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La Vinotinto no juega ante comparsas de carnaval

La selección debe dar el salto de calidad que exigen sus rivales si quiere estar en Catar

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Caracas. Jugaron contra países con un mejor presente, Colombia tiene probablemente la mejor generación de jugadores de su historia, con un grupo consolidado que se conoce bien y Paraguay arrastra ocho presencias en mundiales, con un entrenador con más de un año conociendo a su equipo. Bajo esas premisas, no era descabellado pensar que Venezuela podía empezar con mal pie el camino rumbo a Catar 2022.

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Sin hacer mención a lo institucional, la Vinotinto atraviesa un momento de reestructuración a nivel deportivo. Tras la marcha de Rafael Dudamel, asumió las riendas el portugués José Peseiro con la titánica misión de llevar al combinado patrio a su primer Mundial, pero nadie contaba con que la pandemia del COVID-19 estropearía sus planes para construir a la selección en función de sus deseos.

Su ciclo debía comenzar en junio con la Copa América, un evento importante, pero no equiparable con la trascendencia que implica afrontar las Eliminatorias. Dicho certamen era idóneo para que el estratega trabajara con su filosofía. Nada se pudo materializar.

Contra viento y marea la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) decidió que las únicas Eliminatorias que se reanudarían este año serían las de la región, por lo que se inició una carrera contra el tiempo del cuerpo técnico para confeccionar el plantel sin fogueo previo.

Afortunadamente, el país cuenta con una camada de futbolistas talentosos. Algunos de ellos tuvieron en las últimas semanas buenas actuaciones en sus respectivos clubes, tal es el caso de: Herrera, Machís, Soteldo, Savarino, Rosales y Otero. Solo destellos de eso se trasladó a Barranquilla y Mérida, donde lo que quedó más expuesto fue la falta de trabajo de Peseiro.

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A la lista de contratiempos se sumaron las bajas de José Salomón Rondón y Yordan Osorio por causas derivadas de la pandemia, además de la lesión a última hora de Mikel Villanueva.

El rol de Peseiro

Son dos derrotas consecutivas que bajan el entusiasmo de la afición. Es muy prematuro para decir que no hay posibilidades de ir al Mundial. El margen de mejora puede ser grande y el recorrido es extenso.

Poco se puede evaluar de la labor de Peseiro debido a los factores expuestos, pero hay algunos aspectos que sí dependieron de lo que pudo maniobrar del equipo.

1- Pararse con un esquema nuevo (4-2-3-1) ante Colombia, cuando el elenco estaba habituado al tradicional 4-3-3 de Dudamel, que se caracterizaba por defender bien y apelar a transiciones rápidas.

2- La falta de agresividad en la marca frente a Paraguay. Si bien Peseiro reconoció que ante Colombia no era el momento de cambiar el esquema y volvió al 4-3-3, se abandonó por completo algunos detalles como ejercer presión, dando únicamente prioridad a no conceder libertades, lo que representa un riesgo importante frente a combinados que han demostrado que sí buscan forzar el error y que los saben capitalizar.

Material para crecer

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Las actuaciones de Otero y Soteldo evidenciaron que se tienen los elementos para hacer daño a cualquier rival. El trabajo, aunado a lo que puedan aportar los que estuvieron y los que no, hace creer que en la siguiente doble fecha, el equipo debería crecer en una de las asignaturas pendientes: el ataque, que no logró marcar ni un gol.

Venezuela pudo salir de Mérida con los tres puntos o al menos uno con otros recursos, principalmente con el balón detenido, combinado con el buen juego aéreo que se mostró durante todo el compromiso.

Lo que sigue

En noviembre vienen Brasil y Chile, adversarios en teoría más complicados que Colombia y Paraguay, pero Venezuela tiene material para recuperarse. La zaga se comportó a la altura en el segundo choque, aunque con cosas por mejorar, sobre todo porque los guaraníes no tienen el mismo bagaje ofensivo que brasileños y australes.

Serán partidos claves en los que la presión y la exigencia debe ser máxima, sin obviar que los rivales con los que hay que lidiar en las Eliminatorias no son comparsas de carnaval, sino equipos serios, bien trabajados, que tienen la misma sed de triunfo que nuestro país, no están dispuestos a solo desfilar y participar. Todos, sin excepción cuentan con capacidad para dejarnos comprometidos en la lucha para asistir a territorio asiático.

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