La Lupa
Periodista de Televisa desnuda realidad de la violencia en México contra comunicadores sociales
"Muchos de estos periodistas asesinados estuvieron en el Mecanismo de Protección a Defensores de DDHH y Periodistas que es la institución encargada de vigilar que esto no ocurra; pero aún estando con guardias, con seguridad en sus casa, botones de pánico, chalecos antibalas, los matan; en el peor de los casos, matan a sus seres cercanos o amenazan a sus familias", dijo Marco Antonio Coronel Sánchez, periodista de Televisa en entrevista con El Cooperante
Caracas / Foto Portada: Marco Coronel.- Casi todas las profesiones en el mundo conllevan algún riesgo, pero los periodistas durante las últimas décadas han estado en el centro del huracán porque son los ojos y voces en situaciones de riesgo, ante el crimen organizado y escenarios bélicos. México ocupa el tercer lugar de los países con más asesinatos de profesionales de la prensa, solo por detrás de Palestina y Pakistán, según Reportero Sin Fronteras (RSF). A propósito de la muerte de Alejandro Gallegos, director de la revista La Voz del Pueblo y ejercía también como académico y asesor jurídico; el Cooperante habló con Marco Antonio Coronel Sánchez, periodista mexicano con más de veinte años de experiencia, quien ha vivido en carne propia la furia de los carteles de la droga, al ser blanco de amenazas constantes, que quedaron impunes en el tiempo.
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Fue el pasado fin de semana, el sábado 25 de enero, cuando las autoridades encontraron el cuerpo sin vida de Alejandro Gallegos. Había sido reportado como desaparecido el día antes. Su cuerpo fue localizado en un área de maizales entre los poblados C-20 y C-24, según informaron medios locales. Tenía 51 años, y era conocido no solo por su trabajo periodístico en La Voz del Pueblo, sino también por su labor como catedrático en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco y su participación en la estación de radio XEVA Tabasco. Fue además miembro activo de la Iglesia Presbiteriana y trabajó anteriormente en el Diario Olmeca.
Su asesinato generó conmoción entre colegas y la comunidad tabasqueña. Así como el rechazo de diversas organizaciones internacionales. La organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) lamentó «profundamente» el hallazgo sin vida de Gallegos y exigió a la fiscalía «investigar los hechos considerando su labor periodística», así como «garantizar la seguridad» de la familia del comunicador. Por su parte, el gobernador de Tabasco, Javier May lamentó «la pérdida» de Gallegos en un mensaje en X y aseguró que el compromiso de su administración es «cero impunidad», mientras la oficina de Derechos Humanos de la ONU-México condenó su desaparición y ejecución.
El caso de Gallegos no es un hecho aislado. México acumula una larga lista de estos crímenes, y una cifra de impunidad de hasta 99 %. El caldo de cultivo que han creado los criminales dedicados a infinidades de actividades ilícitas, que han construido un imperio sobre las bases de la violencia, el dinero y la fuerza, no tienen contemplaciones ni límites. Así lo describió Marco Coronel.
Coronel ha trabajado en TV Azteca, Milenio Televisión, Milenio Diario y Televisa. Durante los últimos doce años en Televisa, ha laborado en el área de N + Noticias, especializándose en la fuente de seguridad, justicia, grupos armados, narcotráfico, crimen organizado. Coronel ha estado en zonas de alto riesgo para documentar la crueldad y la mortalidad en este contexto.
Este fin de semana, se conoció la muerte del periodista Alejandro Gallegos en Tabasco. Reporteros Sin Fronteras indicó que sería el tercer periodista asesinado desde que asumió la presidencia Claudia Sheinbaum. ¿Qué está ocurriendo?
Hay una crisis de inseguridad en México y uno de los grupos vulnerables son los periodistas, según Artículo 19 que es una ONG, se han identificado desde el año 2000 a la fecha, 169 asesinatos de periodistas. Fueron 47 periodistas asesinados durante el sexenio pasado, el de Andrés Manuel López Obrador y efectivamente en el de Sheinbaum, van tres.
Alejandro Gallegos, la voz del pueblo de Tabasco que desapareció el 24 de enero y el 25 fue encontrado su cuerpo. También está Cayetano de Jesús Guerrero, subdirector del medio Global México, que murió el 17 de enero en Teoloyucan en el estado de México, este es un caso particular porque era beneficiario del Mecanismo de Protección de DDHH y Periodistas, y aún así lo asesinaron, lo que demuestra que este mecanismo ha dejado mucho que desear, y es parte del problema.
Por último, Mauricio de la Cruz Solís, que murió el 29 de octubre de 2024, en Uruapan, Michoacán uno de los estados más violentos del país, por la existencia de varios grupos armados, carteles y células delictivas. Él trabajaba en el portal Minuto X Minuto, lo asesinaron en plena calle, justo después de hacer un en vivo en Facebook, tras entrevistar al alcalde, Carlos Alberto Manzo. Estos son los periodistas asesinados durante el periodo que lleva Sheinbaum, así que según esta tendencia podría superar la muerte de 47 asesinados de periodistas, reporteros durante el sexenio de AMLO que no logró disminuir el número de asesinatos, porque durante el mandato de su antecesor Enrique Peña Nieto, también mataron a 47 colegas.
Tabasco es sede de la producción de petróleo, ¿tiene algo que ver esto con el asesinato de Gallegos?
Tabasco es uno de los estados productores de petróleo en México, efectivamente hay tres líneas de investigación. La noche del martes -28 de enero- lograron detener al autor material del crimen, sin embargo, las autoridades no han detallado qué fue lo que ocurrió y quién es el autor intelectual.
En Tabasco no solo hay presencia de carteles de la droga, como el de Jalisco Nueva Generación y el Cartel del Noroeste. También existen grupos delictivos, células muy violentas que se dedican al robo de hidrocarburos de los ductos de Telmex. Aquí le llamamos huachicol. También se dedican al secuestro, sicariato, cobro de piso y extorsión. Por ahora, no lo descartamos como un análisis porque Tabasco ha incrementado el número de tomas clandestinas en los últimos años. Todo es relevante y es parte del contexto en el que mataron a Gallegos.
¿Hay detalles de cómo fue asesinado? ¿Recibió amenazas? ¿Su familia? Las autoridades han dicho que se manejan tres líneas de investigación, ¿por qué?
Efectivamente, la Fiscalía informó sobre tres líneas, una relacionada con su labor periodística, la segunda relacionada con su labor como abogado porque estudió Derecho. La tercera línea es que pudo haber sido asesinado por su labor como asesor jurídico. La Fiscalía descartó una cuarta línea que tendría que ver con asuntos personales, pero también anticipó que debido a su labor como periodista, la Fiscalía General de México, también ya estaba investigando.
La familia no ha hablado sobre amenazas, públicamente él no había denunciado; pero su caso es similar a los de otros asesinados porque es tal la presencia del crimen organizado, que los familiares de las víctimas no quieren hablar, las autoridades guardan hermetismo y lo más preocupante es que la cifra de impunidad en estos casos de periodistas asesinados ronda entre 98 y 99 %. Es una cifra durísima que refleja porqué no disminuyen los ataques a nuestro gremio. A mayor impunidad, mayor agresión.
En Tabasco hay una guerra entre carteles y células criminales que se disputan el control del estado, porque Tabasco tiene presencia del Golfo en México y significa la entrada de diferentes drogas, materiales, pero también es un estado próspero en su economía por la producción de petróleo.
¿Hay avances en los casos de Mauricio Cruz Solís y Calletano de Jesús Guerrero?
No sabría decirte sobre este punto porque no he analizado sus casos, pero siguen en impunidad. Lo que ocurre es que casi siempre detienen a los autores materiales, pero no a los intelectuales.
¿Podría explicarme por qué fueron asesinados periodistas en el periodo de AMLO?
Es parte de todo esto, al tener tan alto índice de impunidad. Al mismo tiempo hay un fenómeno de los últimos años que inició en la década de los años noventa. En aquel entonces, existían carteles hegemónicos, eran grandes grupos criminales que abarcaban amplios sectores, pero se fueron fraccionando y generando subgrupos y estos avanzaron y se quebraron, generando células.
Muchas de estas células no solo se dedican al narcotráfico como los carteles de antes, porque ese era su primer ingreso. Si no que al haber tantos grupos, se han tenido que dedicar a otras actividades ilícitas para poder mantener su imperio criminal. La violencia fue incrementando y los delitos también. Aumentó el secuestro, el sicariato, narco menudeo, tráfico de armas y personas, el huachicol, la extorsión, cobro de piso que lastima mucho a la población.
Estos grupos se apoderaron primero de poblados, después de municipios y hoy vemos que controlan regiones enteras. Además, han penetrado en la política y las instituciones. Fueron diversificando sus actividades, incluso el narco ha colocado a presidentes municipales, han penetrado policías municipales y estatales. Hemos visto qué personajes de alto rango en la política nacional, de la policía y la milicia han sido penetrados por estos carteles.
En ese contexto, están los periodistas documentando, informando e incomodando, al asesinar a uno y ese caso quedar impune, van por el segundo, el tercero, hasta llegar a 169 del año 2.000 a la fecha. Con nombre y apellido. Muchos de estos periodistas asesinados estuvieron en el Mecanismo de Protección a Defensores de DDHH y Periodistas que es la institución encargada de vigilar que esto no ocurra; pero aun estando con guardias, con seguridad en sus casas, botones de pánico, chalecos antibalas, los matan; en el peor de los casos, matan a sus seres cercanos o amenazan a sus familias.
¿Podría contarme detalles de su caso? Usted está vivo, pero fue víctima de la violencia…
Sí, yo fui amenazado por dos carteles, uno de ellos incluso publicó videos en redes sociales amenazando con matarme, como seguí publicando varias notas y reportajes relacionados con la impunidad con la que operan en el estado de Guerrero, las amenazas continuaron a tal grado que publicaron videos en los que amenazaban a mi familia.
Yo soy parte de los beneficiarios de este mecanismo de protección por las amenazas. Alrededor de cuatro años, desde 2017, tuve asignado cuatro guardias que me cuidaban a mí y a mí familia. A mi esposa y mi hijo. Tuvieron que poner cámaras de seguridad, vigilancia, circuito cerrado, reforzar puertas y ventanas. Nos dieron chalecos antibalas, botones de pánico a mi esposa y a mí, y justo cuando entró el gobierno de AMLO los retiraron, argumentando que ya no corríamos riesgo porque AMLO decía que en la Ciudad de México no matan periodistas.
Un mes o dos meses después, intentaron matar a unos periodistas en la ciudad. Yo sufrí amenazas, levantones, he quedado en medio de enfrentamientos. El caso fue tomado por Amnistía Internacional.
Actualmente, soy parte del 99 % de impunidad porque los capos que me amenazaron siguen vivos, siguen operando, matando gente y en sus actividades delictivas, pese a estar plenamente identificados.
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