La Lupa
¿Por qué Trump revocó la licencia 41?
El 26 de febrero el presidente de los EUA anunció que revocó las “concesiones Biden” principalmente las vinculadas al petróleo. El anuncio se concretó el 2 de marzo con la licencia 41a que sustituyó a la licencia 41. La nueva licencia es para que Chevron cierre sus operaciones en Venezuela con plazo hasta el 3 de abril. Pienso que la decisión de Trump sorprendió al gobierno. No la esperaba ¿Por qué Trump tomó esa medida? En el artículo planteo tres hipótesis. La primera, una “bravata” de Trump para complacer a los “Crazy Cubans” y compensar la imagen de un Grenell amigable con Maduro. La segunda, sorprender al gobierno para que éste negocie con los EUA cambios políticos y el tema de los migrantes. La tercera, que Trump regresa a 2019 y explora apoyar a la oposición que representa María Corina Machado. Todavía el presidente de los EUA no le da la bendición a esta oposición que la busca desesperadamente. Para Trump la oposición sería un instrumento para compensar el fracaso de su primer gobierno en sacar a Maduro. El mandatario norteamericano cree que Biden salvó al ejecutivo venezolano. Al revocar la licencia petrolera, Trump asume que regresa a noviembre de 2020 cuando, en su criterio, Maduro estaba caído
Este y el próximo lunes los voy a dedicar al examen del anuncio de Trump del 26 de febrero de suspender las “concesiones Biden”, principalmente las licencias petroleras. Lo haré desde dos perspectivas. Hoy, comento los probables motivos por los cuáles Trump tomó esa decisión. Me paseo por tres hipótesis. El lunes que viene, abordo la perspectiva venezolana sobre cómo el gobierno asumirá esta decisión que, a mi modo de ver, lo sorprendió.
En su podcast el mismo día, el hijo de Trump habló del “fin de la era de las licencias a Chevron”, otorgadas por el gobierno de Biden el 26-11-22.
El 4 de marzo la OFAC publicó la licencia 41a que sustituyó la licencia 41 que permitió las operaciones de Chevron en Venezuela. La nueva licencia autoriza el cese de operaciones de la petrolera con una fecha límite el 3 de abril de 2025. Es decir, un mes para cerrar operaciones.
Desde que se emitió la licencia 41 en noviembre de 2022, la producción de Chevron subió.
Está a niveles de 2018, cuando llegó a poco más de 200 mil barriles diarios. Si se asume que la producción petrolera de Venezuela, si se redondea, es de 1.000.000 de BD se habla del 20% de la producción petrolera nacional.
Venezuela es el tercer país en la venta de petróleo y sus derivados a los EUA luego de Canadá (4,9MMBD) y México (571MBD), con 300MBD.
Hago un cálculo muy superficial y de lego para estimar el impacto en recursos para el gobierno de la ausencia de la producción de Chevron.
El presupuesto de 2025 se estimó en 906 mil millones de bolívares (redondeado). De ese total, 483 mil millones (redondeado) corresponden al sector petrolero vía ingresos ordinarios y extraordinarios, que son cerca del 54 por ciento del presupuesto estimado para este año.
En dólares, el presupuesto de 2025 cuando fue presentado el 3-12-24, fue equivalente a casi 23 mil millones de dólares. El 54% es algo como 12.500 millones de dólares. Asumamos que ese monto equivale a la producción petrolera nacional. Si se restan los 200 mil BD de Chevron, equivale a 2,5 millardos de dólares menos aproximadamente. Firmas de análisis económico calcularon el impacto de revocar la licencia 41 entre 3 a 4.000 millones de dólares que el Estado no recibirá.
Sea 2,5 o 4 millardos de dólares, quitar la licencia 41 tendrá un efecto en los ingresos del Estado en un momento en que la economía se recupera y busca su estabilidad dentro de un PIB más pequeño. Hablamos, con base en el presupuesto de 2025, que el Estado perderá más del 10% de su presupuesto.
Luego, el anuncio de Trump no es cualquier cosa. Tengo tres hipótesis para explicarlo.
La primera hipótesis es una “bravata de Trump”. Apunta a lo que muchos descubren en el presidente de los EUA: que parece impredecible. Ahora se dice, “una cosa es lo que Trump piensa, otra lo que dice, y otra lo que hace”.
El portal Axios, en una nota del 3 de marzo que comentó cómo se dio la suspensión de la licencia 41, reseñó algo interesante ¿Cómo es el proceso de toma de decisiones en la Casa Blanca de Trump? El portal aseguró que:
“In Trump's White House, power often circulates instantly, improvisationally and unexpectedly, based on Trump's gut, his needs at the time — or on catching him with the right idea at the right time, with the right words”.
En cristiano, “En la Casa Blanca de Trump, el poder con frecuencia circula de manera instantánea, improvisada e inesperada, en función de la intuición de Trump, de sus necesidades en ese momento, o lo agarras y le ofreces la idea adecuada en el momento adecuado con las palabras adecuadas”. Lo anterior es fundamental para comprender a Trump y sus decisiones, principalmente lo último.
En redes sociales -es la tesis de la nota de Axios- se aseveró que el anuncio de Trump fue para congraciarse con parlamentarios de Florida -los llamados “Crazy Cubans”- para tener sus votos durante la aprobación del presupuesto de los EUA.
Entonces, en ese carácter impredecible del presidente de los EUA, tuvo una bravata para compensar a los parlamentarios de Florida, y anunció la suspensión de las “concesiones Biden” dado que los “Crazy Cubans” son muy vocales en contra del gobierno de Maduro y del chavismo en general, pero necesitaba los votos de estos “chiflados cubanos” para validar el presupuesto.
Simplemente un Trump molesto porque el presupuesto pudo no ser aprobado -fue acordado al final, votado por el senado el 14 de marzo, y se evitó la paralización del ejecutivo- y desplazó hacia el gobierno de Maduro para tener el respaldo de los “duros de Florida” como María Elvira Salazar o Mario Díaz-Balart que son las voces que desde los EUA hablan por cierta oposición.
Una explicación alternativa dentro de esta hipótesis es que el anuncio del 26 de febrero buscó reducir el efecto de imagen de la visita de Grenell a Caracas que favoreció a Maduro, reconocido por el mismo enviado especial. La opinión en redes fue que Trump “se acercó a Maduro porque le gustan los autoritarios”.
A lo mejor le agradan, pero no tipo Maduro sino tipo Putin o Xi. Para evitar la asociación, el presidente de los EUA hizo el anuncio que fue interpretado como que Trump no le agrada Maduro y no hay el acercamiento que se aseveró en redes sociales.
Ambas hipótesis no las descarto pero son las que veo menos probables. No pienso que la decisión del presidente de los EUA haya sido una bravata. Seguramente compensó a los “Crazy Cubans” pero no por un arranque contra Maduro. Hizo una concesión política que tampoco le costó mucho porque ya Trump tenía la idea de hacer algo con las “concesiones Biden”. Era cuestión de tiempo que lo comunicara y aprovechó la aprobación del presupuesto para conceder a los “Crazy Cubans” lo que querían pero Trump ganó el presupuesto.
La segunda hipótesis es algo como la “hipótesis racional” para explicar el anuncio de Trump. Lo hizo para promover una negociación con el gobierno de Maduro, en el “estilo Trump”. Una gran decisión con impacto para enganchar una eventual negociación, y luego se acuerda algo pero a partir del listón que pone Trump en los anuncios que hace, que pueden ser definitivos o “pa’lante y pa’tras” como con los aranceles que el gobierno de los EUA impuso a Canadá, México, y China.
Con la licencia 41 la lógica puede ser similar. Provocar un shock en el gobierno de Maduro y que acceda a conversar con el gobierno norteamericano, a partir del baremo que la decisión implica. Desde el punto de vista de la psicología social, Trump aplica lo que se conoce como la “técnica de la puerta en la cara” que consiste en que la “puerta” -la petición- es alta y pega “en la cara” -a quien se le hace- para luego conversar a partir de ese listón, pero con otras demandas (que el negociador ya tiene).
En su mensaje del 26 de febrero, Trump señaló dos motivos para su decisión sobre la licencia 41. El primero, que el gobierno de Maduro no cumplió con las reformas electorales acordadas seguramente en Barbados. El segundo, que la repatriación de venezolanos en los EUA no va a la velocidad acordada, principalmente la de “los pandilleros” que es la tesis del Norte. En redes sociales, se aseguró que los EUA esperaban más de 1.000 regresados y solo lo han hecho cerca de 400 migrantes.
Las señales para conversar están aquí: reformas electorales o hacer elecciones menos desiguales -a propósito de las que vienen para mayo de 2025 y la pasada del 28 de julio en cuanto a sus resultados que, salvo mejor información por parte del CNE, favorecen a Edmundo González Urrutia- y el regreso a Venezuela de los migrantes que el gobierno norteamericano asegura son “del tren de Aragua”.
Aquí entraría lo planteado por Marco Rubio el 14 de marzo sobre una elección observada en Venezuela ¿Es una opinión de Rubio o es lo que busca el gobierno de los EUA y una “presión” para alcanzar esa meta es la suspensión de la licencia 41?
El gobierno de Maduro ha sido cauto en su respuesta a los EUA. En una actividad el 27 de febrero, Maduro señaló que buscan una relación de respeto con los EUA, pero que si el Norte no la quiere, “Venezuela seguirá su camino”.
A pesar de la respuesta, el presidente -RP, del 28 de julio- dejó ver que esta decisión de Trump no la esperaban. Seguramente el gobierno la contempló pero no la previó tan pronto o de ese calibre. Sucedió y posiblemente el ejecutivo busca hablar con los EUA para negociar algún tipo de relación. De aquí que la OFAC de un tiempo a la licencia 41 para terminar y el silencio del gobierno que la emprendió no contra Trump sino contra María Corina y contra la ExxonMobil.
Es posible que los dos ejecutivos hablen para ver si se acuerda algo. Si no, el gobierno “seguirá su camino” y el gobierno de los EUA mantendrá la revocatoria de la licencia 41 y anunciará otras medidas con los llamados “contratos de servicio” que rigen para otras empresas como ENI o Repsol.
Esta segunda hipótesis no me convence mucho porque es muy racional y la racionalidad no parece estar presente en los tiempos políticos actuales. Significa que ambos gobiernos hacen como una “apreciación de la situación” para conversar, que no parece. Sí puede ser que la hagan más adelante, catalizada por la modificación de la licencia 41, pero hoy no es el caso (el anuncio de Grenell del 13 de marzo, lo trato en el artículo del lunes que viene).
Voy a la tercera hipótesis. Un punto importante es que Trump cree -de verdad- que Maduro no cayó por la licencia 41. Lo dice a cada rato cuando habla de Venezuela, “al final de mi gobierno Maduro estaba caído, llegó Biden y lo salvó con las concesiones petroleras”.
Realmente lo cree y es una forma de negar que su primer gobierno fracasó en derrocar a Maduro. No lo acepta y va por una segunda oportunidad para sacarlo para decir “no fracasé, Biden es el culpable”.
Pero necesita borrar la experiencia del interinato promovida por su primer gobierno que fue su fracaso, no de Biden. No quiere nada con el interinato y explora su apuesta para Caracas: María Corina Machado, a la que seguramente cabildearon para que el hijo de Trump la entrevistara por el tipo de preguntas en el podcast -se nota que Trump, jr. no tiene la menor idea de lo que es Venezuela, salvo los lugares comunes que le dijeron- y por el tipo de respuestas de Machado, todas para agradar al hijo del presidente en la idea que Trump, jr. promoverá a María Corina frente a su padre para ser la “mujer de Washington en Caracas”. No en balde el “podcast” de su hijo con Machado, a quien llenó de elogios como la líder de Venezuela. Es lo que Trump puede considerar en este momento.
El presidente de los EUA puede asumir que si promueve a Machado, podrá sacar a Maduro. Tampoco es casual la nueva apuesta de María Corina: la esperada acción de fuerza pero ahora con el ropaje del “law enforcement” vía FBI y la fiscalía de los EUA. Ya no es una operación militar -la “intervención humanitaria” del pasado- sino una de la justicia para capturar a unos “delincuentes” que gobiernan a Venezuela. Se mantiene la lógica de la fuerza pero pasó de lo militar a lo judicial.
En línea con esta hipótesis, comenzó el cabildeo para promocionar a Machado, que ahora regresa con “lives” pero no con “influencers sifrinos” tipo Lele Pons sino “influencers de corte popular” -hasta con el nombre- como “Kilómetro” quien, por supuesto, hizo su acto de contrición porque apoyó a “Er Conde” pero ahora -muy de los venezolanos avispaos- “estoy con la mayoría”. Disculpas muy soviéticas. “Kilómetro” será “rehabilitado” cuando suceda el “quiebre”. Cerró su “live” con una oración cristiana que Machado asintió para competirle a Maduro en esa religión. “The Big Picture”, dirán los parejeros de la oposición María Corina para celebrar el “live”.
El New York Post -la nueva esperanza, la nueva tabla de salvación para cierta oposición, la nueva fuente creíble para cierto público de la oposición que no tiene buen ojo para identificar “fuentes creíbles”- aseguró que Trump se alejará de Europa y se acercará a América del Sur. El diario agregó que los potenciales beneficiarios de este acercamiento serán Milei, Bukele, y Machado. El mismo medio informó que el FBI investiga al “Cartel de los soles” con lo que cierta oposición sentirá que agarra un aire ahora que está de capa caída.
Todo este esfuerzo para promover a Machado -ya ni siquiera a EGU, penoso en su video en la llamada “CERAWeek2025” en la que queda disminuido frente a María Corina, pero parece aceptar su rol de “rey” y Machado de “jefe de gobierno”- apunta a ser visible para Trump en los temas que cierta oposición considera que son de interés para el gobierno de los EUA. La narrativa de la “hub del narcotráfico”, que es la “tradicional”, a la nueva narrativa -los “incentivos”- de la “hub energética de Occidente”.
Trump puede considerar tener su oposición en Venezuela que encabezará Machado. El anuncio sobre la licencia 41 es para darle fuerza a ese grupo de la oposición que está disminuido. No en balde el intento de sus periodistas y analistas en darle ruido a su presencia en la “CERAWeek2025” para tratar de comunicar algo grande, el “big game” y no lo local, que es “parroquial”, poca cosa.
La apuesta ya no es solo el “law enforcement” sino que los magnates petroleros persuadan a Trump que la oposición que lidera Machado es lo que le conviene a los EUA y a los petroleros de Occidente.
Lo anterior explica el silencio de este sector en temas como el TPS, la decisión de Ecuador sobre los migrantes venezolanos -gobierno elogiado por Machado y EGU recientemente, ejecutivo que ofreció su “deal petrolero” el que, por supuesto, beneficia a Ecuador, no a Venezuela; todos viven de la crisis de Venezuela o le sacan provecho en nombre de la libertad o la tal “dignidad”- o el Esequibo, que ahora son noticia; silencio para no molestar a Trump y tener su rechazo que significaría el fin de la oposición Machado o, al menos, su ocaso.
Tal vez por eso la renuncia de Barboza a la plataforma unitaria. Su salida puede respaldar la hipótesis que trabajo para El Cooperante en varios artículos acerca que hoy se decide el eje de la política opositora: adentro o afuera de Venezuela.
Hoy la legitimidad y el poder no se buscan los partidos o en los movimientos internos. Estos son vistos como “parroquiales” o accesorios. Es el “big game” con Trump y, ahora, con los “moguls” petroleros de Occidente. María Corina ya ofreció su “deal” de 5 puntos en la “CERAWeek2025”. Regresamos a la época gomecista de “Una república en venta” -texto de Betancourt- que será justificada por las brillantes plumas oficiales y opositoras con algún ejemplo histórico en donde aparecerá Bolívar. Me atrevo a pronosticar que la cita predilecta será la de El Libertador el 20-1-1830, “¡Conciudadanos! Me ruborizo al decirlo: la independencia es el único bien que hemos adquirido a costa de los demás. Pero ella nos abre la puerta para reconquistarlos bajo vuestros soberanos auspicios, con todo el esplendor de la gloria y de la libertad”. Con esto se justificará sacrificar todo, como ya pasa. Por supuesto, los nuevos “libertadores” con sus grandes vidas, dentro y fuera de Venezuela, a diferencia del Padre Libertador.
El gobierno para sostenerse en el poder, y cierta oposición para ver si con incentivos al Norte, produce el elusivo “quiebre de la coalición dominante” su obsesión como estrategia desde 2013. Así las cosas ¿qué sentido tiene ser secretario de la plataforma unitaria cuando es un actor menor para cierta oposición la que, a su vez, lidera a la oposición? No tiene como mucha lógica. La esperanza de cierta oposición ahora está en la oficina oval, en alguna oficina del algún “tycoon” petrolero, en la sede del FBI o en la oficina de Pam Bondi.
Actor menor la plataforma unitaria pero importante. No es casual que figuras como Andrés Velásquez o Juan Pablo Guanipa demanden la salida de UNT y de MPV de la plataforma unitaria. Si bien para la oposición en la que ambos están la política local “es parroquial”, mantener ese “espacio” -palabra que genera en esa oposición mucha urticaria- es imprescindible no porque vaya a ser relevante -el eje se quiere poner afuera, con Trump como pivote- sino para que no sea un estorbo o un factor de ruido con críticas hacia una estrategia que fracasa y que ahora apuesta a que tendrá éxito. Otra vez, desde 2013.
Hoy me ubico en esta tercera hipótesis que cuestiona mi hipótesis para analizar a Trump escrita en el artículo para El Cooperante, “Descifrar a Trump” el 3 de febrero. Hace más de un mes.
En ese texto de febrero, la hipótesis fue que el gobierno de Maduro y el de Trump se comunicarían -se dio- pero para definir reglas sobre la relación entre los dos países.
La revocatoria de la licencia 41 honestamente no la esperaba -tampoco me sorprendió, al fin y al cabo ya Trump culpaba a esa licencia de que Maduro se mantenga en el poder- y en el análisis del 3 de febrero se escribió que, “Para Trump, Maduro se sostiene por el petróleo que los EUA compra a Venezuela. Si su gobierno toma alguna medida de fuerza, posiblemente sea en este campo. No es casual el cabildeo de cierta oposición para que las licencias de Chevron no se renueven en la creencia que el gobierno perderá ingresos, luego habrá una crisis y, por supuesto, sucederá el famoso ‘quiebre de la coalición dominante’, que es el paradigma que domina a la oposición aunque inveterado en el fracaso”. Eso fue lo que pasó tres semanas después con la revocatoria de la licencia 41.
Sin embargo, a pesar de ese pronóstico que acertó, no pensé que sucedería tan pronto. Calculé que los dos países definirían mecanismos para llevar su contencioso y la licencia 41 se mantendría más tiempo.
Creo que hoy vamos a un escenario sorpresivo, y bastante ilógico pero los hechos del mundo revelan que la política no es lógica y que los errores se repiten. La frase de Clinton tiene especial vigencia, “cuando se mete la pata en política, la tendencia es a seguir metiéndola”. Es lo que se observa hoy. Errores que se repiten en la creencia que no volverán a suceder.
En el artículo del 3 de febrero expuse cuatro “Posibles estilos de relaciones de los EUA-gobierno de Venezuela”. Recapitulo los 4 estilos planteados en ese artículo:
“Las 4 situaciones son: Autonomía en una relación de ganar (1); autonomía en una relación de perder (2); no autonomía en una relación de ganar (3); y no autonomía en una relación de perder (4) ¿Cuál es la situación más conveniente para Trump de las 4 con respecto a Venezuela?
“Dependerá de lo que Trump esté dispuesto a arriesgar. Si considera que Venezuela y su gobierno son fáciles para derrocar sin costo o poco (ganar), puede endurecer sus anuncios. Si estima que hay riesgos y habrá un costo (perder), puede optar por conversar con el gobierno de Maduro. Si fuera Trump, me movería en la segunda situación (riesgos).
Exploro las 4 situaciones para aproximar mi pronóstico sobre el modelo de relaciones Venezuela-EUA”.
En febrero, el escenario era un Trump en control que buscaría conversar con el gobierno de Maduro. Ahora pienso que ¡volvemos a 2019! un Trump en control de las decisiones finales pero que asume que Maduro puede ser derrocado porque ya no están “las concesiones Biden”.
De acuerdo con Bloomberg “El gobierno de Donald Trump se prepara para ordenar a más empresas que dejen de operar en Venezuela, lo que incrementa la presión sobre Nicolás Maduro, después de que se le pusiera fin a la licencia de Chevron”. Regresamos a un momento tipo 2019 ¿Funcionará esta vez?
Ofrecer una respuesta categórica es imposible porque son muchas las variables en juego, pero pienso que si, efectivamente, se trata de un volver a 2019, no va a tener éxito. Será otro fracaso, por tres motivos.
El primero porque la coalición o articulación contra el gobierno de Maduro no tiene la fuerza de 2019 que tuvo en el Grupo de Lima el símbolo de una articulación, que fracasó, pero estuvo organizada. En 2025 no hay nada parecido. Ni siquiera hay consenso en reconocer a EGU como “presidente electo”. Países que lo reconocieron como Uruguay, hoy cambian de posición y afirman que no pueden reconocer ni a Maduro ni a EGU. De hecho, tal vez sean dos o 4 gobiernos los que lo reconocen, y más para hacer ruido político que como parte de una estrategia frente al ejecutivo de Maduro.
Ni siquiera los EUA. Más reconoció Biden a EGU que Trump hasta ahora. Este llevó a Guaidó a su SOTU de febrero de 2020. En su mensaje inicial que Trump ofreció el 5 de marzo o en su mensaje sobre la licencia 41 el 26 de febrero, ninguna mención a EGU o a Machado. Por eso los esfuerzos tan intensos de la segunda para cabildearse frente al mandatario norteamericano.
El segundo motivo es porque el gobierno aprendió a vivir con las sanciones. Lo llevó a liberalizar en un sentido -reconocido por Maduro en una entrevista que le hizo José Vicente Rangel en diciembre de 2019- y la dolarización -que fue y es muy aprovechada por la oposición del quiebre, aunque se molesta cuando se lo recuerdan, cómo le saca provecho a lo que puede del “hub del crimen”- lo que trajo fue estabilidad política. No son “los negocios” lo que sostiene al ejecutivo sino la dolarización -así sea chucuta- que era un clamor de la sociedad venezolana. El gobierno la complació aunque no quería. Entre la convicción y la estabilidad optó por la segunda.
El verdadero factor de estabilidad política en Venezuela no son las FAN, los “colectivos”, la “hub criminal”, o “los negocios”, es el “pacto de los dólares”. Gobierno que quiera mantenerse en el poder en Venezuela -sea autoritario o democrático- tiene que definir su “pacto de los dólares”. Las sanciones obligaron a que Maduro definiera el suyo porque estaba reacio atrapado en el “cadivismo” que lo llevó a tomar decisiones que hundieron la economía venezolana, lo que es su responsabilidad y la de su gobierno. En 2018 hizo su “pacto de los dólares” con la sociedad y desde esa fecha goza de estabilidad en la paz autoritaria que indigna a muchos pero cómo la aprovechan.
Ese aprendizaje se extendió en el sentido que la respuesta del gobierno ante la modificación de la licencia 41 fue dada por el presidente Maduro (RP, del 28 de julio) en una actividad del 11 de marzo: “bienvenida la inversión extranjera, alfombra roja; los que no puedan, nos veremos en el camino”.
Si los inversionistas atienden el llamado es otro asunto, pero la respuesta del gobierno es liberalizar más en ese campo. Si nos atenemos a la experiencia de 2019, si abre más, es posible que se mantenga en el poder.
Finalmente, la sociedad opositora no es la misma de 2019. Está más débil que ese año. La renuncia de Barboza es el indicador más reciente. Se nota no solo en la convocatoria que asiste para manifestar sino en redes sociales. El grupo que lidera la oposición -el que promueve el quiebre y el que busca la bendición de Trump para producirlo- hace un año reinaba en el mundo opositor. Lucía invencible pero no son políticos. En vez de articular y sumar, optaron por descalificar, destrozar, y carajear a las voces críticas. Hoy eso se le devuelve al no cumplir la promesa del 28 de julio y del 10 de enero.
Sus tuiteros que antes lucían inexpugnables, hoy con tuits plañideros y agotados, tipo “no sé qué va a pasar, pero no voy a votar”, como quien tira la toalla porque no tiene ninguna palanca de poder, aunque restriegan tener algo que llaman “dignidad”.
La legitimidad que pudo tener cierta oposición la botó con el carajeo a las voces críticas. Lo que quedan son algunas cuentas solitarias en el “periodismo de la causa” cuyo público increpa la estrategia del quiebre porque se siente abandonado y engañado. Ya no son los aplausos en tuiter sino críticas del público del quiebre. Los tuiteros de cierta oposición reciben lo que cosecharon: incordio.
Hoy hacen muy tardíos llamados a no “canibalizarse dentro de la oposición” aunque en sus tiempos de gloria que pensaron serían eternos, destrozaban y aplastaban al que tuviera una visión distinta a la línea que cierta oposición impuso por un tiempo. Hoy quiere retomar su dominación con la legitimidad de Trump. La renuncia de Barboza es un fracaso de la oposición pero, principalmente, un fracaso de la oposición que Machado conduce. Ni siquiera fue capaz de mantener unida a la plataforma. Como en 2014 cuando ese sector implosionó a la MUD -tuvo éxito- hoy hace lo mismo con la plataforma posiblemente para quedarse con ella totalmente que es lo que se persigue cuando se pide la salida de UNT y MPV.
El público de la oposición, entonces, no tiene la fuerza de 2019 sino un conjunto de agravios que no sabe cómo procesar y que no se van a resolver con llamados a la unidad desde tuiter de cuentas que no tienen la autoridad para hacerlo, porque fueron cuentas que señalaron y destrozaron personas y reputaciones. Hoy quieren pasar por “unitarias”. Lo que les queda es apostar a que Trump dé un aire y cierta oposición pueda recuperar su dominio con la tesis que ahora el gobierno está “en un plano criminal” y una acción del “law enforcement” (de los EUA) produzca el esperado “quiebre de la coalición dominante”.
Por esas tres razones no creo que la modificación de la licencia 41 o el regreso a 2019 vaya a producir la salida del ejecutivo.
Todo el análisis anterior fue escrito antes del anuncio de la Casa Blanca el 15 de marzo para invocar la “ley contra enemigos extranjeros” porque el “tren de Aragua invade a los Estados Unidos”.
Lo primero es que la invocación respalda todo el análisis previo. Trump se mueve en el discurso de la “corporación criminal” dado que la invocación asegura que el Estado venezolano es “híbrido” porque grupos malandros tienen control de parte del territorio nacional que fue cedido por el gobierno. Agrega el texto que el “tren de Aragua” adelanta una “guerra irregular” contra los EUA, y que esa banda tiene vínculos con el gobierno de Maduro el que, también, forma parte del “cartel de los soles”. La invocación no lo señala pero falta decir que el ejecutivo de Maduro es una “hub criminal”. Esto es lo que cierta oposición quiere escuchar y la invocación seguramente le dará aire a esa oposición dados sus continuos fracasos. Imaginó que celebró y ya no se siente tan perdida.
Hay un “caveat” con mi hipótesis original. Esta señala que Trump considera a Machado como su apuesta en Caracas. A lo mejor no es así. Es al revés. Sencillamente Trump maneja su discurso de manera independiente y Machado lo nota y se pega porque usa el mismo lenguaje. Hay una coincidencia en el análisis sobre el gobierno nacional que es lo que la oposición Machado trata de maximizar y por eso los elogios al ejecutivo de Trump y los silencios ante decisiones como la del TPS, el probable “ban” a los venezolanos, o acerca de los puntos de la invocación que alarman a los norteamericanos-norteamericanos pero alegran a cipayos de cierta opinión que consideran que el próximo paso de Trump será solicitar la nueva esperanza para cierta oposición: el “law enforcement”. Sería el punto culminante para cierta oposición.
La invocación no agrega nada nuevo al análisis sino lo respalda. Sí noto una diferencia con respecto a 2019.
Que Maduro y su gobierno sean vistos como “criminales” por Trump no es nuevo. En su primer gobierno puso una recompensa a Maduro y aseveró algo más grave que la invocación del 15 de marzo. Indicó que Maduro adelanta una “guerra” contra los EUA vía narcotráfico. En la invocación del 15 de marzo, no se menciona a Maduro de manera directa sino al “tren de Aragua”. La puerta queda abierta para que pueda suceder que es lo que seguramente buscará la oposición Machado. Que se designe directamente a Maduro.
Se recuerda, también, que Trump ordenó el despliegue en el Caribe de destroyers con misiles como forma de “presión” al gobierno de Maduro en la idea que la narrativa de la “corporación criminal” y el “ramson” sería suficiente para producir el “quiebre de la coalición dominante”, que fue la apuesta del interinato, Abrams, y Pompeo con el famoso “framework para la transición” de marzo de 2020. Entonces lo de la “hub criminal” no es nuevo.
¿Cuál es la diferencia, entonces? La diferencia que noto con respecto a 2019 -que es más grave para el gobierno de Maduro- es que todo se concentra en la narrativa de la “hub criminal” mientras que en 2019 fue un esfuerzo dentro de una estrategia de sanciones, pero no lo principal.
Hoy lo criminal es todo, es lo central, y como el gobierno de los EUA adelanta una especie de “purificación” en su país, puede llevar a Trump a que sus medidas contra el gobierno de Maduro sean policiales, que es lo que cierta oposición y su cómodo público en tuiter, le ruega que haga. La “purificación” que Trump busca para su nación también la puede encontrar en países “impuros” como Venezuela.
Luego, una acción del “law enforcement” puede justificarse. Como todo sistema que deja de ser democrático, Trump construye su propia versión de la “Razón de Estado” -todo lo que sea bueno para el MAGA se justifica más allá de las leyes- y su propia “doctrina de seguridad nacional” (DSN) en la que el ejecutivo tiene plenos poderes y es el único intérprete de lo que le conviene a la sociedad norteamericana en pro de su bien. Solo el bien es posible a través de un ejecutivo sin controles que Trump personifica.
En su primer gobierno (2017-2021) no fue así. Hoy, en cambio, a Trump lo mueve un deseo de limpieza y purificación que es aplaudido por su público de los EUA y fuera de ese país, que trasciende la visión de límites de la democracia liberal. Por eso Trump y el MAGA se plantean no como un “gobierno normal” sino como un “régimen y sistema” que trascenderá los 4 años de un “gobierno normal”. Vienen a hacer una “revolución” -sin meterme en la definición de Arendt- y no ser “reformistas”, que es la carga que hacen contra Biden.
Por lo anterior, el ejecutivo de Maduro tiene un riesgo más grande. Tal vez por eso la rueda de prensa de Cabello el 14 de marzo para anunciar golpes contra grupos de narcotráfico y la captura de 8 toneladas de cocaína en total. El gobierno intuye que lo “cocinan a fuego lento” y se adelanta con este anuncio que tiene un destinatario internacional: el gobierno de los EUA.
La pelota ahora está en la cancha del gobierno, para usar una expresión de moda a propósito de las negociaciones Ucrania. El ejecutivo verá si mantiene su política de asfixiar a la sociedad no gobierno para que no tenga fuerza o permite un juego político menos desigual. El ejecutivo tiene un Catch-22 aquí: si asfixia, Trump tendrá un motivo para el eventual “law enforcement” contra Maduro y el chavismo en general. Si permite un juego político con ciertos controles, la amenaza de Trump se aleja ¿Qué escogerá el gobierno?
Al margen de lo que Trump o el gobierno nacional decidan, tengo otros motivos para participar en las elecciones. El ejecutivo con su represión acabó con el juego político pero la oposición Machado quiere una sociedad inerte porque eso tributa a su meta que sea el Norte el que tome una acción contra el gobierno de Maduro. Una policial.
Una sociedad muerta -que es lo que la narrativa de ese grupo opositor comunica, aunque quienes lo hacen llevan grandes y tranquilas vidas, con todas las comodidades- deja ver que ella por sí misma no puede hacer nada. Luego, la acción viene de afuera. Una sociedad inerte tampoco puede dirigirse políticamente desde adentro. Por eso se busca que el eje de la política de la oposición ahora está fuera de Venezuela, en manos de grupos que también llevan espléndidas vidas. Nada que ver con el exilio durante Pérez Jiménez. Ni siquiera con el de Gómez, aunque la oposición actual se parece más a la oposición a Gómez que a la oposición a Pérez Jiménez, con su “República en venta” incluida.
Por eso creo que hay que participar en todos los sentidos: desde estar un club de lectura, en uno de cocina y libros, por ejemplo, a las elecciones de 2025, por algo muy sencillo: quiero comunicar que estoy vivo y no quiero que me tengan lástima desde afuera, los gobiernos de otros países -lo que cierta oposición busca generar, lástima- no la oposición en el exilio que lleva una vida de “ricos y famosos” como se vio con varios conspicuos del interinato en una fiesta “a todo trapo” de Lara Trump, a quien le hacen parejería al mejor estilo veneko. No quiero la lástima de vivos venezolanos que en nombre de -y viven de- la “crisis humanitaria compleja” llevan vida de magnates.
El próximo lunes voy a tratar la respuesta del gobierno a lo que parece ser la política de los EUA de volver a 2019.
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