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#OpiniónEC Válvula: salto triple hacia atrás, por Nelson Totesaut Rangel

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Nelson Totesaut Rangel/@NelsonTRangel.- La euforia olímpica ha invadido el plano. Recobrar la tradición milenaria occidental, parece una necesidad que, más allá de una ganancia económica para el país receptor, es únicamente un show de luces que entretiene, por poco tiempo, a los espectadores del deporte.

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No está demás agregar que unas olimpíadas en Brasil, sumergida en una crisis política de gran magnitud, es una aberración a todo sentido común. No estamos hablando del mosquito terrorista –zika- sino de los problemas reales y de su golpe de estado enmascarado –impeachment-. Además, del ridículo gasto que conlleva ser el anfitrión de la fiesta de la Diosa Niké.

Sin embargo, pese a los miles de millones que le costó al Comité de Rio llevar a cabo la obra deportista, podemos acordar que le sirve, al menos, de presencia en el ámbito internacional. Se recupere o no la inversión en términos monetarios, se cubre la crisis política que actualmente vive el gigante del sur. Es decir, Dilma se esforzó muchísimo para crear la propia pantalla de humo que la alejaría de los focos y ocultaría la verdadera situación en la que se encuentra sumergida ella y su país; que ironía.

Ahora, en el caso venezolano, Niké solo nos ha premiado (en estos juegos olímpicos) con plata. Sin embargo, hemos salido eufóricos como si no hubiera nada más alto que ello. No es por desacreditar los esfuerzos requeridos para conquistar dicho peldaño, pero resulta un evidente ejemplo de conformismo estar ampliamente emocionados y no sentir un poco de autocrítica para aspirar algo más. Nos seguimos sintiendo poco suficiente, condenados al fracaso y, si ganamos algo, lo agradecemos porque no nos creemos verdaderos merecedores del éxito.

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Pese a esto, si en algo nos llevamos el oro indiscutible es en la subida del salario mínimo. Cuando por fin los precios se habían estabilizado (al menos en términos de depreciación pero no de inflación), decidimos lanzar esa cantidad de M2 a la calle, haciendo que los precios retomen su tendencia creciente.

La economía no es difícil. Si sigue habiendo escasez de productos y ahora más dinero en la calle, los precios aumentarán. Es por ello que las medidas se deben de tomar de forma conjunta y no de manera desarticulada. Es decir, si las personas tienen Bs. 100 pero existe a la venta sólo un manzana, esa manzana va a costar el precio que le de su propietario. Si ahora cada individuo dispone de Bs. 200 pero sigue habiendo una sola manzana, el precio de la misma va a subir porque no hay más oferta.

Entonces, subir el sueldo de forma indiscriminada, solo genera mayor inestabilidad para los mismos asalariados. Los empresarios –los que puedan y no estén regulados- subirán sus precios y los ajustarán a la nueva realidad. A diferencia de los asalariados, que se les encarecerá la vida en mayor porcentaje del aumento.

En fin, no estemos triste por no haber ganado el oro en el salto triple, podemos buscar consuelo en que la subida indiscriminada del salario nos pone de primeros en estos juegos olímpicos; al menos cuando se trata de un salto triple hacia atrás



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