La Lupa
La propuesta de Bukele recriminaliza a los deportados: ¿cuáles son las alternativas?
Bukele le lanzó a Maduro una propuesta de canje: los detenidos en los EUA y enviados a El Salvador por presos políticos en Venezuela. Ni Bukele había terminado de enviar el tuit, cuando en redes de Venezuela, cierta opinión señaló que la propuesta es “brillante” y que era un “jaque mate” al gobierno. Este la rechazó y exigió al ejecutivo de El Salvador responder varias preguntas acerca de venezolanos detenidos. A primera vista ¿quién puede rechazar esta propuesta la que, si se da, supone que más de 500 personas sean liberadas? Pero la propuesta tiene debilidades y es engañosa. Lo más grave es que recriminaliza a los detenidos en El Salvador. Fueron criminalizados al ser detenidos en los EUA y, si la propuesta se acepta tal como se hizo, serán nuevamente criminalizados porque asumirán que son parte del Tren de Aragua para ser libres. Quedará en su expediente para toda la vida ¿Alguien que es inocente asumirá ese precio para quedar en libertad? Es el análisis que hace el artículo
Caracas / Foto: Composición.- El domingo 20 de abril en su cuenta de tuiter, el “filósofo rey” de El Salvador -como se define en su “bio”- Nayid Bukele hizo una propuesta al presidente Maduro (RP, del 28 de julio), que despertó la alicaída política de Venezuela en redes sociales.
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El mandatario salvadoreño planteó a su par venezolano lo siguiente,
“Señor Nicolas Maduro. Usted ha dicho en numerosas ocasiones que quiere a los venezolanos de regreso y en libertad.
“A diferencia de usted, que tiene presos políticos, nosotros no tenemos presos políticos. Todos los venezolanos que tenemos bajo custodia fueron detenidos en el marco de una operación contra pandillas como el Tren de Aragua en Estados Unidos”.
“A diferencia de nuestros detenidos, muchos de los cuales han asesinado, otros han cometido violaciones, y algunos incluso habían sido arrestados en múltiples ocasiones antes de ser deportados, sus presos políticos no han cometido ningún delito. La única razón por la que están encarcelados es por haberse opuesto a usted y a sus fraudes electorales”.
“Sin embargo, quiero proponerle un acuerdo humanitario que contemple la repatriación del 100 % de los 252 venezolanos que fueron deportados, a cambio de la liberación y entrega de un número idéntico (252) de los miles de presos políticos que usted mantiene”.
“Entre ellos, Rafael Tudares, yerno de Edmundo González; el periodista Roland Carreño; la abogada y activista Rocío San Miguel; la señora Corina Parisca de Machado, madre de María Corina Machado, a quien amedrentan a diario y les sabotean el acceso a servicios básicos como la luz y el agua; así como los cuatro dirigentes políticos asilados en la embajada de Argentina y otros venezolanos presos políticos. También se incluirían los casi 50 ciudadanos detenidos de otras nacionalidades: estadounidense, alemana, dominicana, argentina, boliviana, israelí, chilena, colombiana, ecuatoriana, española, francesa, guyanesa, neerlandesa, iraní, italiana, libanesa, mexicana, peruana, puertorriqueña, ucraniana, uruguaya, portuguesa y checa”.
“Nuestra Cancillería enviará la correspondencia formal. Dios bendiga al pueblo de Venezuela”.
La propuesta tiene dos análisis. Uno político y otro, si se puede llamar así, ético y humano porque involucra a personas detenidas por motivos diferentes tanto en Venezuela como en los EUA (y llevados a El Salvador), etiquetadas por el poder político de una manera, y en común sin el debido proceso, principio difícil de comprender por muchas personas como se ve ahora. Algunas incluso que parecen “sensatas”. Los presos políticos son un tema complejo por donde se le vea.
Escribir sobre personas detenidas no es fácil. Aunque tengo sanciones por parte del Estado por mi posición y acciones políticas -no hablo de eso, no vivo de eso, no presumo de eso, ni quiero dar lástima por eso en redes sociales para ganar apoyo, credibilidad, o “likes” para ser “alguien”- escribo este artículo tranquilo en mi oficina, y en mi vida tranquila que me agrada y no cambio por nada. No estoy detenido y creo no lo estaré (aunque “la lengua es el castigo del cuerpo”).
Hacer un análisis de este tipo produce sentimientos de culpa, “estoy libre y escribo sobre detenidos”. No soy una amenaza “para el régimen” que es el criterio de cierta oposición para ver si eres de oposición (aunque quienes lo dicen, están libres y campantes).
Uno se siente mal por eso. Pero hay que analizar ese sentirse mal. Tal vez no me ha llegado el momento. Quizás cuando llegue sea apresado. Quien sabe. A lo mejor no. O ese momento no llegará. No es un asunto sencillo para analizar. Pero hay que hacerlo. Es la responsabilidad del analista.
Comienzo por la parte ética y humana, que es la más complicada en el análisis de la propuesta de Bukele.
Por supuesto, desde este punto de vista, bienvenida la propuesta de Bukele ¿Quién no quiere a más de 500 personas libres? Todos, pero aquí viene el problema ético porque tal como está formulada la propuesta es una relación perder-perder, no una ganar-ganar. Así tal cual es inviable. Los queremos libres, pero que sea viable la libertad y no una “chucuta” para complacer a tuiter, más interesada en que la propuesta golpee a Maduro que en la libertad de los detenidos. Estos son un medio, un instrumento, sacrificables si es preciso. Aquí viene el problema ético y de vida: la libertad no se da en el vacío o en los deseos, sino que está construida por diversas aristas ¿Quién no quiere el fin de la guerra de Ucrania? ¿Por qué las críticas al plan de Trump? También tiene un fin loable: parar la muerte de quienes participan en el conflicto. De acuerdo con presidente norteamericano, cada semana mueren 5.000 personas en esa guerra. Es decir, 20 mil al mes, 240 mil personas al año ¿Quién no quiere terminar con esto? ¡Trump tiene razón! Pero a Trump se le dice -con razón- que es una propuesta que hay que pulir. El fin de una guerra no es por cualquier medio o porque en sí, sea bueno. El punto es cómo lo bueno es viable. Vivimos en un mundo de realidades que generan sus propias restricciones. Trump comienza a vivirlo.
De hecho, Putin pone a prueba la paciencia de Trump porque sabe que el presidente de los EUA es una persona de “para ya” y Putin es distinto: taimado. Trump se enfrenta a las realidades e, incluso, trata de forzarlas al obligar a Ucrania a aceptar un acuerdo que no quiere pero que no puede rechazar, solo mejorar. Son las realidades políticas y de la vida. En ese duro aprendizaje de variables que Trump no puede controlar -a Putin o a Xi- el 26-4-24 amenazó a Rusia con “sanciones secundarias”. En un tiempo Trump se dará que la “zanahoria y el garrote” ya están fuera de moda. Mientras aprende, morirá más gente en Ucrania, aunque no quiera, pero esa es la realidad de la vida. No decir, “no quiero más muertes” -aquí el verbo no crea realidades- sino “cómo hacer viable que no haya más muertes”. No es solo un “deal” -que es lo que Trump sabe- sino construir el contexto para que el “deal” sea posible, que es lo que no sabe porque, como dijo, está acostumbrado a que le “besen el culo”. El problema es que Rusia o China no lo harán. Entonces, entra la política cuya misión en viabilizar los deseos, si es posible. Ojalá a Trump le haya caído la locha sobre la política en el funeral del Papa Francisco y en el encuentro que tuvo con Zelensky en la Basílica de San Pedro, que algo le puede enseñar a Trump sobre política porque tiene medio milenio de pie.
¿Quién no quiere el fin de la guerra en Palestina? No es posible tal como esa guerra está construida. No se puede detener. La última llamada del Papa fue su llamada por teléfono diaria a Gaza, pero no pudo detener el conflicto. No podía. Es el representante de Dios. Podría la política. La política es para resolver y bien, pero una buena resolución pasa por una buena construcción del problema político, que muchos son conflictos. La política no solo es consenso. También es conflicto. Este puede generar un consenso -el Pacto de Puntofijo por ejemplo- y el consenso puede terminar en conflicto. Por ejemplo, el “by partisan consensus” de los EUA que no funciona por lo menos desde la presidencia de Obama. Es decir, casi tres lustros. Por eso ese país está enguerrillado ¿Quién no quisiera resolver ese conflicto? Pero está construido de manera polarizada. Sin solución. Las elecciones no resuelven no porque no sirvan sino porque se dan en un conflicto ya construido. Lo refuerzan entonces. Primero hay que deconstruir el conflicto para que las elecciones sirvan. No quiere decir que no deban existir o participar en ellas, pero su tarea hoy es otra. Cambian gobiernos o los desafían, pero no canalizan el conflicto. Se requiere de la meta-ingeniería política antes de la ingeniería política. En sencillo, qué hace viable un acuerdo antes que el acuerdo sea realidad. Puntofijo nació no en octubre de 1958. En esa fecha se formalizó. Pero nació cuando los dirigentes políticos concienciaron la necesidad imperiosa de poner fin a la política como conflicto que es la historia de Venezuela. Aceptaron convivir y no aplastarse, que fue la experiencia que les dejó el famoso “trienio adeco”. Cuando se dio esa conciencia, Puntofijo fue una realidad. El pacto no nació de la nada o solo por el “deber ser”. Nació cuando se construyó de manera política antes que en el papel.
Sí, queremos libres a los 500 pero la naturaleza del conflicto político venezolano no lo hace posible, por más chantajes en tuiter que preguntan “¿por qué no hablan de los presos políticos?”. Yo no hablo o poco porque no estoy preso y estoy en la política. Es decir, lo mío no es hablar sino hacer viable una solución como fue mi experiencia con unos intentos que se hicieron en 2008 para comisarios de la PM y de la PTJ detenidos por abril de 2002, o como fue mi apoyo a Unión Radio en 2009 cuando el Estado se querelló contra la estación por unas cuñas. Defendí a esa emisora y, como con los comisarios, fue “pro-bono”.
Más que hablar por tuiter, me gusta trabajar en los hechos y en las realidades. Hoy solo se habla de los presos políticos -como chantaje y para ser famosos- pero, salvo algunas ONG, no hay trabajo a favor de los presos políticos o de los testigos electorales detenidos por el 28 de julio, que es el chantaje de cierta oposición para poner contra la pared a quienes vamos a votar en mayo. Ojalá en vez de tuitear organizarán una red de ayuda para los testigos electorales detenidos que tanto le preocupa a esa cierta oposición.
Un indicador de la diferencia entre el discurso del poder y de lo viable, es que las cartas de las cancillerías de Venezuela y la de El Salvador son distintas a lo que dicen sus presidentes, que se orienta a complacer a sus gradas de tuiter. Las cancillerías tratan de deconstruir el conflicto para hacer viable una solución. Mientras los presidentes juegan a los aplausos del público barato y cómodo que tienen en tuiter que quiere sangre para subir un video y mostrarlo (mientras espera el delivery, algún suculento platillo, seguro), las cancillerías hacen la meta ingeniería política para ver si la propuesta es viable, pero las cancillerías no mandan.
Si se quiere libre a los 500 hay que trabajar duro. Hasta Trump conciencia que tiene que trabajar duro para que un “deal” en Ucrania ocurra, y no será uno ideal ni gustará a todos ¿Se quiere acabar con la invasión rusa a Ucrania? No es solo con condenas desde tuiter -la invasión cumplió 3 años- sino trabajar desde el punto de vista de lo viable, es decir, de la política. La política no es solo el “arte de lo posible” sino hacer viable lo que es complicado en la vida humana en la “polis”. Hacer de lo imposible algo posible si es posible.
Sí. La propuesta de Bukele suena bien, pero genera precedentes negativos ¿Y los nuevos deportados entrarán en ella, por ejemplo? Los queremos libres,pero ¿bajo qué método? Aquí el sueño choca con la realidad. Por eso toda la introducción previa sobre los deseos y lo viable.
El tema humano y ético es cómo lograr que estén libres, pero sin ser manipulados porque la primera reacción es aceptar la propuesta, pero ésta no es inocente ¿Quién no quiere su libertad? Pero ¿y los otros detenidos? Ahí está lo duro. Los detenidos en Venezuela y en El Salvador entran en un juego de poder entre dos gobiernos. Los detenidos son la imagen de las fichas de cambio, efectivamente.
Aquí está lo relevante, a mi modo de ver, desde el punto de vista humano y político. El tuit de Bukele aseguró que “Todos los venezolanos que tenemos bajo custodia fueron detenidos en el marco de una operación contra pandillas como el Tren de Aragua en Estados Unidos”. Asume que todos los enviados a su país son delincuentes cuando el periodismo de investigación y decisiones de jueces en los EUA, señalan que eso no es así. Que no todos tienen “prontuario policial”. Casi ninguno. Aquí está lo engañoso y perverso de la propuesta de Bukele.
Para ser libre -al asumir que el intercambio se materialice- hay que aceptar que una persona inocente asuma que es del Tren de Aragua, porque si no, no será libre. Esto “no es negociable” porque si no, la propuesta no sería propuesta sino lo que se reclama: el debido proceso para probar inocencia o culpabilidad.
La propuesta de Bukele, justamente, busca obviar esto con el espejismo de una libertad que re-designa a personas como delincuentes, dos veces. Bukele quiere evitar las críticas a que no hay debido proceso porque si lo hubiera, se conociera el estado jurídico de cada uno de los detenidos y, posiblemente, el CECOT quedaría en entredicho y, para Bukele, esto no es aceptable en su estrategia de poder. La propuesta no individualiza sino ofrece “un paquete de detenidos” para ser cambiado por “otro paquete de presos” y cerrar el caso porque aceptaron “ser delincuentes”, el precio para su libertad que en tuiter reclaman, eso sí, quienes lo hacen no están señalados de pertenecer a una “pandilla” de las que EUA habla.
El precio de una libertad que no se sabe si ocurrirá es muy alto: quedar marcado como parte del Tren de Aragua de por vida.
Tomemos un caso famoso de un detenido venezolano en los EUA y enviado a El Salvador. El estilista que fue detenido solo por tatuajes. Su caso se hizo famoso porque un fotógrafo de un medio retrató cuando el detenido pedía algo como clemencia o comprensión, y la respuesta fue la indiferencia. Pedía por su mamá, pero el trato fue de agresión. Seguramente esta persona querrá salir al vivir en ese infierno que jamás esperó, pero ¿le gustará quedar marcado como parte del Tren de Aragua, para toda su vida cuando no lo es?
El canje de Bukele no debe incluir borrar los expedientes porque eso desautorizaría a Bukele y a los EUA, aparte que legitimaría -aunque fueran borrados- que no hubo debido proceso. Bukele quiere zafarse de su responsabilidad al no ofrecer debido proceso con una propuesta engañosa, que su sistema judicial no es tal y que recibió un “paquete de detenidos” como un oferente de servicios. En este caso, de cárceles por lo que su gobierno cobra una tarifa.
Esto es lo peor de la propuesta. Recriminalizar a inocentes: criminalizados por los EUA y, ahora, vueltos a criminalizar porque si salen libres, se asume que son del Tren de Aragua y que no hubo debido proceso sino un canje.
Para quienes señalan que la propuesta de Bukele es “brillante e interesante”, queda la pregunta ética y política: si alguno es detenido, pero sabe que es inocente ¿Aceptaría un canje para ser liberado pero que quede en el expediente para toda su vida que no es inocente sino del Tren de Aragua? (ser del TDA es el supuesto de partida de la oferta de Bukele) ¿Se arriesgaría a viajar pero, de repente, aparece en la pantalla de Interpol y es detenido?
Lo otro perverso es que la “oferta es válida para 252 personas”, pero EUA reiteró su voluntad de seguir deportando a venezolanos a El Salvador ¿Los nuevos deportados no entrarán en la “oferta”? ¿Hay detenidos de primera y de segunda o será una versión de a “puerta giratoria Maduro-Bukele”? Es decir, los canjes serán en función de los detenidos en Venezuela y en El Salvador. Es perverso: salen unos, entran otros. Aquí no vale el “agarrando aunque sea fallo”. Justamente, por eso se reclama el debido proceso.
Es duro dejar que personas sigan detenidas para rechazar un juego de poder y no perpetuarlo, con la incertidumbre que a lo mejor no salgan y sientan que perdieron una oportunidad y fueron olvidados.
Ese es el lado humano. Si estuviera detenido claro que aplaudo a Bukele y a su propuesta. Pero no estoy detenido. Aquí viene la culpa porque pienso que la propuesta es manipuladora, para cambiar una imagen, hacer un control de daños, y “lavar la cara al gobierno de Bukele”. Ni siquiera un venezolano hizo la propuesta. La pudo hacer, y quizás tuviera más legitimidad. No la hizo por miedo a Trump. Entonces la hace Bukele que espera tener una alta ganancia política. Por eso su tuit termina con un “Dios bendiga al pueblo de Venezuela”. Escrito con toda la intención para una parte del pueblo que se siente oprimido, indefenso, y en desesperanza. Bukele como el nuevo salvador.
Los presos como medio para configurarse como una esperanza para Venezuela luego de su tuit-fracaso del 9 de enero sobre el clima en Caracas que muchos interpretaron como que “algo viene”, porque tuvo 13 millones de vistas. A tuiter le encantan esos mensajes de engaño. Disfruta la seducción de ser timada. Es como un placer culposo, “Engáñame para martirizarme”. Como para un bolero de despecho político pero arrecho. Pero no vino nada. La temperatura todavía es de 22 grados C. El presidente de El Salvador quiere recuperar su prestigio y qué mejor que esta propuesta.
La propuesta Bukele es una situación perder-perder salvo que se halle una solución que va más allá de rentabilizar el caso en buenos y malos, que es lo que Bukele hace y cierta oposición que jura ser muy avezada, refuerza.
Ahora entro en la parte política del planteamiento de Bukele ¿Realmente lo hizo por los detenidos? No. Y no necesariamente debió porque la política es el reino del poder. Vargas Llosa lo descubrió luego de perder con Fujimori en las elecciones peruanas de 1990.
En el “Pez en el agua”, el notable escritor recientemente fallecido, citó a Weber en el punto que define a la política, “quien se mete en política, es decir, quien accede a utilizar como medios el poder y la violencia, ha sellado un pacto con el diablo, de tal modo que ya no es cierto que lo bueno solo produzca el bien y lo malo el mal, sino todo lo contrario”. El poder, lo descubrió un removido Vargas Llosa al perder la elección en 1990, es “llegar a él, quedarse en él, o volver a ocuparlo cuanto antes”. Lo demás no importa, así sean presos políticos.
No significa que la política deba ser cínica o despiadada, aunque estemos en tiempos del -como llama Marta Lagos- “estallido autoritario” y no en tiempos del “estallido social” como en Chile de 2019. Por eso la falta de humanidad que tiene a menudo la política.
Tal vez por lo anterior, la imagen de Francisco es gigante porque la gente intuye que vivimos tiempos crueles. Falta a la política, al citar a Francisco en su encíclica del 24 de octubre de 2024, “Como diría Heidegger, para recibir lo divino hay que construir una ‘casa de huéspedes”. Puede parafrasearse, “para recibir la política hay que construir ‘una casa del otro”.
Bukele sigue a Weber como cualquier político. No es lo bueno o lo malo. Su propuesta “buena” puede producir un resultado malo en lo político. El asunto de los medios y fines. El fin del prestigio para Bukele acoge medios no buenos para su realización, como esta propuesta.
Este fue el motivo político de su propuesta: mejorar su imagen. Bukele es algo como un “autoritario cool” que encanta en redes sociales. Por eso le aceptan o se hacen los locos con su autoritarismo y con las denuncias que él y su familia compran terrenos. En esto, un Juan Vicente Gómez con tuiter.
Con esta propuesta el presidente de El Salvador quiso “matar varios pájaros de un tiro”. El primero, como se dijo, mejorar su imagen que pasa de un “autoritario cool” a un “autoritario convencional”, sin la magia de lo “cool”.
La causa es que la “joya de la corona” de su gobierno, el CECOT, también comienza a verse no como una “cárcel modelo” sino como un campo de concentración y un “gulag tropical”. En sencillo, Bukele baja a la tierra para ser visto como un autoritario más que se aprovecha del poder. En este caso, al ofrecer un “gulag” como servicio, principalmente a los EUA que paga por ese servicio. Los detenidos en El Salvador le causan un “daño reputacional” y a la trabajada imagen de un “autoritario cool” que tuiter delira por uno, sea en El Salvador -lo tienen, aunque ahora muestra la cara fea- o en Venezuela, pero que sea “de derecha”.
En segundo lugar, cuidarse las espaldas de una eventual acción judicial futura, sea en su país -poco probable- sea en los EUA, que es más probable.
Las evidencias que muchas deportaciones fueron ilegales y no cumplieron con el debido proceso son abundantes y demoledoras ¡Hasta la foto que Trump mostró para justificar la deportación del famoso “Maryland man” fue un Photoshop que el presidente de los EUA quiere vender como real! Su política se sustenta en una mentira: en un retoque de imagen. No pasa nada simplemente porque Trump y Bukele están en el poder, pero no siempre será así, más en los EUA, aunque Trump diga que “no está jugando” para buscar un tercer mandato.
Ya hay demandas en los EUA. Una me que gustó porque está entre los demandantes, es el venezolano comentado arriba, el estilista enviado a El Salvador y humillado en ese país solo por pedir hablar con su mamá. Tiene nombre: se llama Andry Hernández Romero. Es el “lead plantiff” en una demanda en los EUA contra la ley de enemigos extranjeros, en la que el gobierno de Trump se sustenta para justificar el envío de venezolanos a El Salvador.
En algún momento esas demandas van a prosperar o a ser evaluadas y Bukele tendrá su responsabilidad así esté en El Salvador. Busca curarse en salud porque asume que el canje anulará todo el proceso judicial y las evidencias que cuestionan el procedimiento y el fondo de la política migratoria de Trump.
Algo llamativo de su propuesta -a lo mejor lo pasé por alto- es que no hay un pronunciamiento oficial de los EUA. Puede ser por muchas razones. Una, es que Trump también quiere curarse en salud, pero no puede hacer la propuesta porque todo el discurso de su gobierno se caería ¿Cuáles bandas y “pandilleros”? En ese escenario, lloverían más demandas.
Al hacer una propuesta “ecuménica” cada uno -Bukele y Trump- busca “salvar el pellejo” o salir ileso a futuro. Con una propuesta que parece bondadosa, pero es un control de daños por la cantidad de evidencias que señalan los abusos y ausencia de procesos para llevar a los deportados a El Salvador.
Aquí entraron unos “free riders” o unos avispaos que quieren aprovecharse de la propuesta de Bukele para resolver su problema de imagen. Son los sectores de la oposición que callaron cuando Trump comenzó su política de deportar por miedo a molestarlo ya que busca el apoyo de los EUA para ver si, por fin, con la “presión” de “cortarle las finanzas a la dictadura”, se produce el esperado “quiebre de la coalición dominante”. Este sector de la oposición calló y calla por las acciones de los EUA contra compatriotas en ese país.
Salió de su “silencio estratégico” cuando Bukele hizo su propuesta. Por eso es un “free rider”. En criollito, cierta oposición se “montó” en la propuesta para quedar como la campeona de los deportados y dejar en la cuneta a las ONG en la que están venezolanos y abogados -principalmente norteamericanos- que han hablado y criticado esta política desde el principio. Sencillamente, una viveza. No hizo nada y ahora quiere quedar como la campeona y los que trabajaron por los venezolanos deportados, quedar en el olvido o “dejarlos en la guayabera”.
El “crimen perfecto” para Bukele y los “free riders” venezolanos de cierta oposición. Solo un detalle. Que las demandas y las evidencias previas son tantas, que su “crimen perfecto” quedó al descubierto. Si hubieran hablado cuando debieron, tendrían credibilidad, pero callaron. Y todavía callan. Si están tan preocupados por los venezolanos en El Salvador ¿por qué no estudia hacerse parte de la demanda contra la ley de enemigos extranjeros, cuya demanda encabeza el venezolano Andry Hernández? Tal vez si hace esto u otra cosa a favor de esos compatriotas, gane algo de credibilidad. Lo que reveló, más bien, es que la propuesta es otra herramienta en su lucha contra el gobierno, pero no la herramienta que debe emplearse para reclamar al gobierno: el debido proceso del que el gobierno de Maduro habla cuando no lo cumple con sus propios nacionales. Es ahí donde hay que trabajar.
Finalmente, está el punto sobre cómo promover que los venezolanos en El Salvador y en Venezuela tengan la libertad plena, no chucuta y alejada del espectáculo de tuiter que hace de los presos unas fichas, meros objetos en la lucha política entre el gobierno y la oposición, objetos del que hablan personas que están muy cómodas en tuiter.
Veo dos vías. Una política y otra diplomática. Solo esbozo lo que pueden ser los lineamientos de cada una porque cada una requería un artículo, y eso ya sale de lo planteado para este artículo.
La política es resaltar la ausencia del debido proceso en los EUA, El Salvador, y en Venezuela. Hacer contraste. Por ejemplo, en el caso venezolano. El 25-4-25 el FBI detuvo a una jueza porque “obstruye la labor del ICE”. La noticia me dejó un mal sabor. Algo como la “operación tun tun”. Lo irónico es que el gobierno de Maduro criticó esta acción en los EUA. El contraste es señalar la hipocresía del ejecutivo que pide a los EUA que haga lo que el gobierno nacional no hace en la patria.
La diplomática me resulta más interesante porque es más viable, más práctica. Es lo posible.
La diplomática es a partir de las cartas que escribieron las cancillerías de ambos países. No son malas. El tono es totalmente distinto a lo que tuitean o afirman los presidentes. Para liberar a detenidos, el tono cuenta. Los que están en la Embajada de Argentina en parte no han salido por el tono empleado “por ambos bandos” en esta situación en particular.
Las comunicaciones de las cancillerías de Venezuela y de El Salvador, ambas del 22 de abril de 2025, no son malas por el tono y porque dejan la puerta abierta a algún tipo de conversación para tratar el tema de los detenidos en El Salvador. Que esta puerta realmente se abra va a depender no del espectáculo de tuiter que quiere sacrificar a esos detenidos, pero decir que los quiere ayudar, sino por el trabajo en silencio.
Dependerá del trabajo de los diplomáticos de ambas cancillerías que construyan o piensen en una propuesta viable para la libertad de los detenidos, que tome en cuenta los precedentes que puede sentar si se hace mal o la propuesta actual de Bukele. Pero es la alternativa que observo: que ambas cancillerías, a partir de sendos comunicados, desarrollen el asunto de los detenidos en Venezuela y El Salvador, lejos del espectáculo en redes sociales.
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