País
El Escudo de Amor de Maduro resultó cómico, frágil y sobre todo bien caro
Caracas.- El «Escudo de Amor» resultó, además de una carcajada colectiva, un fracaso público y notorio de los organismos de seguridad de Miraflores. Lo que demostró que el excesivo gasto en escoltas, agentes cubanos ultrasecretos, armamento sofisticado y los ahora famosos «maletines antibalas» (800 dólares cuesta el modelo más económico y pequeño), significaron un derroche millonario cuando, a la hora de la chiquita, el zaperoco generalizado paralizó al alto poder, tal y como lo reveló hace poco Diosdado Cabello para excusar la ridícula escena.
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Mientras medio país sigue intentando armar el rompecabezas de aquel día, sincronizando videos, entrevistando expertos en drones y explosivos y sacando conclusiones temerarias, todavía quedan algunos entresijos por hurgar en aquella «Batalla Inolvidable» donde lo más grave no fue que los soldados ubicados en la vanguardia corrieran aterrorizados ante la presencia de los drones y sus sonidos, sino que siguen dos preguntas muy importantes y duras golpeando a los entendidos:
¿Quién o quiénes filtraron la información sobre el acto? ¿El día, la hora, los asistentes? Es la pregunta que se hace el Criminólogo- Criminalista y profesor universitario Javier Gorriño, con años de estudio experiencia en el tema:
-Ese tipo de acciones necesita tiempo para llevarse a cabo, para prepararla. Alguien tuvo que dar la información con suficiente antelación, haya sido intencionalmente o no, para que los involucrados se prepararan bien. Compraran lo necesario, practicaran el operativo. Y si bien el C4 no es el único explosivo militar, este o cualquiera otro necesita de un explosivista muy bien entrenado. El C4 es seguro, necesita de una cápsula detonante, pero un kilo de cualquier tipo de explosivo conocido en el mercado, habría hecho mucho más daño.
A esa falla de seguridad en el sector de inteligencia, Gorriño agrega lo que ha sido obvio:
«Cuando corren los soldados, los escoltas protegieron al presidente Nicolas Maduro demasiado tarde y sin coordinación. La velocidad entre el sonido de los explosivos y la protección al mandatario fue excesivamente lenta así como la salida del presidente Maduro de la tarima. Y lo más grave fue que dejaron sin protección a la Primera Dama, que es tan importante como el mandatario.»
Lo segundo que destaca Gorriño, en cuanto a fallas de seguridad, fue la manera en que distintos voceros oficiales se apresuraron a dar la información:
«En las versiones iniciales se habló del tipo de explosivo, el contenido de la carga, etc. Entonces si luego se descubre que realmente fue otro tipo de explosivo y otra carga, la población comenzará a dudar sobre la veracidad de toda la información. Para dar ese tipo de noticias hay que esperar, estar muy seguros de lo que se va a decir, tener toda la certeza sobre el asunto».
La otra pregunta, más difícil de responder aún, es cuánto dinero se perdió ese día. Y aunque ni siquiera el diputado José Guerra, economista y ex presidente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional puede responder con exactitud a cuánto ascendió la cifra otorgada a la seguridad del Presidente de la República en el más reciente Presupuesto «porque aún no han publicado ni siquiera el de 2017», algunas cifras oficiales podrían permitir especular sobre cuanto costó el chasco del 4 de agosto, incluyendo el blindaje portátil que desplegaron tardíamente los nerviosos agentes de seguridad alrededor de la amplia figura del presidente Maduro. Sin mencionar traslados, ropa y lo más caro, comidas y bebidas.
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En Colombia, hay dos empresas encargadas de fabricar ese tipo de maletín blindado: el famoso Miguel Caballero, pionero en la ropa blindada y quien tuvo entre sus más famosos clientes al mismísimo Hugo Chávez. Su empresa, con sucursales en medio planeta, hoy día no solo fabrica ropa sino los famosos maletines que se transforman en cubiertas antibalas para proteger a los personajes VIP. Hasta una sucursal llegó a tener en Caracas, Inversiones Keiko C.A, se llama, pero algunos aseguran que la compra de estos adminículos de seguridad son llevados de Colombia a Panamá y de allí a Cuba para luego ser vendidos al gobierno de Venezuela. El secreto mejor guardado es cuánto paga Venezuela por la presencia de los escoltas cubanos que vimos rodear al presidente, lo más cercanos a su principal anillo de seguridad.
Otra empresa, Bullet Bloker- de origen estadounidense-, también tiene fuerte presencia en Colombia y ofrecen «blindaje portátil personalizado y todo lo relacionado con blindajes fuera de lo común”. Se conoce que el gobierno de Honduras ha sido uno de sus mas leales clientes. Esta marca ofrece cada «blindaje portátil» por 800 dólares cada uno, aunque son más pequeños y complicados que los que vimos protegiendo al mandatario venezolano. «Los de Maduro han sido hechos a su medida», asegura una fuente que prefiere el anonimato. Pero cabe creerle porque la mayoría de los modelos que fabrican, tanto Caballero como Bullet Bloker, no permiten cubrir completamente al «objetivo» del ataque y mucho menos si se tratara de un hombre de la talla y estatura del presidente venezolano.
Y si bien, como aseguró el diputado Guerra, el presupuesto de gastos del gobierno es desconocido, la organización Transparencia Venezuela ha logrado penetrar hasta donde haya sido posible, la caja negra del dinero destinado a mantener al Presidente y su familia sanos y salvos.
Para el año 2015, se destinaron 12,8 millones de dólares al cambio oficial (entonces de 6,30 bolívares), para la “seguridad, custodia y transporte aéreo” del presidente Nicolás Maduro. La cifra, que figuró en la memoria y cuenta que el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, entregó a la Asamblea Nacional, es mucho mayor que los 9 millones de dólares que España destinó ese mismo año para costear los gastos del rey Felipe VI y su familia.
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En ese presupuesto se aclara que la mitad del gasto (6.6 millones de dólares), serán destinados a “la seguridad y protección tanto al ciudadano presidente de la República como a sus familiares directos». Y agrega que en el área del personal contratado para tales fines «se han beneficiado a 63 personas…».
Otros 34 millones fueron usados para garantizar el funcionamiento de la Casa Militar, mientras 6 millones más se destinaron para “la seguridad integral y sistemática” de los Jefes de Estado y de Gobierno que visitaron el país el año pasado». Es decir, un total de 46,8 millones de dólares entre la Seguridad del Presidente y su familia y la Casa Militar.
Y si bien esas cifras pertenecen al año 2015, basta con recordar que el presupuesto de 2017 totalizó 8,48 billones de bolívares, «lo que significó un incremento de 451% frente a 5,64 billones de bolívares de 2016» según documento oficial de Transparencia Venezuela. Porcentaje que podríamos trasladar mecánicamente al aumento en el gasto en la Seguridad del Presidente y su familia, para imaginar cuánto dinero se ha escurrido por las alcantarillas y a la vista de todos, como ocurrió con la Batalla Inolvidable, protagonizada por la incompetencia desatada en plena avenida Bolívar.
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