Discurso del chavismo multiplicó el resentimiento social y creó al nuevo delincuente

Caracas.- Para el sociólogo Illiannock Burgos, el delincuente actual creció con el discurso social de Hugo Chávez, quien en cada alocución exaltaba la necesidad de reivindicar a los pobres. La especialista Huggins Castañeda, por su parte, asegura que el sociópata no tiene límites porque el sistema tampoco los tiene.

El perfil del delincuente venezolano preocupa a los especialistas dedicados al análisis del contexto social.

El delincuente persigue conseguir un beneficio individual, motivado por la necesidad de infundir miedo y ganar poder, sin que en ello influya necesariamente el estrato social.

Para Illiannock Burgos, sociólogo de la Universidad Católica Andrés Bello, el nuevo delincuente tiene características de un sociópata.

"El delincuente no nace, se hace. Ocurre porque conoce el sistema y las debilidades en su estructura, lo cual le favorecen en su accionar delictivo”, explicó en una entrevista concedida a El Cooperante.

Para Burgos, el delincuente actual creció con el discurso social que se gestó con la política del presidente fallecido Hugo Chávez, quien en cada alocución exaltaba la necesidad de dar a los pobres, a los desasistidos, a los excluidos y desplazados por las clases sociales más elevadas.

“Este discurso repetitivo , constante, reforzó el resentimiento de quien no tenía recursos.  Entonces percibió el mensaje presidencial de una forma errada. Ese muchacho sin posibilidades ni medios económicos ni hogar constituido, creyó empoderarse en el barrio, imponiendo la cultura del poder”, sostiene.

El delincuente, dice Burgos, necesita tener el control y hacer daño.

"Es una persona que necesita tener el control, hacer daño a un colectivo y eso solo lo logra quien más tiene poder. Lo vemos en la Cota 905, con el Coqui y el Galvis, en El Valle con el Loco Leo y en Petare con el Wilexis. Tres megabandas que mantienen el control en tres puntos de Caracas”, afirmó.

El concepto

La sociopatía, es catalogada como un trastorno de la personalidad y se conoce como trastorno de la personalidad antisocial.

Las personas con esta condición tienden a mentir, quebrantar las leyes y comportarse de forma impulsiva. No se preocupan por su propia seguridad ni por la de los demás y tienen un comportamiento normal.

La enfemedad se diagnstica en adolescencia o edad adulta, sin embargo las características pueden aparecer desde la niñez.

Pobres y ricos: las mismas características

A diferencia de Burgos, Magally Huggins Castañeda refiere que no solo es delincuente el que nace en el barrio.

“Existen sociópatas de clase media y, aunque pareciera todo, estudios demuestran que el cambio de la personalidad puede darse en el núcleo familiar y la educación recibida”, dijo.

Para ilustrar lo anterior, mencionó el caso de Anthony Padilla, un joven de 23 años de edad quien mató a sus dos hermanos y madre para quedarse con un apartamento.

El hecho se registró el 5 de julio del año 2017 en  el apartamento 306 del bloque 4, ubicado en el sector Manuel González Carvajal (conocido como Los Bloques Grandes) de Caucagüita, municipio Sucre, en el estado Miranda.

“Anthony es el típico ejemplo del sociópata con un patrón general de desprecio por la seguridad y derecho de los demás. Cuando estudié el caso, supe que el joven no era una persona violenta; el sociópata engaña y manipula. Reitero: no es violento”, concluye la psicólogo social y criminóloga.

Para entender la característica del sociópata,  Huggins Castañeda expone que el compoortamient del delincuente se deriva de la estructura social, política y económica.

“El comportamiento del delincuente es producto de la estructura social, política y económica. Este individuo va en contra de la normativa. Sabe que la estructura del Estado es débil y por ende permisiva, y si el Estado mismo quebranta las normas ¿Por qué no él?”, apunta la especialista.

Huggins Castañeda indicó que el delincuente venezolano actúa por las limitaciones que tiene para obtener lo que quiere y  también la desigualdad social que siente.

 “Este individuo rompe los esquemas y modelos de conducta institucionalizados, aquellos que se refieren a las modalidades y medios legítimos para alcanzar las metas sociales. Incurre en delitos porque se siente marginado”.

En este punto coincide con Burgos. “El sociópata no tiene límites porque el sistema tampoco los tiene. Vivimos en un país cuyo gobierno quebranta todo orden legal y constitucional , sin importar el daño que cause al resto de la sociedad”.