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Investigación

Piloto detenido en España por tráfico de drogas responsabiliza al “Cartel de los Soles”

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Christhian Colina.- Las noticias del “Cartel de los Soles” cada vez más abundan en la prensa internacional, en esta ocasión están bajo la lupa de la Administración para el Control de Drogas (DEA por sus siglas en ingles), por presuntamente haber organizado una operación de transporte de drogas a África, acción que fue interceptada el 12 de agosto de 2012 por la Policía Nacional española en el Aeropuerto de Gran Canaria y en la cual se decomisaron 1.588 kilogramos de cocaína.

Los miembros de la tripulación del jet privado Bombardier fueron detenidos y estuvieron en prisión por dos meses, tiempo en el cual demostraron que eran inocentes y que habían sido obligados por militares venezolanos a llevar la droga. El diario ABC de España accedió al testimonio de Kai, piloto de nacionalidad alemana que relató desde su celda los detalles de la operación y que luego de colaborar con la DEA obtuvo otra identidad que le ha permitido continuar con su profesión.

“O despegábamos con la carga o nos mataban a nosotros y a nuestras familias”, escribió Kai, que señaló que había sido contratado por una adinerada libanesa, Ryma Taouk (de nacionalidad también australiana), para un viaje de placer con origen en Casablanca y final en Benín, pasando antes por Trinidad y Tobago y Venezuela. El 12 de agosto de 2012, poco después de aterrizar en el aeropuerto de Valencia, “vino un hombre hacia el avión, me dio un teléfono móvil a través del que me dijeron que dejara abierta la puerta y nos fuéramos al hotel”. A lo que Kai se negó: “Nunca se debe dejar abierta la aeronave y preferían dormir en el avión, ya que tenían que estar de nuevo en el aeropuerto sólo cuatro horas después.”

El alemán ante lo sospechoso de la situación llamó a su jefe, y luego se percató que “aparecieron dos SUV (vehículos pequeños todoterreno) por la parte trasera del avión y empezaron a meter sacos blancos con el anagrama de la Cruz Roja. Grité stop, pero me ignoraron. Un hombre con una pistola en el muslo, saltó dentro de la bodega. Había entre ocho y diez personas, varias con indumentaria militar, que no dejaban de meter sacos en el avión. Cuando terminaron, el del teléfono móvil se acercó a la parte delantera y me dijo que despegara. Contesté que no, que el aeropuerto estaba cerrado. El copiloto y yo pensamos en llamar a la Policía local mientras aporreaban la puerta, pero nos dio la sensación de que no sobreviviríamos si nos detenían”.

Finalmente, despegaron y, una vez en el aire, los narcos les iban dando instrucciones sobre la ruta. “Tenía que llevar el avión a Benín –ubicado al oeste de África- y descargar”, por lo que decidió introducirse en el océano Atlántico, lejos de los radares, y llamar a su jefe, a sus familias y a la Interpol. Inmediatamente se puso en marcha un operativo de seguridad. La Policía alemana localizó a los familiares de la tripulación y los protegió. En cuanto al avión, les dieron orden de aterrizar en el aeropuerto de Gran Canaria, el primero europeo en la ruta que llevaban, hecho que culminó con un operativo policial.

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