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Opinion

La tragedia económica

¡Ahora lo que tenemos, para vergüenza de lo que fue un petroestado son kilométricas colas en las estaciones de gasolina y la espera transoceánica del auxilo que nos trae unos tanqueros iraníes!

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Caracas / Por: Carlos Canache Mata.- A estas alturas del año, Venezuela tiene una inflación acumulada de 1.798,57%; la moneda nacional que está en trance de esperar exequias, el bolívar, ya no cumple las tres funciones del dinero, que son servir de medio de pago, de medio para acumular valor, y como unidad de cuenta (como unidad de cuenta, muchas veces la cifra que hay que registrar no cabe en la calculadora); una contracción económica (caída del PIB) acumulada de 81,2% en los 7 años del régimen de Maduro; la tasa de cambio, cuando escribo estas líneas (23-11-2020), registró, al abrir la jornada, el precio del dólar en el mercado paralelo en 950.259,63 bolívares, y, con el aumento de la liquidez monetaria que hay en los días navideños, seguramente se habrá disparado al cielo –o al infierno-  al cierre del año; el desempleo ha trepado a la cifra alarmante del 54,4%; el 79,3% de la población vive en pobreza extrema y el 96,2% en pobreza por ingresos (ENCOVI); el 30% de los niños tiene desnutrición crónica, según el indicador talla-edad, que dejará secuelas irreversibles en el curso de los años, una situación que “se ha vuelto insostenible”, al decir de la conocida nutricionista Susana Raffali.

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La tragedia de la economía nacional es reflejo de la tragedia de su industria petrolera, gerenciada por Pdvsa, hoy en proceso destrucción, después de haber sido la segunda mayor empresa petrolera del mundo, cuyas ventas le generaban al país alrededor de 35.000 millones de dólares, a pesar de que el precio del barril era de unos 12 dólares. La sola capacidad de refinación interna de Pdvsa (sin incluir las refinerías en otros países, de las cuales Venezuela era propietaria total o parcialmente) era de 1,3 millones de barriles diarios, que daba para abastecer el mercado interno y tener un excedente para la exportación. ¡Ahora lo que tenemos, para vergüenza  de  lo que  fue un petroestado (hoy somos un productor marginal de petróleo, de poco más de 300.000 barriles diarios), son kilométricas colas en las estaciones de gasolina y la espera transoceánica del auxilo que nos trae unos tanqueros iraníes!

Gustavo Coronel, que sabe de petróleo, escribió en artículo reciente que “los verdaderos nudos críticos que han arruinado a Pdvsa son tres: (1), una falta de inversiones y de mantenimiento, porque se le ha quitado el dinero a la empresa para hacer política populista; (2), una carencia de gerencia profesional y honesta; (3), una ausencia de políticas adecuadas para hacer de la empresa un centro de rentabilidad y no una caja chica del régimen o una empresa “social”, en lugar de atender a su actividad medular”.

¿Es que no hay manera de parar la destrucción de la nación?



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