La Lupa
Es venezolana: María Alejandra duerme entre cartones para alcanzar "el sueño americano"
Las muertes de inmigrantes aumentaron de 71 a 134, lo que representa un aumento del 188 %, informó la Patrulla de Control de Fronteras, este 31 de agosto
Caracas / Foto Portada: Cortesía.- Durante los últimos años, la manera más directa de entender la magnitud de la ola migratoria de venezolanos es a través de la cifra: 7 millones 239 mil 957 venezolanos estaban fuera de las fronteras, hasta marzo del corriente año, según la Plataforma Interagencial R4V, coordinada por Acnur y OIM. Pero algunos esos números son vidas, rostros que sufren y corazones que esperan poder llegar a Estados Unidos y cumplir con el anhelado sueño americano. María Alejandra tiene dos meses durmiendo en las calles, viajando de ciudad en ciudad, comiendo y bañándose cuando Dios lo permite y recibiendo ayuda de desconocidos y fundaciones. Solo la mueve la fe y la esperanza de poder llegar a EE .UU. para darle un mejor futuro a su familia. Le motiva que no es la única, y afirma que se mantendrá en pie hasta lograrlo.
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María salió de Colombia el 24 de septiembre de 2022, tiene casi un año intentando ingresar a EE .UU. Cruzó el "infierno" del Darién, y creyó estar cerca de cumplir su objetivo, cuando fue deportada por la entrada en vigencia del Título 42 en octubre del año pasado. Tras vivir y trabajar duro por ocho meses en Costa Rica, María junto a su pareja Alfonso, decidieron intentar nuevamente llegar a EE .UU., pero esta vez poner todas sus esperanzas en una app, la CBP One.
La última vez que estuvo en su casa en Propatria en el año 2017, nunca pensó que viviría situaciones tan extremas como las que ha vivido. Su deseo, como ahora, era poder trabajar para poder ayudar a sus padres que son personas mayores, y ya no están para eso. Sin embargo, no ha sido fácil. De Colombia salió porque tras la llegada de Gustavo Petro al poder, todo se encareció y a la pareja caraqueña le parecía que todo se pondría difícil, como en Venezuela.
Planificaron su primer viaje al país norteamericano y salieron con la mejor disposición. Tras salir con vida del Darién, fueron detenidos, ingresados a un refugio para migrantes donde le dieron comida podrida y fueron tratados como animales, también los robaron. María contó su penosa experiencia a este portal en noviembre de 2022.
Este fin de semana, en contacto telefónico con El Cooperante, desde Ciudad Juárez, la mujer de 31 años, pudo detallar la ruta de supervivencia que ha seguido, junto a cientos de migrantes que están en su misma situación, durmiendo bajo un puente y solo, esperando ser aceptados por la CBP, sin perder la esperanza.
En primer lugar, lamentó haber sido engañada en octubre del año pasado, cuando efectivos de Migración de México los obligaron a firmar unos documentos que establecían que querían salir "voluntariamente" de ese país. Gracias a eso, tuvieron que bajar hasta Guatemala, y alejarse de su objetivo, hasta establecerse en Costa Rica, por unos meses.
"Allí conocíamos algunas personas, nos apoyaron y estuvimos por ocho meses, trabajamos hasta el 2 de julio de 2023 y salimos nuevamente a la travesía que nos ha mantenido viajando por dos meses".
La pareja está en Ciudad Juárez, actualmente, pero desde que salió de Medellín han pasado por 32 ciudades, han viajado en autobús, canoa, caminado kilómetros a pie en medio del calor, frío, viajado en el techo de un tren, dormido a la intemperie, estado en casas de seguridad, convivido con migrantes cubanos, afganos, haitianos, colombianos, nicaragüenses, africanos y muchos más.
"Los trenes se han convertido en el método de transporte más seguro de los migrantes en nuestra situación porque los autobuses son secuestrados, se montan hombres armados, secuestran a las personas para pedir rescate de 500 dólares a sus familias; y de verdad, que no estamos para arriesgarnos a eso. Muchos han perdido la vida. Además, hay muchas alcabalas, los funcionarios te quitan dinero para poder pasar y no es una opción", explicó al enviar videos de cómo decenas de personas viajan en tren y reciben agua y frutas que le lanzan habitantes de los lugares por donde pasan.
Antes viajaban así los haitianos, luego lo adoptaron los cubanos y ahora, nosotros los venezolanos, pero también nicaragüenses, ecuatorianos, salvadoreños y afganos. Hacen este recorrido evitando morir o ser secuestrados por carteles de la droga y trata de personas. Para viajar de Nicolás Romero a Ciudad Juárez, tomaron tres trenes, pero también viajaron en microbús o "transurbano". Noches enteras sin poder dormir.
"Todo se trata de esperar y así se van los días, entre un tren y otro, toca caminar, en grupo. En el último que tomamos desde Torreón a Ciudad Juárez, venía full de carros y por eso, nos tocó viajar en la parte de arriba, así viajamos desde las 12 del mediodía hasta las 11 de la mañana del otro día. Fue muy duro, pasas frío, calor, te acomodas como puedes, pero todo es actitud de que las cosas van a salir bien y que Dios nos acompaña".
María aclaró que México no da ningún permiso de tránsito a los migrantes, porque para estar en ese país, se necesita visa.
"Los venezolanos tenemos que tener visa, lo que te dan es un permiso de desalojo y tienes cinco días para abandonar el país, por frontera o como quieras, pero no te puedes quedar. Si dejaran hacerlo, sería diferente, podrías trabajar, pero no es así. Tenemos una planilla de que estamos aplicando para el CBP One y así es que nos han dejado avanzar. A nosotros en dos meses, todavía no nos ha salido la cita y por eso estamos más cerca de la frontera, esperando".
Vivir en cartones
Durante su paso por Irapuato, Guanajuato, María y Alfonso durmieron tres días bajo un puente. Durante ese tiempo, gracias a la fundación "Amigos del Tren" pudieron bañarse y comer.
"Diariamente ayudan a que 140 personas se bañen, esa es la capacidad máxima para tener acceso a los baños. Allí estuvimos esperando el tren y gracias a la fundación que nos ayudó pudimos asearnos, nos dieron agua, pastelitos, pan y también ayudaron con zapatos".
La zona está custodiada por policías y personal de tránsito, no te dejan ir a lugares específicos. En supermercados puedes pedir que te dejen asearte, y también hay casas donde las personas pagan y te pueden bañar y cocinar.
"Todo depende del lugar donde estés, mientras esperas el tren, pero quienes no pagan o no tienes la oportunidad de ir a un supermercado, y te dan ganas de ir al baño, están las vías del tren, simplemente haces en el monte o en el piso. Nosotros siempre tenemos toallitas húmedas y nos aseamos con eso, el cuerpo, las axilas, las partes íntimas. Tratamos de estar lo más limpio posible, a pesar de que estamos viviendo en el piso sobre cartones".
En estas condiciones, todo sus pensamientos se centran en ser aceptados por la aplicación de la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP) de Estados Unidos que funciona desde 2020; se descarga en Apple App Store o Google Play y sirve para que los migrantes puedan pedir una cita para presentarse en algún puerto de entrada en la frontera con México y solicitar entrar a Estados Unidos.
“Se espera que el uso de CBP One reduzca los tiempos de espera y ayude a garantizar un procesamiento seguro y ordenado”, señaló el (DHS) mediante un comunicado en enero de este año cuando informó que sería el método para poder ingresar.
"Esta app permite que te reciban con una cita previa, te da una fecha y con eso puedes llegar a la frontera y pedir entrar de manera legal. Es entrar como un ciudadano, de forma regular y poder aplicar como refugiado. Por eso, tenemos tanta esperanza de que nos salga la cita. Aunque tenemos ya bastante rato esperando, hemos pasado situaciones difíciles, pero hemos conocido mucha gente a la que le ha salido, así que solo tenemos que seguir esperando. No sabemos si es suerte o azar, pero seguimos porque si nos lanzamos de ilegales nos van a dejar presos y nos devolverán a México".
Esta aventura me cambió la vida
María afirmó que ha adquirido una gran fortaleza, pero también paciencia, solo así ha podido armarse para seguir adelante.
"Es el mayor aprendizaje que he tenido en mi vida. He aprendido a valorar el tiempo, porque nada te lo regresa, sabes que no puedes hacer nada por lo que hiciste, pero tampoco por lo que dejaste de hacer. Solo puedes seguir adelante y ganar, luchar por tu futuro. Pero también aprendes de lo que significa tener fortaleza. Durante todos estos años, he trabajado mucho, trabajado muy duro y siento que no he obtenido lo que necesito para ayudar a mis padres, para poder darles una vejez tranquila. Estuve en Costa Rica, lo intentamos, pero es un país muy costoso".
"Mi objetivo es llegar a Estados Unidos, poder trabajar para mi familia, ayudarlos, como han hecho tantos miles de personas. Tenemos muchas ganas de trabajar, de salir adelante. No somos los únicos luchando por algo mejor. A lo mejor usted cree y muchos creerán que esto es una locura, arriesgar tu vida; pero sí vale la pena, porque si he trabajado tanto en otros países, creo que tengo todo el potencial para vivir como merezco en un lugar donde pueda trabajar y tener estabilidad económica. En definitiva, aún no pierdo las esperanzas".
Pese a que se describe como una aventurera, reconoce que ha visto mucho sufrimiento en cientos de migrantes con los que se ha topado por el camino.
"Siempre he sido muy positiva, he tratado de ver esto como una aventura y agradezco a Dios que me ha ido muy bien, a pesar de tener que dormir en la calle y pasar tantas cosas. He conocido a lindas personas, no me he sentido desprotegida, he estado tranquila, pese a la zozobra por la gran experiencia. Pero he visto muchísima gente luchando por un mismo objetivo, sacando fuerzas porque están enferma, gente que ha salido del Darién y están destruidos, con los pies hinchados, han sido mordidos por animales, con la piel quemada por el roce, el agua, el calor. Niños enfermos, deshidratados, lechina, fiebre, personas con diarrea. Realmente sufriendo mucho. Sin dinero, sin ánimo, personas que tenían que poner a sus niños a pedir porque no tenían un centavo para comer. Sin nada, absolutamente nada".
"Todo ha sido muy fuerte para mí porque ser inmigrante cambió mi vida completamente. Es algo que no todo el mundo está dispuesto a hacer, pero sigo en el bando de los que están luchando".
Según reporte de The Washington Post, agosto deja el mayor número de cruces ilegales de familias en la frontera de México y EE .UU. en cuatro años. La cifra se ha disparado en las últimas semanas, según informó el Departamento de Seguridad Interior, acabando con la tendencia a la baja tras el fin del Título 42.
Al menos 91 000 personas miembros de una familia (alguno de los padres con un hijo o más) fueron detenidas en la frontera sur durante agosto, según cifras preliminares de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por las siglas en inglés) a las que accedió El Diario. El número de agosto, a la espera de la confirmación oficial, revela un incremento respecto a las 86 200 detenciones de núcleos familiares registradas en julio; diciembre de 2022 fue el mes que superó las 70 000 detenciones.
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