La Cumbre de Bogotá comienza con dos misiles en el ala

Caracas. Ni vio venir el presidente Gustavo Petro la movida de Juan Guaidó y mucho menos imaginó que desde Miraflores le llegaría semejante complicación: la posibilidad de que la Conferencia Internacional sobre Venezuela para reanudar el diálogo gobierno- oposición venezolanos en México resulte  exitosa, se he encontrado ahora con más de una  piedra gigante en su camino que amenaza con volver añicos la iniciativa.

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Y si bien la sorpresiva aparición de Juan Guaidó la pudo resolver Bogotá a los trancazos - siempre quedará la duda sobre si lo deportaron, si  su salida fue legal, etc-, lo cierto es que su presencia no solo descolocó al gobierno colombiano horas antes de la Conferencia sino que la ¿expulsión? de Colombia  hizo ver al gobierno de  Petro como muy proclive al de  Nicolás Maduro, nada conveniente en estos días cuando la casa de Nariño debería lucir lo más imparcial posible frente a los 25 países que participarán de la Conferencia Internacional sobre Venezuela. Iniciativa que por lo demás le ha llevado mucho esfuerzo y preparación a Petro, quien aspira pasar a la historia de la región como el líder que consiguió la hazaña de reactivar el diálogo entre chavistas y opositores luego de otras 15 intentonas similares. Sería el hombre que no solo  hizo regresar la democracia a Venezuela sino,  obviamente, el responsable del posible retorno de  buena parte de los dos millones de venezolanos que  han huido a Colombia, todo un punto para los xenofobos de ese país y su posible reelección.

Cabe recordar que poco antes del reciente encuentro del presidente colombiano con  el presidente Joe Biden en Washington, Petro  había señalado que los objetivos de la cumbre eran  “cero sanciones y más democracia”, pero después del encuentro cambió el lenguaje y   habló de la construcción de “dos rieles” para impulsar un cronograma electoral con garantías, así como el regreso de Venezuela al sistema Interamericano de DDHH y el levantamiento progresivo de las  sanciones. Mientras EEUU ratificaba su posición de que solo levantaría las  sanciones si se evidenciaban progresos significativos para la democracia en Venezuela,  recordando que podrían “tomar más medidas” en caso de que el gobierno de Maduro “no negocie de buena fe o no cumpla sus compromisos”.

Nada compatibles ambas posturas con las recientes solicitudes que ha enarbolado el gobierno de Venezuela  y van a llevar a la Conferencia: suspender la investigación que la Corte Penal Internacional (CPI) adelanta en  contra de Nicolas Maduro  y que Estados Unidos desbloquee 3.200 millones de dólares, que irían a un fondo de inversión social para el vecino país.

Bien difíciles de lograr, por no decir imposible, ya que el desbloqueo de los 3.200 millones ha sido una petición constante desde el diálogo de México, donde hasta los representantes de la oposición firmaron el llamado Plan Social, creado con la idea de descongelar ese dinero y destinarlo a salud y educación a través de un fondo que sería  administrado por Naciones Unidas. Pero con la suspensión del diálogo por parte del gobierno, la medida nunca se llevó a cabo.

Y sobre la petición ante la Corte Penal Internacional de suspender las investigaciones  por crímenes de lesa humanidad y violaciones a los derechos humanos,  han sido muy pocos los casos donde esto ha ocurrido, Y, en el caso venezolan, cabe recordar que  hace pocas semanas la Sección de Reparación y Participación de las Víctimas de la CPI reveló que había finalizado  la evaluación de las denuncias presentadas por representantes legales y víctimas de presuntos crímenes de lesa humanidad en Venezuela y  presentó luego un informe en el que detallan que entre las víctimas  habría más de 8.000 individuos, 2 organizaciones y más de 600 familias. 

De modo que la Conferencia Internacional sobre Venezuela se inicia con este "freno en seco", como titula la revista colombiana Semana a las solicitudes hechas por  Maduro en su nuevo programa de TV:

Escuchen bien, presidente Petro, canciller Leyva y los 20 países que estarán en la cumbre en Bogotá: si alguno de ustedes quiere que las negociaciones entre este sector minoritario de la oposición, llamada la Plataforma Unitaria, y el Gobierno Bolivariano de Venezuela vuelvan a México, solamente tienen que hacer algo: en el comunicado oficial que ustedes aprueben pongan la exigencia de que el Gobierno de EE. UU. deposite los 3.200 millones de dólares secuestrados en las cuentas bancarias que tenemos en el exterior para el plan social firmado en México en noviembre. Sencillito”. 

 ¿Sencillito?