La Lupa
Por la humildad republicana: a los rectores de la USB había que bajarlos a tierra
El clima de paz que hay en Venezuela se rompió en redes sociales. El día 8-4-22 la estudiante de arquitectura de la USB, Gabriela Alvarez, durante el acto de graduación de ingeniería y arquitectura, expresó unas palabras que molestaron a 3 de las autoridades que presidían la graduación. La estudiante afirmó vivir una “realidad aplastante”, con incertidumbre por el destino de su universidad, que “está en mengua y en decadencia”. Al escuchar esto, las tres autoridades -entre las que estaba el rector- se levantaron y abandonaron el acto. Falta de cortesía y ausencia de coraje institucional de los tres docentes. El caso muestra varias cosas: no es posible el conocimiento si se le quiere someter, y ahora en Venezuela -tanto para el gobierno como para la oposición- hay una moda de “venezolanos respetables” que se ofenden por todo. Regresamos a la época de los fueros. Hay gente en Venezuela que cree tenerlos. Con sus palabras, la arquitecto Alvarez los bajó de la nube. A los de la USB y a los que están fuera de la USB. A Venezuela no le caería mal un poco de humildad republicana
Caracas.- El clima de estabilidad política que hay en Venezuela trae de vuelta cosas a las que les perdimos el rastro o habíamos olvidado. Puede ser debilidad de la “pax Maduro” o fortaleza. El reclamo de los trabajadores de Farmatodo por mejores salarios el día 9-4-22 o –de lo que voy a escribir- las palabras que expresó la estudiante de arquitectura de la USB, Gabriela Alvarez, en el acto de graduación el día 8-4-22. Sus afirmaciones motivaron a que 3 autoridades de la USB que presidían el acto –entre las que estaba el rector- se pararan y se retiraran del auditorio como rechazo a lo manifestado por la hoy arquitecta.
En su exposición, la estudiante afirmó que “no obstante, la realidad (…) no hay peor ciego que el que no quiere ver (…) la realidad está aquí adentro y allí afuera, visible a los ojos de todos (…) la universidad está en mengua, nos enfrentamos a una realidad aplastante, a una institución en decadencia, a una puesta en duda del futuro de nuestra casa de estudios. Por si fuera poco, a lo anterior habría que añadir la falta de ética, liderazgo, y misticismo por parte de las autoridades rectorales”. Luego de expresar esto, los tres profesores se levantaron y se fueron. De acuerdo al presidente adjunto de la FCE de la USB, Juan Manuel Méndez, en tuit escrito el día 8-4-22, el rector explicó su ida porque la graduación no era el “espacio” para ventilar los problemas de la universidad.
Aunque el audio del video cuando la alumna expresó su opinión no es bueno –me costó un mundo entenderlo por lo que tuve que verlo varias veces- el tono de la estudiante fue bastante institucional. No noté un acento agresivo o desafiante hacia las autoridades de la USB y menos hacia su universidad. Una pronunciación, más bien, consistente, sin subidas ni bajadas en el tono de voz, y que comunicó un estado existencial que la profesional siente y expresó.
La frase “realidad aplastante” retumbó no solo en mis oídos porque, con las diferencias del caso, también siento que la realidad venezolana aplasta. Cuando habló de una “institución en decadencia” igualmente me sonó en el tímpano porque así siento que están las instituciones venezolanas: en una inercia, pero cómodas. Una realidad que aplasta y una institución que no tiene la fuerza para darle cara, con autoridades que no poseen el liderazgo para hacerlo. Es lo que me quedó de las palabras de la arquitecto Alvarez.
Sus frases, por supuesto, aluden a la USB que es una especie de “olla de presión” que se carga como pasa en las universidades públicas insignia como la UCV o la ULA, por ejemplo, agravios que se aceleraron en el caso “de la Simón” luego de la muerte del rector Enrique Planchart en 2021, y la designación vía CNU de nuevas autoridades, que dejó un sabor acerbo de imposición. De no querer escuchar a la comunidad de la USB para que no haya un rector que no sea cercano al gobierno.
Luego de la muerte de Planchart, la comunidad de la USB demandó hacer elecciones como hace esa universidad, pero hasta ahora no ha sido así. Las elecciones están pendientes desde 2013. La gota que rebasó el vaso fue la cuestionada destitución el día 28-3-22 de la Coordinadora de Ingeniería Mecánica, profesora Nathaly Moreno, que se interpretó como un exceso de poder de las nuevas autoridades al margen de las normas. La mesa estaba servida para lo que ocurrió el día 8 de abril. La estudiante canalizó agravios acumulados y, es mi opinión, lo hizo de manera institucional. No observé un tono irrespetuoso de la bachiller, sí crítico y duro, pero ¿no es parte de ser estudiante?
Por supuesto, autoridades de otras universidades públicas y privadas “pondrán sus barbas en remojo” porque a lo mejor en otras graduaciones, quienes den el discurso expresarán sus agravios. Venezuela son 916.000 km2 de agravios. Si eso pasa, espero que lo hagan de manera institucional. Que no se convierta en una fiesta.
La crítica fue en la USB y no en la UCV por muchas razones. Una hipótesis es que la UCV tiene más historia de lidiar con gobiernos autoritarios o democráticos. La USB menos. Siempre se vio como la “tacita de plata” con Mayz Vallenilla quien afirmaba que era el jardinero de “la Simón”. Una universidad de “genios” o, por su ubicación, los problemas nunca llegaban allí. Las Tres Gracias está más cerca que Los Guayabitos.
Con la estrategia de desmantelar y control de las instituciones que adelanta el chavismo desde 1999, la lucha política llegó a la USB. Es una triste ironía, porque muchas de las figuras estelares del chavismo vienen de la USB y de la UCV, como el fallecido William Lara o Jorge Rodríguez. La ironía es que mal les pagan a las universidades que los formaron y les abrieron las puertas para ser los “alguien” que son hoy. Al menos, los militares en el poder son más consecuentes con las academias. La Militar la vi como una “campana”, junto a la de la GN. La de la Aviación se ve bien. La que veo más deteriorada y convertida en templete para actos proselitistas del PSUV, es la Escuela Naval de Venezuela (ENV), hoy Academia Militar de la Armada Bolivariana (AMARB).
Al control institucional de las universidades, siguió -no solo para la USB- el deterioro de su infraestructura, la ruina material de sus docentes, trabajadores, y obreros, y las dificultades para sus alumnos, sea para estudiar o para poder mantenerse en una carrera. Como mostró el estudio Enjuve de la UCAB, la educación superior -pública y privada- es un lujo, un privilegio. La mayoría de los jóvenes en edad universitaria optan por un oficio y no una carrera universitaria. En una entrevista del día 15-4-22, el secretario de la Universidad de Carabobo, Pablo Aure, afirmó que esa universidad llegó a tener 60 mil estudiantes. Hoy tiene cerca de 24 mil alumnos ¿Cómo será en la UCV y la USB, por ejemplo?
Esa especie de “conflicto de baja intensidad” entre autoridades de la USB designadas por el CNU y la comunidad uesebista no funcionó. Hizo crisis el día 8-4-22 con el discurso de la alumna Alvarez.
Lo ocurrido en la graduación de ingeniería y arquitectura es un mensaje para el gobierno: la convivencia en las universidades no puede ser a costa de anular su naturaleza como centros de conocimiento, los que por definición, son libres. Ars Gratia Artis.
La USB, o la UCV, la ULA, la UDO, o LUZ no pueden ser unas UBV o unas “aldeas universitarias” como el gobierno lo busca desde 2001. Si el presidente Maduro quiere 80 mil médicos al año como lo solicitó en una actividad hace unas semanas, no los va a lograr aplastando a las universidades. Lo que tendrá es lo que denunció el día 7-4-22: las “mafias de los hospitales”. Tendrá profesionales adoctrinados, que gritarán consignas sabrosas, pero mediocres. Aplaudirán todas las arengas del presidente, pero nombrados en un hospital, no darán la talla. Reforzarán la incompetencia y gris, atributos que definen la gestión chavista, con Chávez o Maduro.
El cambio del escudo de Caracas muestra esa pobreza, en este caso, estética. Mi problema no es con el indígena o la mujer afrodescendiente. Ni siquiera el león. Es la pobreza estética que comunican el nuevo escudo y la bandera, los que simbolizan la idea de gestión chavista: una falta de ambición para hacer las cosas bien. Es conformarse con lo poco. Lo básico. Lo elemental. Un escudo y bandera patéticos.
El conocimiento no es una línea de ensamblaje como el jefe del Estado cree que es. Tampoco es el voluntarismo socialista de los “poderes creadores del pueblo”. Si Maduro no lo piensa así, que pregunte a su aliado Rusia cómo hizo para lanzar el primer satélite al espacio y producir una vacuna con su nombre, la Sputnik V, o que vea las palabras de Putin del día 11-4-22.
Lo políticamente razonable -para no entrar en lo constitucional, ya que no tenemos un sistema de justicia que decida con base a derecho- es que el gobierno acepte elecciones en las universidades públicas, y si no las gana sin arrebatar, que “reformatee” su relación con las universidades para preservar su autonomía dentro del respeto al Estado y al gobierno que las universidades deben tener, así no les guste ese gobierno. Claro que la universidad debe ser crítica y no sumisa a un ejecutivo. Es una cosa. Pretender ser actor político de poder frente a un gobierno, es otra cosa. No siempre se ven los límites o no se los quiere ver. Como a la sociedad civil, a la academia también le gusta el poder político. No debería gustarle tanto.
La estudiante Alvarez no dijo nada subversivo. No habló de la “usurpación”, “aumentar la presión”, ni tampoco pidió el “quiebre de la coalición dominante” dentro de la USB. Más bien, lo que reclamó es que las autoridades actuales no responden a la institucionalidad de la USB que representan por sus cargos. De una manera más sencilla, interpreté sus palabras como que las autoridades no tienen el nivel ni dan la talla para el prestigio e historia que tiene la USB. Ni tampoco hacen el esfuerzo.
Así veo su expresión sobre la “falta de ética, liderazgo, y misticismo” de las autoridades. Honestamente no sé qué quiso decir con lo de “misticismo”. Quizás empatía con la comunidad de la USB. En todo caso, no cuestionó la entidad de las autoridades sino sus funciones. Lo que hacen. Cómo se comportan frente a la comunidad uesebista.
Esto me lleva al retiro de las autoridades del acto. No diré nada nuevo, pero no me gustó que se hayan levantado. Fue de mal gusto. Fue de mala educación hacia la estudiante, graduandos, familiares, y comunidad de la USB en general. Más cuando el tono de la alumna fue respetuoso. Coraje institucional es escuchar y responder, si al final el rector habla, como se estila en estos actos. Más cuando ese estudiante, en su tono institucional, reconoce la investidura del profesor pero no su desempeño. Hay que tener valor para oír que uno no lo hace bien. Las autoridades de la USB no lo mostraron. En Venezuela hay mucho “habla golpiao” –y muy celebrados y aplaudidos, principalmente por las elites del gobierno y de la oposición- pero poco coraje institucional.
Algo que noto en Venezuela –no sé si será un efecto de la crisis que hemos vivido y vivimos- es que ahora mucha gente anda en modo de los “venezolanos respetables” que se ofenden por cualquier cosa o pretenden que tienen una superioridad por algún motivo. Una suerte de “fuero”. Hay una gente en Venezuela que asumió que están “entitled” frente al resto que ven con desdén.
Si son los del gobierno, creen que encarnan los valores nacionales. Los “hijos de Bolívar” (o de Zamora, el Ché, Fidel, Don Cipriano, Miranda, Allende, Sandino, Juana, Manuelita, y pare usted de contar). Si son de cierta oposición, asumen que son “moralmente superiores” porque no coexisten, aunque aprovechan todas las políticas del Estado que les permitan vivir muy bien. Son los “hijos de Roscio” (o de Vargas, Gallegos, Toro, Páez, Bello, Salias, Yanes, Cáceres, y agregue usted a la lista, preferentemente civiles, no “milicos”).
Eso es lo que me comunicó el retiro de las tres autoridades, al verlos subir por las escaleras del auditorio. Esa pose de “venezolanos ofendidos” -que de paso es cursi, pero las elites de Venezuela son cursis- porque una de los “sin poder” -Havel dixit- habló. Por eso ese aire de “venezolanos respetables pero ofendidos” que uno se consigue tanto en el gobierno como en la oposición. No quieren que les digan nada. Solo escuchar a los felicitadores de ocasión que le encantan a la gente con poder.
Veía al presidente Maduro en un acto en la Escuela Naval el día 8-4-22. Sobre un “congreso de historia” del chavismo. La “historia insurgente” como la llama. A Maduro le gusta tomarle el pelo a sus ministros. No a todos. En Venezuela saben con quién meterse. A veces Maduro se pasa con la guasa. El presidente rodeado de libros, le dijo a Villegas que le “recoja los libros”. Luego afirmó que es porque el ministro de la Cultura “se queda con los libros, no los devuelve”.
La imagen que me quedó es una que ahora veo en Venezuela: los “jefes” rodeados de sus “bachilleres Mujiquitas” -al usar este personaje de Gallegos- para complacerles sus gustos y los de sus masas irredentas que los aplauden en redes sociales o en la vida real.
A lo mejor soy severo con Maduro. Porque en un evento del día 11-4-22 fue cercano con Villegas. Pero el acto del día 7 me dejó esa impresión del comportamiento de “tener fuero” que noto en Venezuela.
La humildad republicana hoy es más necesaria que nunca. Espero que las palabras de la arquitecto Alvarez bajen a la realidad no solo a las autoridades de la USB, sino al liderazgo venezolano sea del gobierno, sea de la oposición, no sea de ninguno, a los que les hace mucha falta, para ver si dejan su cursilería de “venezolanos serios” y aterrizan en la “realidad aplastante” que inquietó a la alumna en sus palabras, pero no solo a ella: a todos los que vivimos el insoportable abandono de las instituciones del país.
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