La Lupa
La necesaria conversación sobre geopolítica y temas militares
El ministro de la Defensa, general en jefe Vladimir Padrino López, me envió su segundo libro titulado “Geopolítica Multipolar. A 20 años del 13A”. Es su segundo trabajo sobre geopolítica. El primero, “La escalada de Tucídides” fue publicado en 2020. Leí ambos. El general argumenta que la geopolítica actual tiene dos actores claves: China y los EUA. Un tercer actor -Rusia- es el pivote que los dos primeros necesitan para avanzar en el predominio geopolítico mundial. A esta relación, Padrino la denomina el “Nuevo Orden Mundial” (NOM) que es tripolar y no es fijo. Hay dos vías para estar en el NOM: las rutas comerciales y la tecnología a través del desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA). Por sus recursos, a Venezuela corresponde la primera ruta. De aquí que nuestro país sea relevante para el NOM. Que el titular de la Defensa reflexione y escriba sobre temas geopolíticos y militares es importante. Tengo acuerdos y desacuerdos con el libro del general Padrino López. En este artículo los explico
Caracas.- Recibí del ministro de la Defensa, general en jefe Vladimir Padrino López, su segundo libro, publicado este año con el nombre de “Geopolítica multipolar. A 20 años del 13A” (Caracas, Editorial el Perro y la Rana, PP. 118). En 2020, el general Padrino publicó el primero de lo que puede ser una serie de libros sobre geopolítica y estrategia. El título de su primer trabajo es “La escalada de Tucídides. Hacia la tripolaridad” (Caracas, Editorial el Perro y la Rana. PP. 84).
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Agradezco la deferencia del general al enviarme su libro, el cual leí con mucha atención e interés, así como hice con el primero.
Soy analista. No soy conocedor de temas políticos, militares o geopolíticos, ni alguien en el nivel del general para conversar. Es general y ministro, y sus pares son sus colegas generales y almirantes y ministros de la defensa de otros países, con los que seguramente podrá tener un intercambio provechoso más que con un analista que ha escrito algunas cosas sobre el mundo militar. Varias de ellas, para El Cooperante.
Mi primer escrito que abordó un contenido de Padrino López, fue cuando habló desde la AN a propósito del aniversario de la Independencia el día 5-7-14. Lo hice en una entrada de mi blog con fecha 6-7-14. Diría que de los 6 o 7 artículos -sin incluir este- en donde he tratado palabras de Padrino, no han sido elogiosos sino críticos. Donde hubo menos crítica fue en un texto que escribí para mi blog con fecha 31-1-15 titulado “La resolución Padrino López”. En esa entrada, redacté que “Estoy consciente que lo que escribiré a continuación no recibirá ni loas, ni aplausos, ni ‘me gusta’, ni RT”.
Quizás ese artículo fue de los menos críticos hacia el ministro, pero todos han sido cuestionadores. Este no será distinto. Con estos antecedentes críticos de mi parte hacia el ministro, que el general me envíe su libro, lo valoro mucho como gesto para el intercambio de ideas.
Por supuesto, si hay crítica no será en el lenguaje que a cierto público le encantaría, me llenaría de elogios en ese sector y me pondría en el “hall de la fama” de la “Venezuela digna” (que no quiero, de paso). Como en 2015, repito que no me interesan los aplausos, ni el reconocimiento, ni las querencias en redes sociales o en la vida real, sino expresar mis ideas de la manera más honesta posible y aportar a la discusión para un país que lo necesita, con la meta de darle canal a nuestro conflicto. En este caso, en el tema geopolítico. Este artículo es una reflexión en la distancia sobre el segundo libro del ministro de la defensa.
Por supuesto, me agradó recibir el libro de sus manos, pero si no, igual lo hubiese estudiado con mucho interés porque lo hubiera bajado de la red como hice con el primero (los dos trabajos del general Padrino están disponibles en formato PDF y pueden descargarse de forma gratuita).
Conozco a personas dentro del mundo oficial y del chavismo, pero no son relaciones formales, permanentes, salvo la excepción siguiente. Participo en un grupo el cual, a solicitud de las dos delegaciones que negocian en México, se conformó para desarrollar el punto 4 del memorándum de entendimiento firmado en México por Jorge Rodríguez y Gerardo Blyde el día 13-8-22, que tiene que ver con el mecanismo para consultar a los sectores sociales y políticos.
Es un grupo paritario de 8 personas del mundo oficial y 8 que no son del mundo oficial (estoy aquí) -en total, 16 personas- junto al coordinador -mejor escogido no pudo ser- y su excelente equipo. Desde diciembre de 2021 hasta julio de 2022, fueron sesiones permanentes y realmente de trabajo. Nada de “echar cuentos sobre política”. Culminamos la tarea y nuestro documento se entregó a las dos delegaciones.
Como grupo, nos llevamos bien y trabajamos de la misma forma. Me considero “estructuralmente disciplinado” por lo que llamó mi atención que los compañeros del mundo chavista son bastante disciplinados. A la hora de ponderar las causas por las que el chavismo se mantiene en el poder, la disciplina es una.
A pesar que soy disciplinado, trabajador, y tenaz, no dejó de llamarme la atención la disciplina de esos compañeros que observé a lo largo de nuestras muchas reuniones. Incluso esa disciplina la tomé como desafío para mi porque el respeto y honor en la lucha frente al adversario también se gana con disciplina. Mi asistencia fue casi perfecta. Aporté para no dejar la imagen de opositor díscolo, indisciplinado, o “habla golpiao”. En sencillo, tengo que ser mejor que los compañeros del mundo oficial. Esta lucha por el reconocimiento mutuo de dos adversarios significa tenacidad. Fuera de este grupo de trabajo, no tengo otra relación formal con el mundo chavista.
El envío de este libro por parte del general Padrino López abre otra veta que me permite interactuar con el mundo oficial del gobierno en un asunto de interés para todos los venezolanos y venezolanas, como es el tema de la geopolítica y cómo Venezuela se inserta en ella. El tema geopolítico no es mi área, sí las relaciones civiles-militares pero, por supuesto, tengo que decir sobre el libro del general el cual examinaré al modo de un “book review” con dos partes: los aspectos formales y los aspectos de contenido. Cierro la revisión con un comentario a modo de balance, más allá del libro.
En los aspectos formales, el texto tiene un buen índice y considero que sus referencias bibliográficas son buenas y actualizadas. No es un libro tedioso para leer. Tiene buenos gráficos. Es de capítulos cortos los que bosquejan el argumento central del libro del ministro de la defensa, que no es otro que el mundo avanza hacia un orden multipolar en el que Venezuela tiene un papel importante por el carácter visionario de Bolívar, quien en el Congreso Anfictiónico de Panamá (1826), vislumbró a nuestra región como un “Heartland”, al emplear el enfoque geopolítico de Halford Mackinder, geógrafo inglés cuya visión de la geopolítica es eje del libro del general junto a la tesis de la “Trampa de Tucídides” de Allison quien, al revisar la famosa obra del historiador griego, sentenció que el temor de un poder establecido a un poder emergente, puede desatar una guerra. Atenas como poder emergente y Esparta como poder establecido en la época de Tucídides; hoy los EUA como poder establecido y China como poder emergente.
La “Trampa de Tucídides” y cómo evitarla el general Padrino López la desarrolló en su primer libro de 2020. El general sigue la escuela de otros conocedores del tema geopolítico en Eurasia como Zbigniew Brzezinski, ex asesor de seguridad nacional durante el gobierno de Carter (“El gran tablero mundial. La supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos”, Paidos, 1997. PP. 215).
Para el militar graduado en la AMV de 1984, evitar la “Trampa de Tucídides” supone un mundo multipolar. Por eso en su texto de 2020 habló de una “mesa geopolítica” con tres sillas (p. 66): EUA, China, y Rusia. En el texto de 2020, infiero que el general ve en Rusia el factor de equilibrio para salir de la “Trampa de Tucídides” que sería una confrontación militar entre los EUA y China.
La reflexión del general se mueve en dos planos. Uno político -en su primer libro- que es una geopolítica a tres (EUA, China, y Rusia). En su segundo libro, se desplaza mayormente en lo geopolítico ¿En dónde estará hoy la “Isla del Mundo” de Mackinder? que no parece ser Eurasia en la idea original del geógrafo británico fallecido en 1947.
Para Padrino, puede haber “muchas islas del mundo” porque lo que se disputa en la geopolítica de hoy son rutas comerciales (p. 66) no solo a través de la diplomacia tradicional -La “Nueva ruta de la seda” de China, por ejemplo- sino para un tema en el cual el general en jefe hace mucho énfasis en sus dos libros: la tecnología y la inteligencia artificial (IA).
En un sentido el “Heartland” de Mackinder hoy es la tecnología que hace posible la IA y la “Trampa de Tucídides” es una tecnológica entre los EUA y China. De aquí el título de su segundo capítulo, “La tesis tripolar y la Inteligencia Artificial” (pág. 27). Es la nuez de su trabajo. Es uno de los capítulos más extensos del libro.
Los países que logren insertarse en uno de los circuitos de rutas comerciales -lo más viables- o desarrollar tecnologías y la IA -un club reservado para pocos- podrán estar dentro de la geopolítica mundial con una voz o influencia.
En el caso de Venezuela -si no leí mal los libros del ministro de la defensa- la opción es insertarse dentro de los circuitos de rutas comerciales, lo que pasa por definir los aliados con los que entrar.
Aquí paso a la parte de contenido del libro, que a su vez tiene dos niveles. El geopolítico y el político.
En lo geopolítico, el general Padrino López sigue un buen criterio para desarrollar su planteamiento. El “buen criterio” es evitar lo que hacen muchos analistas. Uno, construir o tener demasiados escenarios para acertar en todos los casos. Es una buena sugerencia la que hace Padrino para construir escenarios: pocos y cada uno con su peso (pág. 69). El analista no es neutro e imparcial al comprender su objeto de análisis. Hay posiciones. Lo honesto es expresarlas, no ocultarlas con adornos académicos, la fama, o la popularidad.
El segundo error de no pocos analistas -argumenta Padrino- es el hoy muy famoso “sesgo de confirmación” -algo antiguo en la psicología social, pero para muchos es una novedad- de querer ajustar la realidad al método para llegar a conclusiones esperadas, y no al revés: el método debe dar cuenta de la realidad a estudiar (pág. 78).
El general llega a una conclusión que hoy no tiene o tiene poca discusión. Lo que se debate es la interpretación política de esa conclusión y sus efectos prácticos en términos diplomáticos y políticos. La conclusión es lo que llama el “Nuevo Orden Mundial Tripolar (NOM) en el marco de la geopolítica multipolar” (pág. 15). Una buena síntesis de su idea es el título de uno de los capítulos de su libro -el primero- “De la geopercepción unipolar al pivote en Asia” (pág. 17).
El general es muy espacial en su manera de ver la geopolítica, lo que es correcto. Por eso la idea de “pivote” es central en su pensamiento. Pivote que gira básicamente en Asia por lo comentado antes: la economía y la tecnología de China. Pero ese pivote no es rígido. En el mundo líquido como es hoy, el “Heartland” se desplaza de un sitio a otro -por eso la visión espacial que el general tiene en su análisis, para comprender el movimiento del poder mundial- para buscar un equilibrio en una lógica de contención a través de ese pivote que se mueve entre China y Rusia como poderes emergentes frente a los EUA (págs. 53 y 74), pero mayormente el conflicto entre estas tres naciones será “una lucha conceptual, a brazo partido, entre globalismo (financiero) contra nacionalismo (soberanía)” (pág. 74).
Los EUA representan el globalismo y Rusia y China el nacionalismo. Pero no es un orden hobbesiano el que Padrino comunica. No es tanto el neorrealismo de Kenneth Waltz pero tampoco la “Paz perpetua” de Kant. La visión del ministro de la defensa la ubico más en un enfoque de la teoría de los juegos, más de suma variable que suma cero (por el predominio de la tecnología y de la IA que evita el juego suma cero).
El general plantea, para evitar la guerra, un contrato social que tiene cuatro variables: orden, poder, libertad, y legitimidad (págs. 53-54). La variable clave es el poder para definir un orden. En este sentido, Padrino López es realista, aunque otras teorías plantean construir un orden sin un poder seco, a solas, como sugiere el realismo. Por ejemplo, el enfoque constructivista (la seguridad mundial no es un baremo, no es un “check list”).
El pivote también encierra las alianzas entre la tripolaridad, que pueden ser cambiantes -por ejemplo, EUA-China, China-Rusia- pero inevitablemente terminarán en lo que Padrino denomina “transición tripolar” (pág. 75). El orden mundial avanza hacia esos tres polos los que pueden estar en conflicto o no, y el mundo tendrá mayor incertidumbre porque -es mi visión- los intereses estratégicos de cada uno no podrán conciliarse. Por ejemplo, interroga el ministro, “¿Estaría dispuesto EE.UU a reconocer a China como un igual?” (pág. 75) o “¿Estaría dispuesta China a compartir el liderazgo en lo que considera como su área natural de influencia?” (pág. 76). Me atrevería a decir que las repuestas serán negativas. La bisagra aquí es Rusia porque para Padrino, los “key players” para definir la fórmula geopolítica mundial son China y los EUA. Rusia es el tercero que evita o posibilita la “Trampa de Tucídides”. Es el aliado para avanzar en los planes de los EUA o China, como escribió en su primer libro “La escalada de Tucídides” (pág. 73). Hoy Rusia está más cerca de China que de los EUA, por lo que el pivote se mueve hacia Eurasia y el Indo-Pacífico.
En esta dinámica se inserta Venezuela con una particularidad: que tiene recursos para esa “lucha a brazo partido” entre los tres poderes mundiales. Recursos tanto para lo comercial como para la IA, que son el terreno de la “Heartland” del Siglo XXI. Para resolver la ecuación tripolar, el general deja ver que los recursos de Venezuela serán determinantes en la dinámica geopolítica mundial. Principalmente para los EUA. Por este motivo, el Norte debe definir una manera de relacionarse con Venezuela. Los EUA necesitan más de Venezuela que Venezuela de los EUA, por nuestros recursos.
Padrino López no aborda mucho el análisis geopolítico venezolano en este NOM aunque se pregunta “cómo se presenta Venezuela ante esta nueva realidad” (pág. 14). Hace un análisis solo como referencia (págs. 48-49 y 58), aunque este libro tiene su origen en conferencias que el general ha dado al cuerpo de generales y almirantes de las FAN, principalmente una el día 12-12-21, conferencias que son “tradición militar finalizando cada año” (pág. 15), aunque el alto mando examina lo geopolítico con frecuencia como se hizo en la reunión del día 25-8-22. Si el ministro escribe un tercer libro, un tema pudiera ser Venezuela en el NOM como eje de ese futuro tercer trabajo. Profundizar más desde la visión de Venezuela y menos desde la visión de los tres actores centrales de la geopolítica.
La respuesta del general es que Venezuela debe alinearse al polo nacionalista, en donde están China y Rusia pero no como mero país adosado sino con su propia independencia, que es lo que aborda en el capítulo final del libro (cap. 11), “El Congreso Anfictiónico de Panamá como idea geoestratégica de plena vigencia” (pág. 107).
Como americanos del Sur -argumenta el general- tenemos nuestra “Isla del Mundo”, que fue el proyecto de la Colombia de Bolívar (pág. 107) frente a las “fuerzas terrófagas del Norte” (pág. 108). La Gran Colombia como contención. Un pivote en el Sur y otro en el Norte del hemisferio. Una contención mutua.
Para las FAN en general -por eso está muy presente en el discurso militar- y para el chavismo en particular, la soberanía se entiende en términos espaciales y como legado de los Libertadores a preservar. Por eso nuestras FAN son redistributivas (tesis del general Müller Rojas). Esta visión permite la conexión con la geopolítica y las tesis desarrollistas que han existido dentro de las FAN, desde las autoritarias como el “desarrollismo-nacionalismo” durante Pérez Jiménez -tener una industria pesada para fines militares, la génesis de Sidor- a las democráticas como fue la tesis del “desarrollo nacional” durante la democracia. Esta última es la tesis que recogen las LOFAN –desde 1983- y la constitución de 1999. Un ejemplo de esta tesis es la famosa “Conquista del Sur” durante el primer gobierno de Rafael Caldera (1969-1974).
El chavismo toma este ADN de las FAN y, a partir del Plan Sucre de 2004, le vincula el tema de la energía y lo universal de nuestra Independencia con la figura de Miranda, para construir un destino manifiesto que nos lleva de entrada a ser contrapeso del Norte. No significa un conflicto con los EUA pero sí distancia pugnaz. En una intervención reciente que Padrino López tuvo el día 16-8-22, dejó ver las dos formas que los EUA tienen para vincularse con Venezuela: la diplomática, que es mayormente energética y la deseable, o promover una salida de fuerza, como lo han hecho durante los gobiernos de Chávez y de Maduro.
Si bien me siento cercano a los EUA -incluida su concepción militar y de sus FAN; entre sus políticos y soldados, me quedo con los soldados de los EUA- coincido con Padrino López en que la actuación de los gobiernos norteamericanos desde 2002 frente a los gobiernos chavistas ha sido torpe e intervencionista, con algunos funcionarios con aire de “sobraos”, como la famosa foto de Bolton con una libretica que decía, “5,000 troops to Colombia” que honestamente fue algo muy infantil, en la idea que las FAN se iban a asustar y ocurriría, entonces, el famoso “quiebre” (el militar). Por no hablar de la “operación Gedeón”, el vergonzoso contrato que venezolanos firmaron con Silvercorp, la solicitud de sanciones, y el ofrecimiento de los EUA para armar una “contra” criolla que Mike Esper relató en sus memorias recientemente publicadas.
Un error de análisis y estratégico bastante severo de los EUA -no son infalibles como se cree- que produjo la reacción contraria de las FAN que los estudiosos de las “sanciones como instrumentos de política” y de los “incentivos” -a pesar de todas sus regresiones múltiples, Anovas y Manovas- no comprenden y desprecian la dimensión cualitativa de una institución militar. Esto lo puedo compartir con Padrino: el rechazo a derrocar a Maduro. Esto no lo dice el general, sino Ricardo: el rechazo a tumbarlo aunque presida un gobierno autoritario y optar por la vía electoral para el reemplazo, que es lo que busco desde 1999: la alternancia en el poder.
También coincido con Padrino López acerca de su animadversión hacia el Comando Sur y hacia su antiguo jefe, el almirante Faller (pág. 104-105).
No solo porque Faller terció en nuestros asuntos que no le competía hacerlo –y de una manera muy burda, a mi juicio- sino que el Comando Sur me luce muy “old fashion”, muy “Miami Vice” con una retórica de “Latinos narcos”, que francamente cae pesado y está fuera de época. El Comando Sur se quedó estancado en el tiempo. Una reliquia de la Guerra Fría, de la Internacional de las Espadas, de la DSN, y de la lucha contra la subversión durante los 70-80’s.
Pero que sea nacionalista y americano del Sur no me lleva a ser anti-americano del Norte. Parafraseando al poeta Nicolás Guillén -de Cuba para más señas- cuando escribió al soldado “¿de dónde has sacado tú, soldado, que te odio yo? Me duele que a veces tú te olvides de quién soy yo; caramba, si yo soy tú, lo mismo que tú eres yo”. Pudiera decir como respuesta al general Padrino frente a los EUA, “¿de dónde has sacado tú, americano del Norte, que te odio yo?”.
Esta diferencia con el general en la visión hacia los EUA será para otro artículo. Tal vez el mundo de hoy obligue a los países a alinearse en este NOM (a los EUA o a China/Rusia).
El chavismo optó por sus aliados y tiene que construir un discurso que no es cierto aunque pueda parecer veraz para justificar su decisión y su propia identidad (nuestro “destino manifiesto” truncado y traicionado desde 1830). Pero prefiero para Venezuela una política exterior como la de AD-Copei que no fue apéndice de los EUA pero tampoco contra los EUA. El revisionismo histórico del chavismo tendría que analizar, por ejemplo, la promoción de la OPEP, la fuerte condena a la invasión a República Dominicana, el apoyo decidido al sandinismo, al canal de Panamá para los panameños, o el apoyo a Argentina durante Las Malvinas. No parecen cosas de “lacayos del imperio” que la “historia insurgente” del chavismo trata de adjudicar a AD-Copei, sin éxito. Ni siquiera el chavismo se atrevió a tanto como AD-Copei en muchos temas, a pesar de su ruidosa retórica “anti imperialista”. Una cosa es decirle a Bush “Mr. Danger” desde la seguridad de la ONU, y otra fue haber desafiado a los EUA durante la Guerra de Las Malvinas al enviar misiles al país del Sur, a pesar de ser una horrorosa dictadura (oxímoron), que fue lo que hizo el gobierno de Luis Herrera.
Aquí hay una diferencia con el ministro de la defensa. En el tema EUA, no en su idea del NOM que es una realidad y que no lo veo como negativo para el mundo actual ni para Venezuela.
El general Padrino termina su libro con una propuesta que consiste en la “(…)constitución de un mando militar unificado que soporte cualquier intención geopolítica adversa al imperialismo(…)” (pág. 111). Para el ministro, las instituciones del Sur “tienen sus días contados” si no se promueve un “Comando Estratégico Operacional Geopolítico (CEOG)”.
Es una idea muy plausible y original la que propone el ministro. Sin embargo, tengo una observación. Un mando unificado en una región diversa no funcionará. Nuestra vía tiene que ser “de la diversidad a la unidad” o la “unidad que viene de una diversidad”. Un mando unificado puede ser una imagen de una OTAN regional o de un TIAR, que no ha funcionado.
Más bien, si las instituciones del Sur se retoman como dejó ver la Cumbre de la Celac en 2021, mi propuesta sería retomar el trabajo de Unasur en el tema del Consejo de Defensa Suramericano (2013). No sé si se avanzó en ese asunto, pero lo retomaría. Ya hay un trabajo hecho desde la diversidad y especificidad latinoamericana, además con instituciones diseñadas como la Escuela suramericana de defensa y el Centro de estudios estratégicos de la defensa. Partiría de lo que ya está, y le daría un carácter más de defensa que de instancia militar operacional como un CEO que si no entendí mal, es la propuesta del general Padrino López. Aquí cierro lo geopolítico. Paso al tema político en el libro.
En el nivel político del libro también tengo diferencias. Básicamente porque el general reduce mucho la idea de democracia liberal, aunque le reconoce atributos (pág. 93) pero este modelo de democracia “ha sufrido una involución retrógrada” porque se dejó capturar por intereses fácticos. Luego de reconocer el aporte de la democracia liberal, Padrino López la emprende con adjetivos que no ayudan a su punto, “pseudodemocracia neoliberal representativa” (pág. 87), “(…)en ese engendro que aquí denominamos democracia neoliberal” (págs. 93-94), y la atribuye como una forma de gobierno exclusiva de los EUA para controlar a naciones aunque los EUA y la UE no pueden encarnar su propia democracia liberal (págs. 89-90).
Este rechazo lleva a que Padrino López caiga, no diría en un neopositivismo muy caro a nuestra historia –encontrar “nuestra verdadera naturaleza”- pero busca una suerte de “democracia con características propias” al hablar de “nuestra democracia” (pág. 91). Combina una cita de Mouffé en donde señala que la “democracia puede adoptar diversas formas” (pág. 90) con citas de lo que puede ser el “rational choice” y el “voting correctly” para destacar la dimensión micro del ciudadano que decide en una democracia, para darle entrada a la crítica progresista a la democracia liberal: ésta ya no es tal porque está cooptada por poderes fácticos y no hace posible la participación popular que es la vía para corregir la ausencia o mejor dicho, el secuestro de la representación por poderes fácticos que son los que dominan la política mundial en nombre de la democracia, para imponer un proyecto neoliberal que debilita la soberanía de los Estados en nombre de la libertad, pero que no es más que el proyecto de dominio mundial de los EUA.
Nos dice el general Padrino que, “Ese modelo tiende a desintegrar la normativa originaria en nombre del mercado, porque impone a la machimberra (sic) una democracia restringida que despolitiza el concepto de ciudadanía, deslegitima la intervención del Estado, acota el terreno de la política, libera a la economía de las intervenciones políticas, y deteriora el alcance del sentido de lo público, privatizando todos los servicios” (pág. 90).
El general no ofrece mayores precisiones a lo que denomina “nuestra democracia”. Solo la oposición a la “pseudodemocracia neoliberal”. Lo que señala como característico nuestro, tampoco es nuevo. Ya en su “El futuro de la democracia” (1984) Bobbio expresó que la democracia representativa y participativa no son excluyentes. Efectivamente, ya para 1984 Bobbio postuló que había que expandir los espacios para ejercer la democracia participativa, que no es opuesta a la representación como deja ver el ministro Padrino. Escribió que, “Con esta transformación -la constitución de 1999, N. R- que conceptualiza nuestra democracia, la misma hoy se constituye en un método constante a través del cual el pueblo se ha vuelto protagonista en la vida política del país, ya no delega meramente la soberanía en sus representantes(….)” (págs. 96-97). Casi todos los estudiosos de la democracia coinciden en que ésta tiene muchas fallas y limitaciones, pero no abjuran de su elemento central, aún en tiempos modernos.
La democracia liberal es, sencillamente, límites al ejercicio del poder, no unos señorones (y señoronas) encopetados que van a tomar papelón en la Quinta Anauco, llevados por el coche de Isidoro, caricatura que hago para mostrar un prejuicio común contra la democracia liberal: hacerla ver como “algo de los ricos”, mientras que la democracia participativa “es de los pobres”. O algo exclusivo “de Occidente”. No es así.
Sencillamente son límites al poder porque el poder sin contrapesos cae en excesos y en errores. La cita de Schumpeter que hace el general Padrino (pág. 95) no formula directamente el tema de los contrapesos, pero habla de la racionalidad del votante y al ser limitada, esa racionalidad es sujeta a errores. Los contrapesos moderan los errores. Los trabajos de Amartya Sen ofrecen ejemplos de esto.
No hay que temerles a los famosos “checks and balances” que sí definen a la democracia liberal. Límites al poder no es una “idea de Occidente” o una “imposición del imperio”. Incluso, países autoritarios y de cultura Confuciana como China tienen algún nivel de contrapesos y de límites al poder dentro del sistema (Yuen Ang, 2022), aunque no sean democráticos-liberales. La crítica que se le hace a Xi –desde su país- es justamente esa: que desmonta los “checks and balances” que vienen –y se han perfeccionado- desde la época de Deng.
Padrino López se siente y es parte de un proyecto político que no cree en la democracia liberal -entendida como limitaciones al poder- sino en una democracia popular entendida como la expresión del “pueblo” a través de mecanismos que define un poder político que se asume como vanguardia originaria de una nación porque encarna el legao de los Libertadores. No es casualidad la cita que hace de el Libertador de su discurso de angostura de 1819, “No somos europeos, no somos indios, sino una especie media entre los aborígenes y los españoles” (pág. 92).
Esta distinción entre democracia representativa y democracia participativa no tiene sentido más allá de construir una narrativa política para justificar el discurso del chavismo y oponerlo a la democracia liberal de 1958.
La constitución de 1999 no niega los pesos y contrapesos -es una constitución también liberal- que los gobiernos chavistas han desmantelado. Uno importante, no permitir la postulación para reelegirse de manera indefinida que estaba limitada a dos períodos de gobierno. Se justificó conque si al pueblo no le gusta un presidente, votará en contra, pero ¿si ese presidente controla y se hace de todos los poderes? El Bolívar de Angostura también fue uno de “pesos y contrapesos”.
El otro punto en donde tengo un importante desacuerdo con el libro del general es en su caracterización de Puntofijo. Por dos cosas.
La primera, el tema de la definición de “pueblo”. Para el ministro, el pueblo de Puntofijo fue un pueblo “delegativo”, que delegó en el sistema político. Hay que precisar. Fue una democracia representativa de partidos y de la sociedad organizada en donde el pueblo podía expresarse y, con el tiempo, se buscó abrir los mecanismos de participación. Esfuerzo que llegó a la propuesta de reforma de la constitución de 1961.
Fue una democracia con dos niveles (Arroyo Talavera, 1988) en donde uno era el de los acuerdos entre elites y el otro el nivel fue el de la votación popular. Por eso Juan Carlos Rey la llamó “sistema”. No es este el espacio para una reflexión sobre la democracia de Puntofijo pero no fue “(…)aquella inepta y traicionera democracia delegativa que imperó en el período puntofijista” (pág. 96). Difiero del ministro de la defensa.
Me parece no correcto el uso del término “democracia delegativa” para hablar de una democracia representativa entre 1958-1998, y más la venezolana.
El concepto de democracia delegativa fue acuñado por Guillermo O’Donnell en los 90’s para referirse a los híbridos que ya se veían en la región entre democracias representativas y autoritarismos. Un “caso de estudio” de este concepto fue Perú de Fujimori. La democracia delegativa es eso: el pueblo delega pero no hay contrapesos. El presidente encarna a la nación. No hay ningún tipo de contrapeso. Es muy distinto a delegar en una democracia representativa en donde se delega al representante por medio del voto, para que represente en términos estrictos a un sector o en términos amplios a los intereses generales (los tipos de representación), pero hay contrapesos.
El general mezcla el concepto de “democracia delegativa” con la idea de delegación a un representante en un modelo de democracia representativa, y reduce mucho -y de manera injusta- al modelo de Puntofijo. Comprendo que para la ideología chavista conceder algo a este modelo es impensable -necesita el nosotros-ellos para afirmar su identidad- pero no es correcto. Tampoco es un contenido exclusivo de Padrino López. También está en el mundo civil. Por ejemplo, en el ensayo que Alí Rodríguez escribió sobre Alfredo Maneiro para la re-edición de su libro “Maquiavelo. Política y Filosofía” (Caracas, Editorial el Perro y la Rana, 2019, PP. 98).
La idea de límites al poder son garantía de “nuestra democracia” la que se ha definido, a lo largo de nuestra historia, por buscar esos límites. No en balde fue la lucha por la Independencia para construir un gobierno republicano y, en el Siglo XX, para erigir una democracia que rompiera con la antropología del pesimismo como lo llamó Luis Castro Leiva (el dominio de los “mandones”, sin límites). Construcción en la que los militares tuvieron papel estelar. De hecho, algo que le he escuchado al general Padrino en varias oportunidades -que reconozco como positivo y habla bien de él- es que la resolución de la disputa por el poder político, la tiene el pueblo en las elecciones. Es el que decide en última instancia. Coincido con ese planteamiento.
Quizás, en esta reflexión en la distancia acerca del trabajo del general Padrino López, pudiéramos tener como eje para la discusión acerca de su libro, lo que la constitución define para la política exterior y para la seguridad de la nación ¿Cuál política exterior de Venezuela para el mundo actual? Me gustaría una en donde Venezuela tenga su autonomía y como objetivos de política exterior luchar por los valores que define la carta magna, pero reconociendo los intereses de otros Estados. En sencillo, tener nuestra propia autonomía y objetivos dentro del NOM que analiza el general Padrino López, sin ser satélites de los tripolares. Promover y luchar por unos valores, pero no imponerlos. En ese asunto, me ubico más en el lado de Mearsheimer (2018) y no en el de los “liberales”.
En lo interno, el artículo 328 de la carta magna como centro ¿Qué entender cómo político para la institución? ¿Cuáles son los alcances de la deliberación? No estoy en el grupo que señala que “los militares a sus cuarteles”, o no de la forma cómo se plantea.
El mundo de hoy no es para una concepción huntingtoniana de la institución militar. Las FAN son políticas. Por eso la tesis de Janowitz me luce más pertinente para el mundo contemporáneo y para la Venezuela de hoy. Pero el 328 establece los límites a lo que es la idea de política para la institución militar que los gobiernos chavistas no han respetado. Alcanzar una correcta interpretación de la letra y espíritu del artículo 328 ayudará a cerrar las diferencias entre la institución y una parte importante del país que la percibe partidizada y fusionada con un proyecto político, y por eso rechaza a las FAN.
Cierro esta revisión con la recomendación para leer el libro del ministro Padrino López (los dos). Que un ministro de una cartera tan relevante como es defensa tenga el tiempo para escribir sus ideas, es algo que valoro, así discrepe de varias de ellas y coincida con otras.
Hubo un momento en Venezuela en donde había un nivel de conversación entre el mundo civil y el mundo militar en los temas de seguridad y defensa, y relaciones civiles y militares (circa 80’s). Más en lo primero que en lo segundo. En mi caso, domino más lo segundo que lo primero.
Incluso, el general cita a uno de los referentes civiles de esa época, conocedor de los asuntos de seguridad y defensa: al profesor Aníbal Romero, quien está en una posición política opuesta a la del ministro. Sin embargo, el general lo cita y bien vale su cita, porque Romero es uno de los pocos “criollitos” que realmente tiene una obra buena, densa, y publicada acerca de asuntos de seguridad y defensa, con la que también tengo acuerdos y desacuerdos.
La lectura del libro del general Padrino me invitó a reflexionar mucho, a refrescar y a revisar ideas y conceptos de la geopolítica. A cuestionar mis concepciones y a reforzar algunas de ellas. A pensar el rol de Venezuela dentro de un NOM caracterizado por la incertidumbre. Un rol de un país con personalidad, no satélite. Al reto que como opoisición tenemos -y como país- para hablar con el chavismo en el tema geopolítico y militar porque lleva las riendas del gobierno del Estado. En ponerme en sus zapatos al mismo tiempo en que estoy en los míos.
El trabajo del ministro Padrino también me llevó a pensar en las relaciones civiles-militares con unas FAN con más entidad como las actuales, como en una suerte de “mayoría de edad” que apoyo, más no su partidización y adscripción al proyecto político chavista. Leer su libro fue provechoso para mi. Aprendí, revisé, y cuestioné. Valoro mucho este intercambio en la distancia entre un analista y el ministro de la defensa de Venezuela.
Nuevamente, agradezco al general Vladimir Padrino López su deferencia para enviarme su libro en un tema importante para todo país como es su seguridad y defensa.
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