo, hazme el favor”. O sea, mi jefe fue Chávez. No tengo más jefes. Mi jefe fue Chávez.

Y, en verdad, ahí fue cuando Delcy Rodríguez comenzó a estrenarse en el poder. Tratando de girarle instrucciones a quien fue considerado el zar de la industria petrolera. De humillarlo. Porque aunque Ramírez se negó a acatar órdenes, el hecho mismo de que ella -justamente ella- se le impusiera, debió ser humillante para Ramírez, y en cierto sentido, le anunciaba el final de sus prebendas en el poder. Al final fue purgado.