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La Lupa

La nueva tendencia: desconectarse de las redes sociales

Al "miedo a perderse algo" (FOMO por sus siglas en inglés), le ha salido su contraparte y es "la alegría de perderse algo" o JOMO, como respuesta saludable a la necesidad de estar constantemente conectado, envidiando la vida ajena o exhibiendo la propia. Para los psicólogos, se trata de una solución para evitar la ansiedad, conectarse mejor con los demás y sentirse bien consigo mismo

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Caracas/Foto: Getty Images. Cuando pareciera que la vida real no existe hasta tanto no se publique en las redes sociales - desde "se murió mi abuela" hasta miren qué lindo es mi novio, lo bien que bailo, lo que almorcé, lo felices que somos, etc, etc, etc-, se viraliza finalmente una tendencia absolutamente opuesta a exhibir o mirar lo que otros exhiben. Se trata de "la alegría de perderse  algo" (JOMO por sus siglas en inglés) que busca combatir a su archienemigo, "el miedo a perderse algo", conocido como FOMO y el cual, según los expertos en salud mental, es uno de los responsables de la ansiedad y el stress contemporáneos.

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Enfrentar ese miedo a la alegría de la desconexión digital fue una idea que inició el  empresario estadounidense Anil Dash, director ejecutivo de Glitch, quien utilizó por primera vez el término JOMO (Joy of missing out), siglas que luego tomó la escritora Christina Crook para su libro "La alegría de perderse algo: encontrar el equilibrio en un mundo conectado". Una investigación donde analiza la vida centrada en la tecnología y su impacto en los hijos, las relaciones, las comunidades, la salud y el trabajo. "Al examinar el mundo conectado a través de la lente de su propio ayuno de Internet, la autora Christina Crook crea un caso convincente para aumentar la atención sobre nuestra vida cotidiana y para ello utiliza datos históricos, cartas escritas a máquina, relatos personales, invitando a explorar una nueva forma de vida, más allá de nuestro estado constante de conexión distraída". En lugar de sentir ansiedad por no participar, el JOMO propone abrazar la desconexión intencionada y disfrutar de los beneficios de estar ausentes en ciertos momentos.

De hecho, la psicóloga española Carla Álvarez confirmó al diario ABC la importancia de la desconexión voluntaria: "La presión constante por estar al día con todo lo que ocurre, ya sea en redes sociales, eventos o actividades, puede generar altos niveles de ansiedad, fatiga emocional y un sentimiento continuo de insatisfacción. En cambio, abrazar este nuevo enfoque, centrado en la calma y en la toma de decisiones conscientes, permite priorizar nuestras necesidades personales y desarrollar una relación más saludable con el tiempo y la tecnología".

Según su criterio, la desconexión voluntaria tiene efectos positivos en la salud mental: "Cuando elegimos conscientemente alejarnos del ruido digital y de las exigencias sociales, nuestro cerebro experimenta una reducción en los niveles de cortisol, la hormona del stress y aumenta la producción de serotonina, lo que mejora nuestro estado de ánimo... Al darnos permiso para no estar disponibles todo el tiempo, creamos espacios para reflexionar, resolver problemas y disfrutar de actividades que realmente nos nutren a nivel emocional", asegura. 

De hecho, una investigación realizada los días posteriores al 4 de octubre de 2021, cuando se cayeron los servicios digitales de la compañía Meta (propietaria de Facebook, Instagram y WhatsApp) durante varias horas, millones de usuarios fueron presa del FOMO, pero muchos otros confesaron haber sentido alivio: tuvieron Mayor tiempo para la introspección (las personas se enfocaron en sí mismas y experimentaron una mayor claridad sobre lo que realmente importaba en sus vidas). Fomentaron la creatividad (el tiempo libre y la tranquilidad permiten que la mente se relaje y divague. El “aburrimiento” o la desconexión pueden ser catalizadores de nuevas ideas y sintieron una notable mejora de las relaciones personales, ya que, sin redes, priorizaron los encuentros cara a cara). 

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