La Lupa
“Politainment”, la política del espectáculo
Dentro de la política del espectáculo o el “politainment” la racionalidad es muy limitada, ya que se prioriza la hiper personalización, la simplificación y las emociones, como ingrediente central de la dramaturgia
Caracas.- La información política mezclada con el entretenimiento, se le conoce como “politainment”, esta tendencia trata la información política de una manera superficial, espectacular, paródica, humorística y teatral. La mediocracia y la espectacularización de la cotidianidad política venezolana es una de las principales características del sistema en los últimos años, incluso antes de la llegada del expresidente Hugo Chávez. Cuando hablamos de esto, hay que recordar a Erving Hoffman y su teoría sobre la “presentación de la persona en la vida cotidiana”, el teatro para entender la vida social y su utilidad para la comprensión del comportamiento de los actores políticos, que, en la mayoría de las veces, es ensayado y utilizado como “fachada” ante la ciudadanía o audiencia.
Dentro de la política del espectáculo o el “politainment” la racionalidad es muy limitada, ya que se prioriza la hiper personalización, la simplificación y las emociones, como ingrediente central de la dramaturgia. Ya no es solo llevada a los medios tradicionales sino también a las pantallas personales de acceso ilimitado, sobre todo en Venezuela, donde el sistema de medios ha sufrido grandes transformaciones, avances tecnológicos, nuevas plataformas “mass media” de contenido audiovisual por un lado y por el otro, un modelo político centralizado y profundamente coercitivo.
En tiempos de bombardeo informativo, búsquedas aceleradas, ansiedad normalizada, clickbait, posverdad, desideologización, infoxicación y gratificación digital inmediata, hay que ser conscientes de la velocidad a la que viaja la política y las sociedades del momento, víctimas confundidas por circunstancias cada vez más líquidas, volátiles e inciertas. La generación de hoy camina con miedo hacia el futuro porque las condiciones materiales del presente ofrecen poco. Hoy el panorama político está marcado por el nacimiento de líderes extremadamente populistas, dependientes de la “media”, sedientos de atención, protagonismo y adictivo entretenimiento.
Si recordamos el carisma de Richard Nixon, los atributos actorales de Ronald Reagan y las destrezas musicales de Bill Clinton, podemos constatar que el “politainment” no es algo novedoso. El “political behavior” de estos líderes dentro del sistema tradicional de medios de comunicación y su desempeño en la puesta en escena era altamente memorable. Sus personalidades pulsaron adecuadamente el humor social del momento, su sistema de creencias y los valores norteamericanos, produciendo una aproximación más atractiva en sus electores.
La política contemporánea no ha estado alejada de esta realidad, pero en tiempos actuales, electorales, mientras las candidaturas buscan una mayor venta de sus propias narrativas a través del entretenimiento, desde el poder se busca consolidar creencias, visiones y una propaganda bien tejida, coordinada, con fines políticos. La óptica del “politainment” desde los gobiernos es distinta a los que están fuera de él. Ya no es sorpresivo ver en las redes sociales políticos youtubers, tiktokers, y candidatos queriendo humanizarse, expandir su radio de influencia, crecer en métricas y haciendo todo lo que sea necesario para atraer más la atención; posicionar su nombre en los titulares. Tal es el caso de Ada Colau ex alcaldesa de Barcelona en España, Pablo Iglesias, en su rol de presentador de televisión y el ejemplo con más resonancia en estos tiempos, el candidato a la presidencia de Argentina, el economista y rockero Javier Milei.
El acceso directo a la gente es un activo muy importante, algo que ha comprendido el líder político Javier Milei, quien posee una poderosa estrategia de comunicación multiplataforma dirigida a una aguda segmentación de audiencias donde por supuesto no puede faltar la emoción y la incorporación de nuevos elementos dentro del lenguaje político argentino, tales como la “casta” o la “dolarización”. El “politainment” es el sustento de la campaña de Milei, sino que lo diga el presentador norteamericano Tucker Carlson, cuya entrevista al candidato superó los 400 millones de reproducciones y ha generado tráfico digital y una serie de reacciones que lo posicionan como el líder de las plataformas digitales de esta campaña por la presidencia.
Cuando analizamos lo que ocurre en Venezuela, debemos hacer ciertas precisiones sobre la capacidad de influencia de los medios de comunicación, el formato de comunicación de los políticos y las limitaciones que existen dentro del sistema. Por supuesto, el caso es diferente al de países como Estados Unidos, Argentina, España y otros de la región. En Venezuela, el terreno es desigual, las redes sociales se han convertido en la principal tribuna de los políticos opositores mientras que el gobierno cuenta adicionalmente con la mayoría de los medios tradicionales para hacer más atractiva la política a través del entretenimiento.
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