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Informe de la USAID evalúa el "riesgo de fraude" de la entrada de ayuda humanitaria a Venezuela

El documento contiene recomendaciones para mejorar la coordinación entre la agencia en expansión y reforzar los controles para evitar la politización de las medidas humanitarias

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Caracas.- El un informe del inspector general de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) preparado para atender los desafíos y los “riesgos de fraude” de la entrada de la ayuda humanitaria a Venezuela en 2019 visto por Chicago Tribune, cuestionó los motivos de las acciones de Estados Unidos, asegurando que el envío de provisiones respondió más a la campaña del gobierno de Trump para ejercer presión sobre Maduro que a brindar ayuda a los venezolanos.

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Dicho informe se enfoca en los meses posteriores a que el líder de la oposición Juan Guaidó se alzó para desafiar el mandato de Maduro, donde la USAID entre enero y abril de 2019 gastó 2 millones de dólares para trasladar 368 toneladas de provisiones de emergencia a Curazao y a la frontera entre Colombia y Venezuela.

Las conclusiones fueron publicadas el 16 de abril, pero no habían sido reportadas anteriormente.

Maduro calificó el esfuerzo de intento encubierto de golpe de Estado cuando una caravana organizada por la oposición que trató de ingresar a territorio venezolano fue bloqueada en la frontera, y aproximadamente 34.000 dólares se perdieron en el incendio de uno de los camiones. De acuerdo con el informe, sólo ocho toneladas lograron llegar a Venezuela, siendo distribuidas entre Colombia y Somalia las 360 toneladas restantes.

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Para impulsar a Guaidó, la USAID minimizó el financiamiento de la ONU pese a que algunas de las agencias de la organización contaban con la infraestructura dentro de Venezuela para distribuir las provisiones. Un organismo venezolano sin fines de lucro no identificada en el reporte, recibió fondos con base parcialmente en su alineación con la política exterior de Estados Unidos a pesar de que había dudas de su capacidad para cumplir con los requisitos legales y financieros de la agencia.

La “directriz de preposicionar productos humanitarios no se condujo con pericia técnica ni se alineaba con los principios humanitarios de neutralidad, independencia y estar basada en la evaluación de las necesidades”, se lee en el reporte.

Los trabajadores de ayuda internacional hicieron advertencias sobre los riesgos de que la ayuda estuviera politizada, ya que el convoy de ayuda de Colombia fue precedido por el concierto de “Música por Venezuela: Ayuda y Libertad” organizado por Richard Branson; las conclusiones de una agencia de Estados Unidos asignada a realizar una auditoría de la manera como se gastó el dinero de los contribuyentes estadounidenses conllevan un peso adicional.

De acuerdo con el reporte, muchas de las decisiones fueron tomadas por la oficina del entonces administrador de la USAID, Mark Green, quien se dijo orgulloso del trabajo de la USAID en la ayuda a los venezolanos que la necesitaban con urgencia, con el apoyo bipartidista del Congreso estadounidense.

“La crisis venezolana es una de las mayores crisis humanitarias en el mundo bajo las condiciones más difíciles en las que el régimen ilegítimo de Maduro continúa poniendo obstáculos que impiden que el pueblo venezolano cubra sus necesidades básicas”, afirmó Green, quien actualmente es presidente del Centro Woodrow Wilson, un centro de estudios no partidista con sede en Washington. “La crisis venezolana es una fuerza desestabilizadora que impacta a la región entera y aún se requiere la ayuda para salvar vidas”.

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Un exfuncionario del gobierno de Trump refutó algunas de las conclusiones del reporte, sosteniendo que la decisión de enviar las provisiones en aviones militares fue tomada por la Casa Blanca y el Departamento de Estado pese a las objeciones de la USAID.

Sostienen igualmente que la USAID empezó a trabajar en silencio tras bambalinas con agencias de Naciones Unidas, el Comité Internacional de la Cruz Roja y otras organizaciones para llevar ayuda a Venezuela, donde tales artículos suelen ser distribuidos en hospitales del gobierno y agencias controladas por Maduro.

Tales esfuerzos han continuado bajo el gobierno del presidente Joe Biden y recientemente recibieron el anuncio de que el Programa Mundial de Alimentos iniciaría en breve la distribución de comidas para 1,5 millones de niños venezolanos.



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