Por esta razón a Maduro no le interesa que expulsen a Venezuela de la OEA

Caracas.- A Nicolás Maduro pareciera que no le importa el evidente rechazo de la comunidad internacional contra su régimen: “¿Y a mí qué me importa?”, decía sonriente en la campaña del sainete electoral que lo reeligió como dictador de la República. De hecho, parece que de algún modo u otro, le conviniese que la comunidad internacional aísle y sancione a Venezuela hasta el grado de asfixia, igual que Cuba en los tiempos de Fidel Castro, cuando por solicitud, por cierto, del Gobierno de Rómulo Betancourt, la Organización de Estados Americanos aprobó la expulsión de Cuba de ese órgano multilateral.

En Cuba, Fidel y Raúl Castro gobernaron por los siglos de los siglos a costa de la miseria del pueblo de esa isla. Atravesaron su “período especial” y lograron la subsistencia. No les importó el aislamiento de la comunidad internacional. Al contrario: parecieran haberlo disfrutado. Castro aprovechó las medidas de bloqueo para justificar el fracaso de eso que él llamó “revolución”.

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En Venezuela, Nicolás Maduro y toda la cúpula acumulan años siguiendo al pie de la letra el guion cubano. De allí que se esfuercen en repetir la mentira de que la escasez de medicinas y alimentos guarda estrecha relación con las sanciones de Estados Unidos contra personeros del régimen. Todo el aparato propagandístico posible con la asesoría de la inteligencia cubana que se ha infiltrado en la Fuerza Armada sofocando cualquier asomo de descontento en la oficialidad. Y de allí, también, que el canciller Jorge Arreaza, en la 48 Asamblea General de la OEA, haya dicho con total desparpajo que "Venezuela está de salida" y que "hasta abril de 2019 cumpliremos con las formalidades". Es decir, no muy sutilmente, recordó a los representantes de los estados miembros que al régimen de Maduro no le interesa la resolución que adopte el organismo multilateral.

Es por esta razón que la Oposición debe unificarse, antes que sea demasiado tarde y el proyecto del castrismo en Venezuela se ejecute en su totalidad, así como en Nicaragua, cuya tiranía amenaza con arrasar con absolutamente todo el sistema y toda la oposición. Si la comunidad internacional quiere empezar por desarmar al comunismo, que empiecen por Cuba. Y si la Oposición quiere desarmar a la dictadura, que empiece por unificarse y zanjar las penosas diferencias internas que la han fracturado en varios bloques, disminuyendo sensiblemente su imagen ante la opinión pública.