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La Lupa

La muerte del testigo electoral Jesús Martínez

La muerte del testigo electoral Jesús Martínez removió a tuiter con toda razón. Martínez fue detenido durante las protestas por los resultados del 28 de julio y, de acuerdo con la fiscalía, se hallaba hospitalizado desde el 11 de octubre por una diabetes. A pesar de estar en tratamiento, murió. Este artículo no es para lo de siempre: para la descarga. No es para afirmar “vainas arrechas” contra “la tiranía” o “tuits inteligentes” que den aplausos en tuiter o un puesto en el respeto de la “Venezuela civil”. No, gracias. No los quiero ni regalados. El texto tomó otra vía. Su punto no es “pedir justicia”. Es que a pesar de los anuncios de “revoluciones judiciales”, la visión patrimonial y autoritaria del chavismo le impide lograr una justicia de verdad o un Estado competente para tener una gestión. Si esto no cambia, no tiene sentido “pedir justicia”

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Caracas / Foto: Composición.- En un comunicado con fecha 15 de noviembre, la fiscalía informó la muerte de Jesús Martínez, detenido por las protestas causadas por la no publicación por parte del CNE de los resultados desagregados de las presidenciales del 28 de julio.

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¿Qué decir en este caso, que no sea la tradicional descarga en redes sociales, para que se olvide al día siguiente? Escribir grandes cosas en redes sociales, para los aplausos, y mostrar que se “es de la causa”. Pero de allí, más nada. No, gracias. No quiero parecerme a cierta oposición. Por eso en tuiter no comenté el caso. Lo hago aquí, con un tiempo de diferencia, y con un tono totalmente distinto.

Martínez estaba bajo custodia del Estado. Días antes de fallecer, en redes sociales, se informó acerca de su estado de salud. Silencio del Estado hasta el comunicado de la fiscalía. Primera negligencia. No dar un parte médico una vez que se preguntó sobre la salud de Martínez. Nadie dio la cara hasta el día 15 de noviembre. La fiscalía avisó que el activista de la oposición estaba en una clínica desde el 11 de octubre. Es decir, desde hace más de un mes ¿Puede informar cuáles tratamientos recibió el hoy fallecido? ¿Sabía que tenía diabetes antes del 11 de octubre? ¿Cuidó el tratamiento del prisionero cuando estuvo en prisión o actuó a última hora y autorizó enviarlo a un hospital, cuando ya era demasiado tarde? ¿La fiscalía puede detallar en qué estado estaba su causa y los motivos para su detención?.

Al comunicado de la fiscalía le faltó un toque humano, menos de instrumentar a las personas. Señaló que, “(…)No solo para la persona a la que se hace referencia en este comunicado -se refiere a Jesús Martínez, N. R- sino al resto de(…)”.

El problema es que esa “persona” fue la que murió ¿No hay alguna disculpa desde el Estado, alguna reunión del fiscal con su familia, alguna investigación que se abrirá desde el ministerio de prisiones, algún derecho de palabra desde la AN, alguna reparación para la memoria de Martínez? O será lo de siempre: el silencio autoritario o el silencio del miedo. Todos somos un trámite administrativo. Quienes no tenemos dolientes importantes dentro o fuera de Venezuela, somos “expendables” y apenas un “trámite administrativo” o un nombre para ser instrumentalizado dentro de una lucha por el poder entre el gobierno y la oposición. Los “carne de cañón” sencillamente.

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Me interesa una higa si alguien interpreta lo último como una “equivalencia moral”. La lucha existe y es un tit-for-tat: a la “ley Bolívar” que aprobó la cámara de representantes del congreso de los EUA, la Asamblea Nacional propuso su “ley Bolívar” y la validó en primera discusión. Será aprobada la semana que viene sin duda.

¿Podrá el Estado ofrecer un parte sobre la situación de todos los detenidos a causa de las elecciones del 28 de julio?, ¿se hará para el resto de los casos? Es un primer paso dado por el ejecutivo que reconozco, que debe culminar en una revisión de cada uno de los expedientes de los cerca de los 2.000 apresados.

Para la oposición, el caso Martínez plantea lo siguiente ¿Verificó la información del estado de Martínez o solo reaccionó a la ira en tuiter para “quedar bien”? La plataforma señaló que Martínez empeoró “tras el maltrato y la denegación de atención médica, lo que agravó su diabetes y padecimientos cardíacos”. Añadió que “las pésimas condiciones de su reclusión causaron lesiones en sus piernas, que se necrosaron, obligando a su amputación” pero si, de acuerdo con la fiscalía, estaba hospitalizado desde el 11 de octubre ¿qué pasó entre esa fecha y la de su muerte? ¿Realmente estuvo hospitalizado como aseguró la fiscalía? ¿De verdad se le negó atención médica como señaló la plataforma unitaria?.

Esto llama a que la oposición tenga capacidad para observar y hacer seguimiento a casos como los de Martínez. Por ejemplo, haber enviado una delegación a la clínica para haber preguntado sobre la salud del testigo electoral de la plataforma unitaria, y haber dado una rueda de prensa con esta información. Ya la situación es demasiado complicada y dura para los detenidos y sus familias como para ser instrumentalizados una vez que mueren solo para complacer la molestia de tuiter.

Una oposición que gana tantos premios internacionales y de celebridades, algunos con reconocimiento en metálico, pudiera usar parte de ese dinero para crear un fondo o una suerte de “defensoría de los ciudadanos” de la oposición que haga seguimiento a los casos como los de Martínez. No es suficiente dejarle todo el peso al Foro Penal o a las ONG sobre los DD.HH. La plataforma unitaria también tiene una responsabilidad. No es sacar un comunicado -sin sal, sin sabor político, como son casi todos sus aburridos comunicados, en ese tono de los “venezolanos respetables y respetados pero oprimidos”- cuando ya no hay más nada qué hacer.

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Sin embargo, el Estado es responsable por la muerte de Jesús Martínez. Reformas y “revoluciones” judiciales van y vienen, pero la capacidad de respuesta sigue igual: no hay justicia. Un detenido fallece en custodia del Estado. Es el hecho. No se puede hablar de justicia y menos cuando, por negligencia del Estado, no hay una reparación al fallecido o un reconocimiento público de esa negligencia.

No estoy en el grupo que pide “justicia” para el futuro ni el que sueña con ver a la dirección del gobierno con las “bragas anaranjadas”, sino en el que, en presente, exige que no vuelva a pasar un hecho así y se determinen responsabilidades ahora.

Quiero ver al presidente Maduro, al ministro Cabello, al diputado Rodríguez Gómez, y a la VP Delcy libres, en la oposición, luego de perder una elección, por mencionar a los más conocidos líderes del chavismo, para que vean cómo un gobierno hace cumplir de verdad la carta magna de 1999, que el chavismo negó y cada día niega más.

En este punto mi opinión es similar a la de “Pepe” Mujica. En una entrevista a El País con fecha 16-11-14, el expresidente de Uruguay afirmó que, “por supuesto que tengo muchas heridas abiertas” -que le dejó la dictadura militar en su nación, cuando estuvo detenido- pero “(…)opto por una posición más inteligente y menos sentimental. Por eso no usé el poder para condenar a milicos. La justicia funcionaba y lo que decidía la justicia estaba bien. Hay gente que hubiera querido más, pero no vamos a cambiar la realidad del pasado, me preocupa lo que viene. Tenemos que buscar que el ayer no nos ponga un obstáculo para el futuro. Yo sé que eso es de una cabeza demasiado inteligente que se pelea con los sentimientos”.

Como “Pepe”, no “cobro facturas”, pero me “preocupa lo que viene”. Por eso se actúa en presente. Ojalá regresen los políticos de verdad hoy desaparecidos por el terror que le tienen a los “batallones destroza personas y reputaciones” que hay en tuiter, y las ONG y activistas se centren, si es su deseo, en la “justicia transicional”, pero no es un tema para la política, así no traiga votos ni aplausos en tuiter. Los políticos tienen que romper con esa dependencia o chantaje que no les permite ser políticos sino adminículos de famosos en influencers de tuiter.
Igual posición tuvo Biden con el juicio de Trump. No interfirió ni la hizo asunto político. Como político de verdad, el presidente de los EUA privilegió la defensa política, no la judicial. Y la defensa política es mostrar e interpelar al adversario. Fue lo que Biden hizo y es en lo que creo, que no es resaltar el “convicted felon” a Trump sino lo que representa desde el punto de vista político. Esa es la lucha que comparto, no en “judicializar” o destrozar adversarios. Ni siquiera por su intento de golpe del 6-1-21.

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La justicia para que sea tal, es en presente no en futuro. Tan incompetente es la “revolución” con el sistema judicial -y ha tenido y tiene todo el poder- que en la discusión de la ley sobre los jueces de paz, el presidente del parlamento llamó a quitar peso a la justicia normal con esta figura para que “no mande el billete”. Afirmación que se corroboró con lo dicho por el ministro del interior en una rueda de prensa que ofreció el 23-11-24. Cabello aseguró, a propósito de una conspiración que el gobierno desmanteló en Zulia, que “he recibido muchas llamadas pero sobre la corrupción judicial en ese estado”.

Luego de un cuarto de siglo, afirmar algo así patentiza el rotundo fracaso del chavismo en materia judicial. Pero así es con todo.

Durante el congreso “del bloque histórico” que el chavismo hizo durante el fin de semana que comenzó el viernes 15 de noviembre, el ministro de interior habló de “transformar al Estado”. El chavismo tiene un cuarto de siglo en el poder pero habla como si fuera 2 de febrero de 1999. No se da cuenta que su concepción monocrática y autoritaria de la sociedad no le permitirá jamás tener un sistema que imparta justicia o un Estado competente como lo revela la falta de luz en Nueva Esparta. Patético escuchar al ministro de electricidad justificar su incompetencia al responsabilizar a María Corina o a los “comanditos” de algo que es absoluta responsabilidad del Estado, no de Machado o Vente. Pero la concepción estructural autoritaria del chavismo no le permite hacer un buen gobierno aunque lo proclame. Por más delegaciones del PSUV que van a China o a Vietnam.

Mientras la concepción de la sociedad sea autoritaria y patrimonial, no habrá transformación posible del Estado. Ojalá el chavismo lo conciencie.



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