La Lupa
Elecciones en Barinas: ¿caso de estudio para construir la alternancia?
El domingo 9 de enero se repitieron las elecciones en Barinas. La abstención bajó 6 puntos del 54% en noviembre de 2021 a 48 por ciento, y los que votaron lo hicieron más a favor de la MUD que del GPP. Sergio Garrido ganó con el 55% y Jorge Arreaza logró el 41 por ciento ¿Cómo explicar lo que pasó el 9 de enero? Mi análisis construye lo que llamo “la mesa con 4 patas” para explicar el resultado en Barinas. Las dos “patas” que explican la victoria de la oposición son un liderazgo regional centrado y el deseo de cambio de la población. Las dos “patas” que explican por qué el GPP perdió son la gestión y la pobreza de la población. El ejecutivo reconoció la derrota. Arreaza escribió un tuit relevante en los mismos términos. Si el gobierno y la oposición saben llevar la relación en Barinas, puede ser un importante paso para construir las reglas para las presidenciales de 2024
Caracas.- El día 9-1-22 se repitieron las elecciones en Barinas luego que el TSJ desconociera la victoria de Freddy Superlano sobre Argenis Chávez el día 21-11-21. Superlano ganó con el 37,6% y Chávez Frías sacó el 37,2 por ciento.
Para la repetición, fueron convocados a votar 607.642 electores en 543 centros de votación con 961 mesas. Igualmente, se mostró una fuerza de seguridad de 25 mil personas. A pesar del peculado de uso que el chavismo mostró en esta campaña -que no es nuevo, pero fue excesivo en esta ocasión- al revisar la página web del CNE el día 10-1-22 a las 12:20pm Sergio Garrido obtuvo 174.077 votos que es el 55,3% y Jorge Arreaza alcanzó 129.820 sufragios que representan el 41,2 por ciento. Otros candidatos totalizaron 10.582 votos que significan el 3,36 por ciento. La polarización GPP-MUD sumó 96,5 por ciento. En 2004 la polarización entre el primero y el segundo fue de 90%; en 2008 fue del 94,3%; en 2012 fue del 99,9% y en 2017 llegó al 97,25 por ciento.
La abstención se redujo 6% al pasar del 54% en noviembre de 2021 al 48 por ciento en 2022. La del domingo 9, es la tercera menor abstención desde las elecciones de 2004, solo superada por las elecciones en 2008 (31,46%) y 2017 (37,82%). Lo relevante es que los votantes de Barinas se movilizaron y votaron para una alternancia en el gobierno regional, en manos de la familia Chávez desde noviembre de 1998. Casi un cuarto de siglo.
Si soy honesto, los resultados del domingo 9 me sorprendieron y no me sorprendieron. Si bien pensé que Garrido tenía la primera opción, sencillamente porque en noviembre la tarjeta MUD para el Consejo Legislativo Regional superó a la del GPP, y Garrido estaba en esa tarjeta, tampoco estaba seguro de su victoria. Entre una elección y otra los votantes pueden considerar sus preferencias. Como escribí en un artículo para El Cooperante publicado el día 15-12-21 titulado, “Balance de la oposición: convertir los votos en poder político”, ni Arreaza ni Garrido me parecieron malos candidatos, y agregué en mi artículo que, de votar en Barinas, lo haría por Garrido.
Sí me sorprendió que el gobierno reconociera la derrota. También el tuit de Arreaza. Como escribí en diciembre de 2021, no tengo una mala opinión de él. Me parece alguien muy cerrado y muy ideológico, pero es de los pocos altos chavistas que veo interactuar con el público en tuiter. Incluso con el público no chavista. Es uno de los pocos que se ofrece en casos de emergencias médicas de chavistas y no chavistas, con respuestas algo altisonantes de los últimos. A pesar de esto, su tuit me sorprendió. Esperaba el reconocimiento “a lo chavista”: la euforia en el canal 8 en la tarde, luego los “carómetros”, el silencio a partir de las 7pm, y eso significa que el chavismo perdió. Hasta que -ahí mi sorpresa- cerca de las 10pm. en el canal 8 leyeron el tuit de Arreaza. En la medianoche, ya el CNE tenía las cifras de los resultados.
La victoria de Garrido es importante, pero también el reconocimiento de Arreaza, aunque en sus palabras el día 10-1-22 se movió en las explicaciones de los jerarcas del chavismo, que “si es una victoria numérica” y cosas por el estilo. Esto no empaña su gesto del día anterior. Sobre esto volveré más adelante.
Los resultados de las elecciones en Barinas abren muchas avenidas para el análisis, que no son posibles en un solo artículo el cual, además, es “en caliente”.
Mi análisis tiene dos partes. La primera, es el análisis propiamente. Lo veo como una mesa con 4 patas. Dos patas explican por qué la alianza MUD ganó y dos patas dan cuenta por qué el GPP perdió.
La segunda parte -que me parece más importante- es la valoración del resultado y sus implicaciones políticas.
II
Para hacer el análisis hice el siguiente cuadro. Una advertencia. En la página del CNE no se presentaron los resultados de noviembre de 2021 para el cargo de gobernador. Solo existen los porcentajes aparecidos en la decisión del TSJ de fecha 29-11-21 (sentencia Nº 79-2021). Como no existen esos números y para tener un criterio de comparación, tomé como “proxy” los resultados en el Consejo Legislativo Regional en el voto lista el cual para algunos -me incluyo- es un buen indicador para medir la fuerza de los partidos y la voluntad del elector.
Prevengo al lector que el cuadro compara una elección a un puesto ejecutivo con una a un cargo legislativo, pero nos permite comparar el desempeño en dos momentos: noviembre de 2021 y enero de 2022. La principal diferencia entre una medida y otra es que los votos No GPP-No MUD en noviembre sumaron 65.606 (Alianza Democrática + MIN + Otros) mientras que en enero de 2022 totalizaron 10.582 votos. Eso explica por qué, por ejemplo, que en el municipio Barinas en noviembre de 2021, el GPP obtuvo el 40,22% y la alianza MUD el 31,5% pero el restante 28,2% se repartió entre la Alianza Democrática, el MIN, y otros movimientos. En cambio, en enero de 2022, las fuerzas no GPP y no alianza MUD sacaron apenas el 3,9 por ciento. Una elección ejecutiva polariza más que una legislativa, la que tiene un sistema de representación proporcional. Esa es la advertencia cuando se analice el Cuadro 1.
Definí un criterio para comparar magnitudes que llamo “Distancia”. Sencillamente es la diferencia entre lo obtenido por la alianza MUD y el GPP. La idea de la distancia es ver cómo se comportó el voto. Si la distancia es más cerrada, más amplia, o negativa en los municipios de Barinas, lo que da cuenta del desempeño de las dos fuerzas evaluadas (el GPP y la alianza MUD).
Lo central para explicar la victoria de Garrido es que los barineses se movilizaron para votar, y lo hicieron mayormente por la alianza MUD. Veamos el Cuadro 2:
Aquí comienzo con mi enfoque de “la mesa con las 4 patas” para exlicar los resultados en Barinas.
La primera pata que explica la victoria de la MUD es el papel del liderazgo regional (y nacional en el caso de Freddy Superlano). Ese liderazgo -lo analicé en otro artículo para El Cooperante- se rebeló contra las direcciones y decidió participar en noviembre de 2021. De ahí, por ejemplo, la ambigüedad de VP con los integrantes del partido que decidieron ir a noviembre, que según sus cifras pasaron de 1.000 candidatos. La dirección no los apoyó, pero tampoco los desautorizó. En esta ambigüedad entró el comportamiento de los dirigentes. Uno muy importante, Freddy Superlano. No solo tuvo un buen resultado en las regionales de 2017 -aunque no ganó- sino que su campaña y comportamiento en noviembre de 2021 tuvo mucho sentido político.
No fue estridente, ni amenazante, ni apeló al estilo que encanta a cierta oposición en tuiter de “decir vainas arrechas”. Sabía que se enfrentaba a un gobierno autoritario y supo llevar esa tensión con mucha habilidad, a pesar de que su triunfo le fue despojado, y él y su esposa inhabilitados. Supo ser discreto en la campaña de Garrido, apareció en momentos puntuales, y tanto él como Garrido no cedieron a la estrategia de plebiscitar la elección, que fue lo que se hizo en las municipales de 2013 y no funcionó. Mantuvieron un equilibrio entre las demandas del liderazgo nacional y su público de tuiter, y las realidades del estado. Lograron tejer apoyos para Garrido. La tarjeta MUD para la gobernación de Barinas fue respaldada por 3 movimientos en noviembre de 2021. Para las elecciones del 9-1-22, Garrido tuvo el apoyo de 6 movimientos junto a la tarjeta MUD. Aunque Garrido hubiera ganado solo con la tarjeta MUD sin las otras 6 tarjetas, estas aportaron más que en noviembre de 2021: 8.316 votos y 651 votos respectivamente.
Un pequeño inciso al punto anterior. Me luce que los votantes sufragan por un movimiento en particular. Ofrecen mayorías sólidas. El cruce de votos no es tan fuerte. Puede ser por el miedo a perder el voto, porque no se sabe cómo hacerlo, o porque los votantes quieren otorgar un mandato claro, no sujeto a regateos si las alianzas tienen mucho peso en el resultado final. Es decir, que las 6 tarjetas le pudieran decir a Garrido, “sin nosotros, no ganas”. Pero no fue así. En el caso del GPP, las 8 tarjetas que apoyaron al PSUV sumaron 14.160 votos. Luce que el elector vota para que partidos tengan claros respaldos. Si es así, no me parece mal.
Posiblemente los electores barineses observaron una campaña para el estado, que no buscaba hacer de Barinas un “bastión para el quiebre”, pero sí con un mensaje que se centró en salir de los Chávez con un candidato que ha hecho su vida allí para contraponerlo a uno traído de afuera como Arreaza. Todo con el voto. El jingle fue, “(…)Vamo(sic) a la calle/vamos con todo/di lo que sientes/pero con tu voto”. Fue una campaña “in between” entre el cambio y los contenidos que predominan en la oposición G4 (libertad, “por los caídos”, la calle, etc).
Igualmente pudo influir el “efecto 21 de noviembre”. La gente votó, pero quizás sin la conciencia que se podría ganar. Se triunfó, se arrebató, y esto dio motivos para que personas que quizás no sufragaron en noviembre o antes, lo hicieron el día 9 de noviembre con más resolución.
Si se observa el Cuadro 2 en los municipios Antonio José de Sucre y Barinas, el GPP mantuvo sus porcentajes, pero la MUD los aumentó con una abstención menor. Por supuesto, en noviembre fue una elección a un cuerpo legislativo. En enero la MUD recogió el voto que para el legislativo se distribuyó a otras fuerzas políticas. La MUD y el GPP canalizaron la gran mayoría de los votos. Fermín y los otros candidatos obtuvieron solo el 3,5% y el 3,9% respectivamente.
Esto es un mensaje para las fuerzas que buscan ubicarse entre el GPP y el G4. Me incluyo en este grupo. Si bien en esta elección hubiera votado por Garrido por una regla informal de la política que es reconocer el derecho a designar al que salió mejor en la elección -que fue la MUD- no me identifico con el G4-interinato y con su estrategia de la “presión y el quiebre”. Pero las fuerzas que buscan ubicarse entre los dos grupos no aciertan.
Mi análisis es que no se diferencian del gobierno. Si el G4-interinato es un extremo en que casi todo es la “dictadura” -aunque muchos hacen su vida y muy bien- la Alianza Democrática quiere ser demasiada “sensata”. Tanto, que uno no distingue cuándo habla alguien del gobierno o de la Alianza. Confundieron que el público está agotado de un lenguaje “arrecho” con el extremo de no decir nada. La política es diferenciarse con un programa, con una idea, con una visión, planteamientos, y hacer la travesía en el desierto para que esa diferencia sea un asunto del público. Fermín y otros candidatos sumaron apenas 3,36% de los votos lo que es una invitación a reflexionar si demasiada “sensatez” no es dañina. No pido lo contrario. Un “lenguaje arrecho” o una estrategia insurreccional, sino simplemente mostrar la convicción que realmente se es diferente y luchar por eso. La Alianza Democrática no lo transmite. Ni siquiera se sienten en la Asamblea Nacional. Son pocos, sí, frente a 256 diputados del GPP. Pero no hay ninguna diferencia o visión alternativa a la del gobierno. Solo demostrar que son gente “adulta y sensata”, de lo que hay una competencia en Venezuela: quién es más “sensato”. Política también es la emoción por un proyecto de país, no solo hablar del PIB o cómo se financiará el presupuesto.
El chavismo se movilizó, pero no lo suficiente para ganar. Los que se movilizaron o cambiaron lo hicieron mayormente por la alianza MUD. De nuevo vayamos al Cuadro 2 en los municipios Sosa y Rojas. En estos dos municipios la abstención bajó, el chavismo aumentó su votación con respecto a 2021 pero la oposición, aunque bajó discretamente en el municipio Sosa con respecto a noviembre de 2021, le ganó al chavismo en enero de 2022.
La primera “pata” de la “mesa de Barinas” es, entonces, una combinación entre un liderazgo regional que supo hacer su trabajo y mantuvo a raya la tesis de plebiscitar la elección y los electores del estado que se movilizaron más para ir a votar, y lo hicieron principalmente por la tarjeta MUD.
La segunda “pata” que explica por qué la MUD ganó es el cansancio de la población con los gobiernos de la familia Chávez, que vienen desde noviembre de 1998. Es una buena señal porque muestra que la alternancia está presente en el público.
Tampoco se puede decir que el pueblo la muestra ahora. En las elecciones de 2008, Adán Chávez sacó el 51% de los votos, pero Julio César Reyes logró el 44 por ciento. No es poca cosa en la tierra de Chávez y en la época de la “fiesta de los dólares” y el “no hay que polarizar con Chávez”. Los barineses tenían tiempo en la búsqueda del cambio. Quizás el éxito es porque los liderazgos de ese estado trabajaron, no abandonaron su estado. Incluso en 2012 cuando Adán Chávez fue reelegido con el 58% -el segundo valor relativo más alto desde 2000, luego del 76,3% que sacó el “maestro” Chávez en 2004- Julio César Reyes sacó el 42% El testigo lo tomó Freddy Superlano, mantuvo el porcentaje y sacó el 44% en 2017.
El deseo de cambio germinó mucho antes en Barinas mucho antes de 2022, y creció porque el liderazgo regional no “abandonó los espacios”. Cultivó el deseo de cambio y los transformó en votos. Como dice el jingle, “(…)Di lo que sientes/pero con el voto”.
Queda una lección para el gobierno. El peculado de uso tiene, ahora, efectos adversos, ya no incrementales. La gente no quiere “pañitos calientes”, que si tener gasolina por un mes o cosas así. Quiere tener gasolina siempre, y sin colas. La lección para el gobierno es que su inmenso, ilegal, y cuestionable peculado de uso -que empañó la campaña de Arreaza, y no era necesario- no garantiza la victoria. Tampoco que se instale en un estado “el alto mando de la revolución”. Los electores son libres. El elector venezolano es muy sofisticado. Repito lo que escribí en mi artículo para El Cooperante que analizó “en caliente” los resultados de las regionales de 2021: me “quito el sombrero” ante el elector venezolano.
Si el chavismo hace campaña con más igualdad, posiblemente le vaya mejor. El GPP debe analizar si los barineses, al ver todo ese despliegue de recursos del Estado, les produjo coraje para votar en contra porque fue muy visible el uso instrumental de un pueblo que, como todos en Venezuela, quieren calidad de vida. Algo como, “ah, ahora es que me haces caso, no voto por ti, hipócrita”.
Otra lección es que usar un poder del Estado como el TSJ puede ser la peor idea. Hubiera sido mejor reconocer en noviembre, y exhibir lo que Maduro llama “nervios de acero”. Pero el gobierno se “puso nervioso” por la tensión con la familia política Chávez Frías -principalmente Argenis- y decidió una estrategia arriesgada que al final no resultó.
No sé si el resultado ahondará las diferencias con la familia política Chávez Frías. Sobre el tema de las “familias políticas” escribí para El Cooperante antes y después de las primarias del PSUV de agosto de 2021.
El día 9 de enero Argenis Chávez expresó que la dirección nacional del PSUV decidió que dirigentes “se replegaran” durante la campaña, y fue evidente la distancia tanto de Arreaza como de Argenis. El primero, durante la campaña, señaló que, de ganar, no iría a hacer “lo que Adán y Argenis quieren”. Hay una dimensión que escapa a este artículo que es cómo los resultados influirán el clima de las familias políticas dentro del chavismo frente a la dirección, principalmente ante Maduro y Cabello.
La alianza MUD supo canalizar ese deseo de cambio y presentó un candidato que supo combinar un discurso político con las particularidades del estado (la invocación a Dios, por ejemplo).
Ahora paso a analizar las dos “patas” del gobierno ¿Por qué perdió? (y dos veces).
La primera “pata” es que la gente la pasa mal. La dolarización ha traído un respiro y es transversal -es decir, que llega a todos, unos más que otros, pero alcanza tanto a sectores acomodados como a sectores populares- cierto, pero eso no quita lo mal que se vive en Venezuela. Solo las elites políticas y sus círculos pueden decir que viven bien. Pero más nadie, aunque tenga dólares. No solo por las “condiciones objetivas” sino porque se añora una cierta estabilidad y tranquilidad de la Venezuela del pasado. A lo mejor antes una persona era pobre y tenía un Chevy Nova, pero no había roncha para echar gasolina. A lo mejor poseía una neverita Condesa, pero no había molestia porque perdió la comida o la nevera por los continuos apagones. Eso está en el “insconciente” de la población. Parafraseando una expresión que usamos en psicología social, “la dolarización no quita la neurosis, pero la pone a volar”. Pero la “neurosis” está allí, y se manifiesta.
Aquí entro al tema de la gestión. En diferentes artículos para El Cooperante he tratado esta variable como central para el gobierno. Hoy, tal vez decisiva si se mira a 2024. Es la gran falla del ejecutivo que no atina a comprender. Maduro cree que el problema es de “denunciar un bote de agua”. En una de sus actividades el año pasado, mostró con mucho orgullo un video de un bote de agua en Caracas, y lo denunció. Afirmó que debería haber algo como una “app” para denunciar ese tipo de cosas. Maduro se veía muy orgulloso de su video. Aquí está el problema. Creer que todo se remite a una denuncia en redes sociales o a una “app”. Tal vez Maduro no sepa que existe un 0800-Potable -soy uno de los que llama, porque donde vivo el suministro de agua empeoró a partir de 2015- donde llevan ese registro.
Pero ese es el gobierno: burocracia sobre burocracia. Más que una “app” sería bueno que Maduro revise los reportes del 0800 -aunque si un presidente tiene tiempo para eso ¿qué hace, entonces?- y principalmente, que busque personas competentes para los cargos. Hidrocapital está en manos de militares -de la marina, creo, mi fuerza- pero son incompetentes. El gobierno -y Maduro- creen que todo se resuelve con un “tik tok” y nombrar a incompetentes pero leales y algunos francamente jalabolas, para la administración pública. Hay sus excepciones pero prefiero no nombrarlas. Que un opositor lo haga, puede ser contraproducente.
La última del presidente Maduro es creer que una gestión será posible con el 1 x 10. Para el gobierno todo es simplemente recoger datos, pero no hacen nada con ellos más allá del análisis político ¿Podrá haber algo como una gerencia competente socialista? Luce un oxímoron porque si eres socialista, probablemente no seas competente, y si eres competente, posiblemente no seas socialista. Un socialdemócrata competente sí hay, pero socialdemócrata es una “curse word” para el socialismo “duro” como el del jefe de Estado y en Venezuela en general, país de gente “burda e’zumbá” y con “kilometraje en la vida” que no le gustan esas cosas “fresas” como ser socialdemócrata. Son “intensos” en lo político, como buenos hijos del leninismo vernáculo.
Mientras el gobierno no resuelva ese oxímoron estará condenado a “pañitos calientes”. El problema es que la gente ya no quiere “pañitos calientes”. Quiere una vida que la “gerencia socialista” no garantiza. Ni siquiera a los chavistas. Ya es común leer a “Lubrio” comentar en tuiter las veces que tiene que salir de emergencia de un vagón del metro que echa humo o está accidentado, porque el gobierno no ha dado con una gerencia capaz para este sistema de transporte que recibió en 1998 y lo llevó a su deterioro más grande.
Según Encovi para 2020, el 81,4% de los hogares en Barinas, tienen déficit en los servicios públicos.
La segunda “pata” para analizar la derrota del GPP está asociada a la anterior. Es la pobreza. De acuerdo a Encovi para 2021, Barinas es el tercer estado de Venezuela con la población en mayor pobreza, luego de Yaracuy y Sucre. Aunque para Encovi todos los estados tienen su población en estado de pobreza (el menos pobre es Miranda con un 88% de su población en pobreza), pienso que fue un factor determinante en Barinas. En mis análisis para El Cooperante sobre los votos para el GPP y la oposición que hice en noviembre de 2021, una hipótesis que presenté es que, las regiones de Venezuela más boyantes, tendieron a votar por el GPP; las menos boyantes, por la oposición. Este es el caso de Barinas.
Pero esta hipótesis también se observa en indicadores subjetivos. El día 16-12-21 Ultimas Noticias publicó una de sus encuestas que, si bien no es representativa de la opinión venezolana porque es auto administrada, indica cómo quienes respondieron a la encuesta virtual del medio de comunicación, percibieron la situación económica del país durante 2021.
En grueso, cerca de 4 de cada 10 no percibieron mejoría, cerca de 1 de cada 5 percibieron “mucha mejoría”, y cerca de 5 de cada 10 percibieron “algo de mejoría”. Si se redondea sería 40% 20% y 40 por ciento respectivamente. Que 40% opine que 2021 no ha sido un buen año en la economía, puede dar cuenta de lo desigual del respiro económico venezolano. Quizás lo que se ve o aparece en redes sociales son las informaciones del 20% que opina que “hay mucha mejoría”. Por supuesto, si se suma “mucha” con “algo” la cifra es un 60% que percibe una mejoría en la economía venezolana. Es lo que se ve en la calle con grados de diferencia. Pero hay un 40% que opinó que los frutos de la incipiente actividad económica no los recibe. Hay un país de un 60% que percibe un cambio positivo en la economía y otro de un 40% que no lo percibe.
Para profundizar en esta idea, construí un cuadro que busca asociar la percepción de la encuesta digital de Ultimas Noticias en la respuesta “No ha mejorado” (la economía) con los votos obtenidos por el GPP y la oposición en las regionales de 2021, para ver cómo se comportó el voto en función de la percepción sobre la economía venezolana durante el año pasado.
Parece que sí hay una cierta relación entre el voto en las regionales y cómo se percibe la situación económica en las regiones. Las regiones que evalúan que la economía no ha mejorado, tienden a votar por la oposición. En donde la percepción es que hay mejoría, tienden a votar por el gobierno.
Por ejemplo, el gobierno es fuerte en las regiones Capital y Central, casualmente las regiones en donde se percibe menos mala la situación económica de Venezuela durante 2021 (29,3% y 37,1% respectivamente).
Al contrario, en las regiones Insular y Zuliana el 45% y 42,5% respectivamente percibieron que la economía no ha mejorado. En estas regiones, la oposición obtuvo el 56,9% y el 58,2% respectivamente. Sus valores más altos.
La región de las 9 regiones que percibe más que no hay mejoría económica es la región Andes, en donde está Barinas. A la oposición le fue mejor aquí que al gobierno en las regionales de 2021: 47,7% y 42,03% respectivamente.
En sencillo, si se dividen las 9 regiones en la mitad; en las 4 en las que la oposición sale mejor son las que, casualmente, se percibe con más intensidad que no hay mejoría económica. En orden de intensidad en la respuesta “No ha mejorado” (mayor a menor): Andes, Insular, Zuliana, y Llanos. Barinas forma parte de la primera región.
Lo mismo se observa con el gobierno, pero al revés. En las 4 regiones en las que salió mejor, son las regiones que perciben que la situación económica ha mejorado. En orden de intensidad (de más mejoría a menos mejoría en la mejoría): Capital, Nor Oriental, Central, y Guayana. En la región que percibe mejor la economía que es la Capital, es la región con el mejor resultado para el gobierno en las regionales de 2021: 52,5% en su votación.
En los municipios del estado para las regionales de 2021, si bien la diferencia fue discreta, los municipios de Barinas más pobres tendieron a votar por la oposición, mientras que los municipios menos pobres, lo hicieron por el GPP. Veamos, ahora, el Cuadro 4 para 2022.
Lo que el Cuadro 4 revela -aunque la selección debe perfeccionarse porque las diferencias son pequeñas entre el GPP y la alianza MUD- es que la mayor votación de la MUD fue en los municipios con mayor nivel de pobreza y pobreza extrema, mientras que el GPP lo hizo mejor en los municipios con menos pobreza y pobreza extrema, como se observa en la media para cada renglón: 99,3% y 77,3% versus 98,3% y 74,3% respectivamente. En sencillo, donde la pobreza es mayor, se tiende a votar por la MUD. Donde es menor, se tiende a sufragar por el GPP.
En un principio, el voto de la oposición está atado a la mala situación económica del país. El voto por el gobierno está vinculado a quienes perciben la situación económica mejor. Este hallazgo tentativo puede apoyar la hipótesis que postulé en otros artículos para El Cooperante que analizaron las regionales, que el voto hacia el GPP es un voto más para mantener un status quo que se percibe mejor, bueno, que no es malo, que se puede vivir; en fin, una mejor situación. Los “perdedores” del “ajuste a lo Maduro” tienden a votar por la oposición. Los “ganadores” tienden a apoyar al gobierno. Queda ver si la oposición -ahora con la lección de Barinas- puede articular el descontento y convertirlo en poder político, o quedará como un simple voto castigo que se perderá en el tiempo, sin mayores consecuencias en la distribución del poder. En este caso, a favor de la oposición.
III
Entro en la parte final del artículo. Que es el significado político del resultado del domingo 9. Como en el análisis, hay muchos significados políticos. Quiero centrarme en uno. Poco a poco, con planificación o sin planificación, se construye el camino a la venezolana para una posible alternancia en el poder, la que tendrá su prueba en las presidenciales de 2024.
No es que de repente todo “sea color de rosa” como señalan algunos en redes sociales, pero hay una realidad de poder. Hay límites que el gobierno no puede sobrepasar. Hacerlo crea una situación de ingobernabilidad y conflicto que el ejecutivo no desea. El mensaje central de los Maduro-Flores en Navidad fue el logro de “la paz”. Está entre comillas porque si es la paz autoritaria o de otro tipo, es una discusión aparte.
Mi análisis es que el gobierno internalizó que necesita estabilidad y gestión. Que no puede -ni quiere- volver a las etapas de 2015 a 2019. Si es así, plantea el problema de la alternancia. El chavismo puede perder las presidenciales de 2024. También puede darle el “palo a la lámpara” y optar por una solución Ortega. En Barinas no ocurrió. Solo la primera parte -inhabilitar a candidatos- pero el gobierno y su candidato, Jorge Arreaza, tuvieron el gesto de aceptar el resultado. Eso lo reconozco como un hecho político positivo.
Por supuesto, el ejecutivo es especialista en “tumbar la alegría de la oposición”. Cuando la nota de buen ánimo decide o actúa y “espaloma” a la oposición. No descarto que con Barinas se repita, y mañana o pasado, Maduro o alguna instancia “baje la alegría” en el mundo opositor por la victoria de Garrido. La diferencia que veo ahora es el tuit de Arreaza en el cual reconoció que no ganó y sus palabras el día 10-1-22.
En tuiter hay como una apuesta tipo “profecía que se auto realiza” para ver cuándo Maduro designará al “protector de Barinas”. A lo mejor lee tuiter y lo hace. Pero pienso que no lo hará. El reconocimiento del gobierno es una señal importante. Políticamente le dará más beneficio que designar un “protector”. Pero el tiempo dirá si este pronóstico es acertado o no.
La decisión de disminuir el triunfo de la MUD no depende solo de Maduro. Aquí está el quid del asunto. También depende de lo que la oposición haga con su victoria en Barinas. Es un “baile a dos”, no de uno (el gobierno). Si Garrido interpreta su victoria y cree que es para hacer de Barinas un “bastión del quiebre”, seguramente le designarán el famoso “protector”, posiblemente el TSJ decida cuestiones para ese estado, y el gobierno haga lo mismo que hizo en Zulia: quitarle competencias, que a lo mejor lo hará si ya no lo ha hecho. Ojalá no lo haga.
La respuesta del gobierno va a depender mucho de Garrido y si éste cede a las presiones para hacer de ese estado un “frente de resistencia”, si las hay. Hasta ahora no he visto esas presiones, pero tampoco las descarto. Ojalá Garrido tenga la habilidad para llevar su gobernación. Si apela al expediente de 2013-2018 para replicarlo en el estado, no le arriendo ganancia.
Si Garrido asume la gobernación para tener una gestión que vaya en pro de mejorar la calidad de vida de los barineses y eso pasa por interactuar con el gobierno, pienso que éste no tendrá motivos para nombrar al “protector” que no pocos esperan para confirmar la profecía.
Considero que los barineses votaron para tener un gobernador que trabaje para mejorar la vida de sus habitantes. En casi 25 años la familia Chávez no lo pudo hacer. O, al menos, a partir de 2017. Curiosamente, desde 2000 Argenis Chávez es quien sacó más votos en términos absolutos: 184.961 sufragios en octubre de 2017. Es como si los electores le hubieran dado la última oportunidad a los Chávez. No estuvieron a la altura y los votantes optaron por cambiar en la gobernación, con lo que eso significa en un estado simbólico como es Barinas.
Si el gobierno de Maduro y la gobernación de Garrido logran regular el conflicto y construir unas reglas para la pugnacidad pero que permita al segundo una gestión y al primero no sentirse amenazado, se dará un paso importante para la construcción de la probable alternancia en el poder. Barinas puede ser el “case study” si tanto el ejecutivo como la oposición muestran nivel político, para construir las instituciones y reglas para 2024 y dejar que el pueblo de Venezuela decida en esa elección el gobierno que desea tener. Hoy todo depende de Maduro y de Garrido.
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