La Lupa
Puñal Verde y Amarillo: el plan para asesinar a Lula se imprimió en el Palacio de Gobierno
Según la investigación de la llamada Operación Contragolpe, el exministro de Defensa de Jair Bolsonaro fue figura central en la trama de un golpe de Estado posterior al asesinato de Lula. Los conspiradores tenían dos ideas para hacerlo: o envenenamiento o explosivos. El plan se descubrió el último día de la Cumbre del G20
Caracas/Foto: Getty Images. Un general retirado, Mário Fernandes, fue el actor clave en la llamada "Operación Contragolpe" destinada a asesinar al presidente Luiz Inácio Lula da Silva, al vicepresidente Geraldo Alckmin y al ministro del Tribunal Supremo Federal, Alexandre de Moraes.
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De hecho, el plan fue impreso en el palacio de gobierno el 9 de noviembre de 2022, semanas después de la derrota de Jair Bolsonaro en las elecciones presidenciales, y la copia fue llevada la residencia del jefe del Ejecutivo. La imprenta utilizada por Fernandes fue la de la oficina de la Secretaría General de la Presidencia de la República. El nombre del archivo impreso era "Planificación".
Otro de los conspiradores, un policía también detenido, participó en la seguridad de Lula en los dos meses entre la elección y la toma de posesión e informaba del día a día del presidente electo a los demás golpistas.
Según la policía, los complotados estudiaron dos formas de atentar contra Lula, su vice y el juez del Supremo: envenenamiento y explosivos. La reunión en la que se trató el plan fue el 12 de noviembre de 2022, trece días después de la segunda vuelta electoral, que consagró la victoria de Lula. Y la previsión era llevar a cabo los asesinatos el 15 de diciembre.
Mário Fernandes es señalado en las investigaciones sobre el presunto intento de golpe de Estado como miembro del "Núcleo de oficiales de alto rango con influencia y apoyo de otros grupos". Los miembros de este grupo, "utilizando el alto rango militar que ostentaban, actuaron para incitar el apoyo a los demás grupos de acción, avalando acciones y medidas a adoptar para consumar el golpe".
Los investigadores describieron a Fernandes como uno de los soldados más radicales de ese grupo. La investigación señala que el general "promovió la planificación, coordinación y ejecución de actos antidemocráticos, con registros de asistencia al campamento instalado cerca del QGEx (Cuartel General del Ejército), e incluso relaciones directas con manifestantes radicales que trabajaron en el post- Período electoral de 2022”.
Fernandes reimprimió el plan de ataque contra las autoridades -denominado Operación Punal Verde y Amarillo- en la misma impresora, el 6 de diciembre de 2022. Mientras imprimía el expediente, se conectaron los dispositivos del llamado "niño negro", Rafael Martins de Oliveira, adscrito al Batallón de Acción y Comando, y del teniente coronel Mauro Cid, ex ayudante de campo de la Presidencia. Oliveira también fue detenido ayer.
Según la investigación de la Operación Contragolpe, el exministro de Defensa fue una figura central en la trama de un golpe de Estado y asumiría el papel de coordinador general de una hipotética "Oficina de Gestión de Crisis Institucional" si se produjera la ruptura.
La Policía Federal ya detuvo a los cuatro militares y un policía acusados de haber armado el complot para asesinar a Luiz Inácio Lula da Silva e impedir que asumiera un tercer mandato.
En un mensaje de audio en poder de la policía, uno de los militares presos indica que Bolsonaro autorizó personalmente la acción criminal.
Lula, Alkmin y el juez Moraes no se manifestaron sobre el complot para matarlos. Lula pasó el día en Río de Janeiro, al lado de los jefes de Estado y de Gobierno de los países del G-20, cuya reunión se clausuró este martes con gran éxito para la diplomacia brasileña.
Los cuatro militares detenidos pertenecían todos a un grupo de operaciones especiales conocido como kids preto(niños negros), una tropa de élite altamente entrenada en acciones de infiltración, operaciones camufladas y contra terrorismo. El general retirado Mário Fernandes es el de mayor graduación del grupo.
“Todo sugiere que estuvimos más próximos de lo que se pensaba de lo inimaginable”, dijo el presidente del Supremo Tribunal Federal, Luis Roberto Barroso, después de conocerse los últimos datos. “Lo que se puede decir en este momento -añadió-, es que el golpismo, el atentado contra las instituciones y contra los agentes públicos que las integran, nada tiene que ver con la ideología o con opciones políticas. Es solo la expresión de un sentimiento antidemocrático y de falta de respeto por el Estado de derecho”.
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