Los reveladores detalles de la batalla campal entre PNB y hampones en El Cementerio

Caracas, 27 de diciembre.- Este lunes en horas de la tarde se presentó un enfrentamiento entre funcionarios policiales y delincuentes en el sector Las Palmas de El Cementerio, municipio Libertador de Caracas. Funcionarios informaron a El Cooperante los detalles de este suceso, que hizo que El Cementerio se convirtiera en segundos en una zona de guerra.

Alrededor de las 02:00 de la tarde, funcionarios de la PNB y de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) se enfrentaron a una peligrosa banda que opera en la zona. Un fuerte estallido se escuchó en toda la parroquia, se trataba de una granada que fue lanzada por los hampones en la parte alta del barrio Los Alpes contra los funcionarios.

A parte de granadas, también los delincuentes descargaron sus metralletas, como los propios “gatilleros alegres”, contra los uniformados, quienes también intentaban repeler la acción con sus pistolas.

Media hora después, se escuchó la detonación en la zona de otra granada, específicamente por el barrio Las Palmas, donde los delincuentes se atrincheraron  por las veredas del barrio. Al lugar también llegó a prestar apoyo un helicóptero del Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales  y Criminalísticas (Cicpc), quienes fueron recibidos por los antisociales con una descarga de disparos.

Luego estalló una tercera granada, que fue un acto de distracción para que los delincuentes huyeran del sitio.

Durante este hecho dos funcionarios de la PNB resultaron heridos, siendo identificados como oficial jefe Alexander Aular Ribas y oficial agregado Daniel Prieto. El primero tiene heridas de proyectil en las piernas, mientras que el segundo presentó heridas en el abdomen y en la mano izquierda. Los dos están siendo atendidos en un centro asistencial.

La zozobra y el terror se apoderaron de El Cementerio

Las calles de El Cementerio estaban desoladas, durante todo aquel combate entre efectivos y antisociales. Los vecinos se mantenían en sus casas, algunos debajo de sus camas, para evitar que los disparos acabaran con su vida.

Manifestaban su temor cada vez que escuchaban las ráfagas de proyectiles que impactaban contra las paredes.

Los jeep, que recorren el barrio en busca de pasajeros, para llevarlos a la parte alta de la zona, dejaron de prestar servicio durante la batalla entre uniformados y hampones.

Luego del barrullo los vecinos solo rezaban y daban las gracias a Dios por permitirles seguir con vida tras el suceso calamitoso.