Forjadores de muerte: Los ocho bloques criminales que actúan impunemente en Venezuela

Caracas, 22 de marzo.- La criminalidad afecta cada día más a los venezolanos, las familias son golpeadas diariamente por flagelos como: secuestros, asesinatos, extorsiones, entre otros. Los venezolanos se sienten desprotegidos por una impunidad que aumenta de manera galopante. El Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV) reportó que el año 2016 cerró con 28 mil 479 asesinatos, para una tasa de casi 92 fallecidos por cada 100 mil habitantes.

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Los criminales ahora actúan de forma más organizada y se dividen para infringir miedo y terror. El criminalista y abogado, Fermín Mármol García, ha afirmado que en Venezuela operan ocho bloques, que no obedecen a ninguna autoridad y que se manejan a su antojo, activando las alarmas del crimen en el país.

Primer bloque: Bandas y “megabandas”

Estas son las que se dedican a cometer delitos comunes, orquestados mayoritariamente por jóvenes. Las megabandas son estructuras delincuenciales más organizadas que tienen bajo su poder a más de 400 hombres, disponen de armas de guerras y dominan varias zonas.

Algunas de estas organizaciones criminales tienen sus puntos estratégicos, donde planifican, ordenan y ejecutan -con total impunidad- sus actos delictivos, en sectores profundos y partes altas de la capital como lo son El Valle, El Cementerio y la Cota 905.

En la Cota 905, opera la banda de “el Coki”, quien tiene bajo su poder al menos 120 hombres, los cuales se dedican al robo de vehículos, secuestros, extorsiones, homicidios, entre otros,. Asimismo, se encuentra la banda del “kimber Carrasquel”, quien pasó a dirigir la organización delictiva de “el Koala”, tras la muerte de su líder. Esta, cuenta con al menos 150 delincuentes que se dedican al secuestro, extorsión, tráfico de droga, entre otros. Operan en El Cementerio, específicamente en el Barrio Primero de Mayo y en el Cementerio General del Sur.

Por otra parte, está la megabanda de “el 70”, quien tiene bajo su poder al menos 200 hampones, dedicados al tráfico de drogas, homicidios, entre otros, ubicados en el Barrio El 70 y en San Andrés en la parroquia El Valle. Uno de sus líderes es “el Loco Leo”.

Aparte de estas, también se encuentra la megabanda “la 18”, quien tiene al menos 50 delincuentes que se dedican al robo, la extorsión y asesinatos. Operan en Coche, Los Jardines de El Valle y en la calle 18 de esta parroquia. Estas megabandas han adoptado una modalidad de acción de organizaciones mexicanas y colombianas, además de adoptar jerarquías con los nombres de: líder, lugarteniente y sublíderes, como explicó Humberto Prado, director del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP).

La organización criminal actúa sin un dominio policial en estas zonas de Caracas, Aragua y Guárico. Además son señalados de cometer crímenes contra funcionarios policiales. Se decía que el líder principal de estas megabandas era José Antonio Tovar Colina, alías “el Picure”, quien fue abatido el pasado 3 de mayo de 2016, durante un enfrentamiento con cuerpos de seguridad en El Sombrero.

Segundo bloque: Colectivos armados y violentos

Los colectivos armados y violentos son un grupo ideologizado, integrado por personas que tienen el control territorial de una zona, infringiendo temor a costa de “patrocinio gubernamental”, según Mármol García.

Estos colectivos se observan en el punto rojo, en las afueras de la Asamblea Nacional (AN) cazando a los diputados opositores para lanzarles objetos contundentes en concentraciones opositoras y atemorizando a zonas que se manifiestan a favor de la derecha.

Este grupo apoya al Gobierno de Nicolás Maduro y a los militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv). En el país hay una variada gama de colectivos, algunos son identificados como Los Tupamaros, el Frente Francisco de Miranda, Alexis Vive, La Piedrita, Ciudad Socialista, Frente 5 de Marzo.

El Gobierno Nacional les ha dado el poder a estos grupos para que se manejen a su antojo, algunos dominan a los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), decidiendo cómo serán distribuidas las bolsas de comida en cada comunidad. Algunas personas denuncian que miembros de esta organización se apoderan de algunos productos para revenderlos a los bachaqueros.

Asimismo, los vecinos de varias comunidades populares, donde ellos operan, han denunciado que ellos sacan a personas de sus casas y las masacran en las calles, muchas veces por venganza. Y en otras ocasiones han formado parte de las Operaciones Liberación del Pueblo (OLP) y ejecutan a presuntos delincuentes para controlar territorios, así lo denunciaron a RunRunes. Estos grupos además se dedican a la extorsión, por medio del cobro de vacunas a comerciantes.

Tercer bloque: “Los Boliches” o Frente Bolivariano de Liberación

El pasado 26 de enero del año en curso en los alrededores de la AN, en el centro de Caracas, explotaron cuatro cajas, contentivas con panfletos de las autodenominadas Fuerzas Bolivarianas de Liberación (FBL). En el material colocaron un mensaje: “Continuemos el 23 de Enero: nuevamente la sombra de Páez se yergue sobre nuestro  pueblo y nuestro proceso. Nuevamente la traición y la felonía se erigen esta vez en forma de pacto para desmontar el proceso bolivariano”, refiriéndose directamente a la nueva instauración del Parlamento, dominado por opositores.

Los FBL son un grupo guerrillero, donde sus miembros son conocidos como “Los Boliches”, surgido en la década de los años ochenta. Estos grupos se radicaron en el suroeste del país, sin dejar de tener fuerte presencia en Caracas, donde mantienen vigilados y atemorizados a los opositores. Se conoce también que su fuente de financiamiento es el cobro de vacunas (extorsiones) y secuestros, además de estar asociados al tráfico de drogas.

“Los Boliches” son amparados, defendidos y custodiados por las instituciones, organismos de seguridad del Estado, tanto en el Gobierno de Hugo Chávez como en el de Nicolás Maduro. Esta organización atemorizó, el pasado 28 de febrero de 2016, con panfletos a los residentes del edificio Hannover, situado en Bello Monte, donde exigían que los vecinos retirarán una valla publicitaria de Leopoldo López, y si no lo hacían iban a tomar “acciones más radicales”.

Cuarto bloque: Los seudosindicatos de la construcción y la minería

Este grupo se ha encargado de cometer crímenes impunemente contra sus mismos miembros, matando solo por rivalidades sindicales.  Es común la muerte de presidentes de sindicatos y de otros miembros, a manos de sicarios que son pagados por sindicalistas. Los expertos que han rastreado con atención la violencia sindical en el país, ubicaron al estado Bolívar, Anzoátegui y Zulia, como los estados donde se presentan más víctimas a manos de los sindicatos, principalmente en el área de la construcción y la minería.

En cuanto a los sindicatos mineros, se conoce que las bandas criminales que operan en las minas del estado Bolívar, se autodenominan “sindicatos”, a pesar de que no representan a los mineros, ni negocian contratos colectivos o tienen formalizada una organización que defienda los derechos de los trabajadores, son mafias que se dedican a monopolizar el negocio minero, por medio del cobro de comisiones, extorsión, contrabando, tráfico ilegal hacia Brasil por medio de la frontera y asesinatos.

Estos sujetos tienen bajo su poder un arsenal de guerra y se dedican a cometer homicidios para apoderarse de la minería. Un claro ejemplo de estos grupos fue lo que le ocurrió a los 28 mineros, que fueron masacrados en una mina de Tumeremo. En los últimos años ha incrementado la violencia entre sindicalistas de la construcción y la minería, aunque no existe un cifra de muertos en esta área, entre el año 2015 y 2014 se habían registrado 87 muertes de dirigentes y delegados sindicalistas.

Quinto bloque: El Pranato  

Según el criminalista Mármol García el “70% del sistema penitenciario del país está bajo el control de los pranes”. Informó que de los 38 centros penitenciarios que se encuentran en Venezuela, 26 son controlados por estos personajes. El pranato, son líderes criminales que operan en los centros penitenciarios del país, ordenando desde estos lugares secuestros exprés, extorsiones, tráficos de drogas y armas, y asesinatos. Son llamados líderes negativos que tienen amplio poder de fuego, dominio territorial y fortuna.

Los pranes quebrantan toda disciplina y orden en las cárceles, ordenan huelgas de hambre, motines, asesinatos masivos, dejando en entredicho la autoridad del Estado, cometiendo delitos, bajo la mano de la impunidad. Ellos actúan de forma planificada y desafiadora a las fuerzas de seguridad, ordenando asesinar no solo a funcionarios policiales, sino también desplazan con amenazas al liderazgo político de un estado.

Uno que fue ampliamente conocido en el pranato fue Teófilo Cazorla Rodríguez, alías El Conejo, quien llevó por un tiempo la batuta del Internado de San Antonio en la Isla de Margarita, estado Nueva Esparta. Este pran murió la madrugada del domingo 24 de enero de 2016, luego de que lo hirieran de proyectiles cuando salía de una discoteca, situada en la entidad. Tan conocido era este hombre que los presos del internado le hicieron un homenaje en la azotea del centro penitenciario, disparando sus armas de guerra, un hecho que conmocionó a escala nacional e internacional.

Sexto y séptimo bloque: Tráfico ilegal de drogas, legitimación de capitales y corrupción

De acuerdo a un informe de la Oficina Nacional Antidrogas (ONA) de este año, en Venezuela transitan anualmente hasta 200 toneladas de drogas, a pesar de que el Gobierno Nacional había cerrado la frontera colombo-venezolana para evitar el tráfico de drogas y las supuestas acciones ilegales por parte de presunto paramilitares.

Además, a diario autoridades venezolanas y cuerpos de seguridad del Estado están incursos en casos de tráficos de drogas y legitimación de capitales. Casos como los narcosobrinos, los funcionarios del Gobierno, que engalanan la lista de la Administración para el Control de Drogas (Dea), los militares y policías detenidos por narcotráfico en Venezuela y en la frontera, y demás funcionarios del  Gobierno que son agarrados infraganti cometiendo este tipo de delito.

Asimismo, Venezuela es uno de los principales países donde se cometen más hechos de corrupción, y donde miembros del Gobierno están inmersos en este tipo de flagelo. Uno de los señalados por casos de corrupción es el flamante Rafael Ramírez, quien fuera representante permanente de Venezuela ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ministro de Petróleo y Minería y presidente de Petróleos de Venezuela (Pdvsa). Ramírez está acusado de un presunto desfalco de fondo en la estatal petrolera, ocurrido durante su gestión entre los años 2004 y 2014.

Octavo bloque: Las Farc y el ELN

Estos guerrilleros operan mayormente en la frontera colombo-venezolana. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) se aprovechan de corredores, llamados trochas, para el tráfico de drogas, secuestros y homicidios.

En los últimos años, se han presentado acusaciones fuertes por vínculos entre las guerrillas y altas esferas del gobierno venezolano. La Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos (Ofac, por sus siglas en inglés) ha sancionado a varios funcionarios del gobierno venezolano por presuntamente ayudar a las Farc en el tráfico de cocaína.