Caracas.- La dictadura usurpadora luce encorvada, mirando el suelo, bajo el peso de las derrotas que sufrió el 6 de diciembre, cuando los electores la dejaron en contundente soledad, y el 12 de diciembre, a pesar de los obstáculos y restricciones que hubo, cuando los venezolanos manifestaron su voluntad de despedirla. Dos derrotas que presagian que casi está llegando a la situación en que habrá que pedir su fe de vida para saber que, sólo por sus felonías, todavía existe.
Y el aviso se lo dio quien hasta ahora ha sido alguien que le ha dispensado trato amigo, la Fiscal de la Corte Penal Internacional, Fatou Bensouda, al darle largas a la conclusión de su Informe Preliminar sobre la investigación que adelanta en relación a la situación de los derechos humanos en Venezuela. El pasado lunes 14 de este mes, señaló, como a manera de confirmación, que hay fundamentos razonables para “creer que, al menos desde abril de 1917, autoridades civiles, miembros de las fuerzas armadas e individuos a favor del Gobierno”, han cometido crímenes de lesa humanidad.
