Caracas.- Ismaira Figueroa es una mujer de 43 años de edad, madre soltera de cuatro hijos, estilista, y francotiradora miliciana que «daría la vida por Venezuela», pese a que mensualmente devenga menos de 4 dólares, mientras que una canasta alimentaria familiar -según la actualización de Cendas en el último trimestre- supera los 200.
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“Siento que nací para esto y si me toca morir por esto… pues de pronto. Morir por mi patria, por mis hijos, por mi mamá, por mis hermanos (…), estoy dispuesta a dar la vida”, dijo en una entrevista concedida a AFP.
Sin su uniforme, es maquilladora y estilista, hace trabajo social en su comunidad e integra un grupo de motorizados. En sus ratos libres, le gusta tejer. En su casa, en La Palomera de Caracas, tiene una foto del fallecido mandatario Hugo Chávez (1999-2013), que ella idolatra.
Recuerda cuando con 16 años trató sin éxito de ver a Chávez salir de prisión en 1994 o cuando trepó un árbol para “tocarle un dedo”.
«Mi conciencia no vale un kilo de harina»
Figueroa además perteneció a los círculos bolivarianos, grupos impulsados por Chávez, acusados de violentos ataques a opositores.
Su aspiración es seguir creciendo en la Milicia, donde gana menos de 4 dólares mensuales. “Mi conciencia no vale un kilo de harina”, sostiene. “Mientras más hambre paso, más amo a la revolución. No es ser masoquista, es que no se puede aflojar esta batalla”.
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