La Lupa
Amnesia política y consecuencias: muchos dijeron que "dictadura no sale con votos"
Los dirigentes que clamaron en su momento por intervención militar y sanciones para Venezuela deben asumir las consecuencias políticas de estos llamados y evitar reeditar estos episodios similares ya que quedó demostrado que ni las sanciones, ni los llamados al comando sur han logrado sacar a Nicolas Maduro del poder.
Caracas.- Las palabras son pesadas, son el puente entre lo que se quiere y lo que se hace, son el oxígeno de la comunicación. En política, las palabras evocan cambios, influyen en situaciones, abren y cierran puertas, son la herramienta de persuasión ideal. Las palabras que los políticos utilizan dentro de su discurso son un espejo de su visión de mundo, se corresponden con su personalidad, expresan con exactitud el estado de ánimo. Cada frase, cada declaración responde a una intención comunicativa, un propósito dentro de una estrategia política.
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En Venezuela, el abuso de las palabras ha metido a más de uno en grandes problemas, en contradicciones, en dilemas estratégicos. La declaración política es de dominio público y obliga al emisor a ser responsable por lo que expresa, pero son pocos los que asumen la propiedad cuando se trata de una contradicción evidente o de una estrategia riesgosa, impopular o sencillamente sacada de un libro de ciencia ficción. Nadie quiere asumir el costo político de lo que vociferó en su momento porque de ello depende su popularidad y supervivencia política.
La ciudadanía durante los últimos años ha escuchado un sinfín de consignas políticas, propuestas de cambio, planteamientos que contemplan del lado de la oposición no solo el uso de la fuerza militar sino también la aplicación de más sanciones económicas para el país, sin importar el contexto de una pandemia. Gran parte de la dirigencia, que hoy aspira a la presidencia, asumió una estrategia totalmente contraria a la electoral, tanto así, que algunos declararon públicamente que “dictadura no sale con votos” y todo aquel que participe en una elección es un “cómplice del sistema”.
Son muchos los ejemplos que se pueden recordar para comprender no solo la contradicción permanente en este sector de la oposición venezolana sino también la ausencia de una política responsable, estratégica y más coherente. El venezolano percibe una gran desilusión en aquellos políticos que juegan con las palabras y con el tiempo de la gente, dirigentes que se acostumbraron a decir una cosa hoy y otra totalmente diferente mañana. Nadie aguanta esa bipolaridad, esa locura contradictoria generadora de frustración generalizada.
La principal consecuencia de negar ciertas acciones y peticiones es la pérdida de confianza, de respeto y reconocimiento entre aliados y adversarios. El problema para un político en estos casos nunca será un cambio de estrategia, tampoco un cambio de dirección discursiva, de opinión, una visión diferente, sino la negación del pasado. La amnesia política es un problema grave en Venezuela, no solo por los políticos que están el poder sino también por los que quieren llegar a él. 2019 fue el año de los decretos, la grandilocuencia, las grandes promesas, que al sol de hoy nunca se cumplieron.
La consecuencia política de la improvisación, del tutelaje, del capricho personal disfrazado de estrategia política hoy se ve reflejado en el tablero electoral, generando peso en aquellos que hoy son candidatos pero que hasta hace menos de un año formaban parte del experimento “gobierno interino”, oscuro capitulo para la oposición venezolana. Subestimar al oficialismo siempre ha sido un error, pero hay algo peor y es que sectores democráticos de la oposición no logren desmarcarse de aquellos lideres que hasta siendo candidatos a una elección sigan empeñados en darse con la misma piedra.
En tiempos de persuasión, movilización y elección, la candidez está en venta, la reputación es una carta de presentación para el elector y también para los representantes de aquellos países que llevan años atendiendo el conflicto venezolano. Los dirigentes que clamaron en su momento por intervención militar y sanciones para Venezuela deben asumir las consecuencias políticas de estos llamados y evitar reeditar estos episodios similares ya que quedó demostrado que ni las sanciones, ni los llamados al comando sur han logrado sacar a Nicolas Maduro del poder.
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