La Lupa
¿Revisión de la estrategia o versiones de la misma estrategia?
Cuando la AN-2015 decidió por mayoría cesar al interinato, pensé que había un interés en evaluar la estrategia de la oposición centrada en la “presión y el quiebre” para plantear otra, enfocada en los partidos y en la participación en elecciones. Creo me equivoqué en el análisis. No sería la primera vez. Esto por una entrevista que la colega Luz Mely Reyes hizo al dirigente de PJ, Julio Borges. Salvo una mala interpretación de mi parte, lo que me quedó de la entrevista es que para el político la estrategia de la “presión y el quiebre” está bien, solo que VP no hizo buen uso “de ese tesoro que le entregamos”. No hay diferencias de fondo sino de tácticas, entre una versión de la “presión y el quiebre” de PJ y una versión de VP. Ahora pareciera ser el turno de la versión de PJ. Si es así, creo que la oposición está en un problema. Insistir en un paradigma para una Venezuela que ya no existe, que murió, pero las fuerzas opositoras no terminan de aceptar. Para ser alternativa al gobierno, hay que superar ese paradigma y no el “mismo musiú pero con diferente cachimbo”
Caracas. Escribir sobre políticos con nombre y apellido no es de mi agrado. No es porque tenga algo en contra sino sencillamente no son mi liga. No estamos en el mismo nivel. Hacemos cosas distintas. Tampoco me interesa “ranquearme” o que me citen para ver si entro en las discusiones, ahora en redes sociales; “mira, les dice a los políticos sus cuatro verdades”, para ser una celebridad, ser tomado en cuenta, y mercadearme ahora que los años electorales vuelven y habrá cantidad de candidatos. La verdad no me interesa. Me siento muy bien en mi rol de analista político. Si me toca “reincorporarme al servicio”, se verá en su momento. Pero hoy no es lo que me motiva ni lo que busco.
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Criticar a los políticos lo puede hacer Calderón Berti, en reciente entrevista que leí, aunque quienes lo defenestraron decían que “era un señor”. Así que ser “un señor” tampoco es garantía de algo porque le hicieron la cruz, aunque hoy lo “rehabilitan”. Me imagino que recuperará su título y volverá a ser “un señor”, como le encanta decir a la “Venezuela civil”.
En la nueva onda que hay de “criticar a la oposición” ahora salen notas que señalan que el exministro de Luis Herrera tenía elementos para sus críticas….casi 4 años después, porque Calderón Berti las hizo en noviembre de 2019. La respuesta fue el descrédito. Estamos en el momento en que no pocos quieren “conocer las versiones” sobre el interinato cuando ya es capítulo cerrado -aunque sus dolientes traten de revivirlo con el tema de las sedes de Venezuela en los EUA- y hay que enfocarse en otras cosas más urgentes y más importantes. Debieron tener el coraje moral para buscar “las versiones” porque están allí desde 2019. Pero ya eso es otra historia. Mi punto es que evito hablar sobre políticos en concreto.
Mi política es que si tengo algo qué decir a algún político, busco expresarlo de manera directa, no por medios. Pero a veces es inevitable para un artículo porque son temas de interés público.
Para este texto, voy a escribir acerca de una entrevista que la colega Luz Mely Reyes del portal “Efecto Cocuyo” le hizo a Julio Borges el día 17-1-23 en su programa “Con la luz”. Principalmente –lo abordé en un artículo anterior para El Cooperante- acerca del tema de la estrategia de la oposición, que el dirigente de PJ trató. No lo hizo de esa manera o con ese nombre, pero en su exposición se vio, especialmente cuando hizo referencia al interinato. En la definición de la estrategia me parece que está un punto cardinal para la oposición. Se habla de unidad, coordinación, estructura, movilización, ahora es la “promoción del voto”, pero si no se define o aclara sobre qué se coordina, moviliza, o promociona, no tiene sentido. El “qué” es la estrategia.
Tiendo a ver a los políticos de una manera neutra, más en sus ideas y estrategias, y como son. Tengo mis simpatías, por supuesto, evito el “amor-odio” de redes sociales con las figuras de la política. Parto del principio que mañana me puede tocar analizarlas o hablar con ellas, por lo que prefiero guardar mi opinión por si la tengo que expresar en persona. Claro, uno no es un robot, y algo se escapará sobre el político, pero cuido que sea la excepción. Me toca hacer análisis, no proclamas para los grandes aplausos de tuiter que terminan en un suculento almuerzo “en resistencia”.
Con el caso de Borges, el dirigente de PJ no es de mi doctrina, no es “de los míos”, no es socialdemócrata; lo conocí más en el trabajo de la secretaría ejecutiva de la MUD. Pienso que el espíritu de Borges es de una política de partidos, pero la coyuntura lo llevó a apoyar una política insurreccional, como a muchos políticos que no pudieron contra ese sector que impuso esa política en la oposición. Recuerdo que Borges votó en las parlamentarias de 2005 y fue como un calvario. Fue crucificado por los cómodos de entonces. Al dirigente de PJ no le quedó otra que jugar la “carta de los duros” para que no lo vieran como ingenuo o blando, que fue –creo ya no- un estereotipo de los integrantes de PJ en sus inicios. Un partido más de centro-derecha pero de “gente bien” que no son corridos en las famosas 7 plazas que tanto encantan en Venezuela. “Plazas” que no sirvieron para nada, dada la situación de la oposición y del país.
Con Borges tengo un agradecimiento indirecto porque fue en 2022 que me enteré que mi invitación a participar en la secretaría ejecutiva de la MUD fue por él. No lo sabía. Siempre me pregunté por qué, y pensé que era porque en 2006 me tocó coordinar una suerte de “war room” del comando de campaña de Manuel Rosales, conformado por políticos de diferente procedencia. Allí conocí a varios con los que luego me tocó compartir en la MUD. Creí que había sido por eso. Pero no.
En 2022, el Instituto Fermín Toro que preside Ramón Guillermo Aveledo, hizo un foro sobre las primarias. Me invitaron y asistí. Entre el obsequio estaba el libro que Aveledo coordinó y escrito a varias manos sobre la experiencia de la MUD. No lo había leído. Me lo llevé y leí el capítulo de Aveledo. Allí fue que me enteré que llegué a la secretaría ejecutiva de la MUD que Aveledo encabezó, por una sugerencia de Julio Borges. Así que le agradezco mucho haberme propuesto porque fue una muy buena experiencia, con buenos compañeros de trabajo y políticos.
Ahora paso al análisis de la entrevista de Luz Mely a Borges. Lo que me produjo la conversación es que a lo mejor estoy equivocado en mis análisis de lo que pasó con el interinato y con la oposición en general. No sería la primera vez.
Borges es partidario de unir a los partidos de la oposición, incluso aliarse con VP. A lo mejor el problema de mi análisis es que no vi algo que Borges bosquejó en la entrevista.
El problema de la oposición -al menos para PJ y VP- no es la naturaleza de la estrategia. Esta es mi equivocación. Asumir que la decisión del G3 para eliminar al interinato fue porque evaluó que la estrategia fracasó y quería formular otra. Quizás no es así.
Lo que Borges dejó ver con Luz Mely Reyes es que fracasó la versión del “quiebre” de VP no la de PJ. Un Borges muy orgulloso de lo hecho por la oposición antes de 2019. Incluso, con elogios a su persona, “le abrí un boquete a Maduro al no firmar en 2018 en República Dominicana”. Orgulloso de esa estrategia “que nos tomó años construir”. Su crítica no es al fondo de la misma, sino que Guaidó y VP perdieron “ese tesoro que le entregamos”.
Con el tema de los recursos que maneja la oposición, tampoco hay desacuerdos de fondo. Borges expresó que propuso un “fideicomiso” para el manejo de los “activos protegidos”.
El rifirrafe que hay entre PJ y VP por el tema que los EUA asumieron el control de las sedes diplomáticas de la nación en ese país, tampoco es sobre la estrategia sino un “control de daños” de cada partido para “quedar bien” con el público.
Acusaciones mutuas que si “renunciaste” y “no renuncié”, “me cesaron” y no “te cesé”, o te escribí el “mail” pero no me respondiste o sí lo contesté. Los grandes debates dentro de la oposición. Pero una discusión de fondo no la hubo tipo ¿debe la oposición controlar sedes diplomáticas? ¿en qué ayuda eso para lograr la alternancia? ¿en qué la apoya para construir fuerza política en Venezuela? Preguntas que llevan al gran tema ¿organización política o un gobierno de fantasía que ahora se vende para ver si revive como administradora de inmuebles y caja de valores?
Esta venta es para que los opositores carguemos con el fracaso de la estrategia de la “presión y el quiebre” y, en vez de concienciar ese duro hecho, demos las gracias a los brillantes estrategas de las sanciones porque “por las sanciones, Maduro dolarizó” o decir que fue un error cerrar al interinato porque “perdimos las sedes”. De esta lógica se colige que hay que pedir más sanciones para que Maduro abra más la economía y que vuelva el interinato para que los EUA devuelvan el control de las sedes diplomáticas para ver si por fin los pro interinato ser sacan el pasaporte por allí y no por el Saime como tranquilamente lo hacen. “Notable” como diría el profesor Pino Iturrieta.
Mi conclusión es que no hay diferencias de fondo entre VP y PJ, entre Borges y López. Ni siquiera las hay con María Corina Machado. No existen divergencias de fondo. Lo que hay son recriminaciones porque la estrategia no ha funcionado (ni creo vaya a funcionar así Trump repita en 2024 y regrese con Bolton, Abrams, Haley, y Pompeo “reloaded”).
Para Borges, VP perdió “ese tesoro que le entregamos” -el no reconocimiento a Maduro de 2018- para VP, en cambio, no funcionó porque “estamos infiltrados” y PJ se “acomoda a la dictadura”. Para Machado, es porque no ha habido la suficiente “fuerza” para “rodear a los secuestradores” y eso los lleve a “negociar la rendición”. Pero ninguno cuestiona la naturaleza de la estrategia, sino cómo se ha aplicado. No es que la “presión y el quiebre” no tenga sentido, sino que se ha aplicado mal. En la entrevista en “Efecto Cocuyo” Borges reclama como volver a un “punto cero” tipo 2017. Por eso su elogio -entre otros motivos- a las protestas de los maestros. Como 2017, pueden abrir la caja de Pandora (aunque tampoco lo creo).
Esta estrategia no tiene planteado el reconocimiento al chavismo como fuerza política –si lo hay, es un reconocimiento menor- sino sacarlo del poder, pero no se formula “el día después”. Se quiso por la fuerza, ahora se quiere por elecciones, pero sin reconocimiento de la oposición a esta fuerza política (por la otra cara, también el chavismo no reconoce a la oposición como fuerza política). De hecho, en la entrevista, el dirigente de PJ descalificó a Jorge Rodríguez. Para el abogado, al diputado del PSUV no le interesa México sino mantenerse en el poder.
A la luz de esta entrevista, al menos para Borges y posiblemente para la oposición como un todo, se asume que la estrategia está bien, pero no su aplicación. Es en lo táctico donde están las diferencias entre los partidos.
Lo anterior puede explicar por qué los ataques son entre VP y PJ. AD y UNT están silentes. Tal vez porque no están de acuerdo con el fondo de la estrategia, pero no se atreven a decirlo. Tampoco en el pasado expresaron su opinión. Al menos de manera pública y clara.
Entonces el problema de la oposición no es tanto revisar una estrategia que no funcionó -ni creo vaya a funcionar- sino cuál versión de esa estrategia vuelve. Borges planteó como un regreso a 2017. López formula seguir con la línea de 2019, pero no hay diferencias de fondo acerca de la opción estratégica para los dos. Es la “presión y el quiebre”.
Quizás por esto Borges no fue particularmente duro con López en la entrevista con Luz Mely Reyes, a pesar que éste lo acusó -junto a Tomás Guanipa- de “infiltrado de la dictadura”. También de parte de VP se bajó el ruido a la confrontación con PJ. López había dicho que no formarían parte de la “comisión para proteger los activos” que definió la AN-2015 el día 30-12-22. Esta comisión se designó y hay figuras de VP. Hasta el momento, no se conoce que hayan renunciado.
Si no hay diferencias en la estrategia, al final es ponerse de acuerdo sobre una en la que creen, y solo que será definir cuál versión: la versión PJ -2018-2019- o la versión VP, entre 2019-2022.
Si es así, el problema de la oposición es más complicado todavía porque no hay ruptura real sino diferencias por el manejo de una estrategia. Son controversias más de orden táctico. No es por la naturaleza de una estrategia sino por cómo ésta se ha instrumentado, porque la “presión y el quiebre” tiene dos versiones: la de PJ y la de VP. Complicado porque es seguir con una estrategia que no ha funcionado, pero en la que se reincide siempre. Puede ser que, para este sector de la oposición, las presidenciales de 2024 sean el nuevo escenario para probarla (y volver a fracasar en mi opinión).
Me parece que la oposición está en una suerte de “gomecismo al revés”. Me explico.
En los años finales de Gómez –al cerrar los 20- las famosas “luces del gomecismo” tipo César Zumeta, le explicaron al general que la oposición que enfrentaba su modelo autoritario era de otra naturaleza a la que él conoció como la “Revolución Libertadora” (1901-1903), tipo caudillos que encabezaban las “revoluciones” -como las llamó Manuel Caballero- para tumbar a gobiernos y hacerse del poder.
Para finales de los 20, ya no eran los famosos “caracortá” de los que habló Betancourt –“los duros” de la época; Rómulo quiso ser uno, pero al final optó por otro camino, el de los partidos- los que con “testículos y un Máuser” darían al traste con la dictadura del tachirense. No, argumentó Zumeta, “no es esa la oposición que enfrentamos”. La nueva oposición era de ideas y de organizaciones que serían los futuros partidos políticos. Era otro tipo de oposición. Lo que pedían los sabios del general era cambiar el paradigma que la biología impidió por la muerte del benemérito. La que surgiría -el 1936 de Picón Salas- fue la Venezuela políticamente organizada para la que se preparaban “los hermanitos”, y atrás quedó la Venezuela de las “cápsulas” para acceder al poder (como en ese entonces llamaban a las balas).
La oposición de hoy está como el gomecismo, pero al revés porque el sistema autoritario que encabeza el presidente Maduro es más ágil en comprender al país que la oposición, que es la llamada a hacerlo si quiere ser alternativa real al gobierno.
El gobierno de Maduro hoy evoluciona y tomo prestado la expresión de una académica sobre China, Yuen Yuen Ang, la que describe el modelo político de ese país -hoy en riesgo con el gobierno de Xi- como una “autocracia con características democráticas”. Del modelo político chavista podemos afirmar que es un “autoritarismo con características democráticas”.
Por supuesto, la famosa “caracterización del régimen” -el Santo Grial para la oposición- puede ser disputada. A lo mejor mi “caracterización” es equivocada -lo más probable- pero de lo que estoy seguro es que la oposición sigue anclada en un país que murió, tanto en su forma, en su estética, y en su fondo. Pero la oposición no lo acepta o no se quiere dar cuenta. Por ejemplo -con el debido respeto- pero vi la convocatoria de los estudiantes a marchar el día 12-2-23. Parece que el tiempo no ha pasado. Sigue la estética y el lenguaje de 2007.
La oposición está todavía en su paradigma “de la tiranía o dictadura” a la espera del noviembre de 1957 o del enero de 1958. Al menos, si esperara un 1928. O como Chávez y Maduro durante AD-Copei, a la espera de la “explosión social” -su 27F- para cabalgar sobre ella, sin ser Lenin, tampoco Chávez lo fue ni Maduro lo es. El chavismo cabalgó sobre el 27F después y hoy trata de “deconstruir” la fecha para decir que fue un antecedente del chavismo y apropiarse de ese comportamiento colectivo. La tesis de Maduro de las “4 etapas del chavismo”. La etapa de las “rebeliones populares” que fueron al margen del chavismo. Las que promovió fracasaron -junto a los intentos de golpe, la abstención, y la vía insurreccional que buscó- y eso llevó a Chávez a proponer la ruta electoral en la asamblea del MBR 200 celebrada el Valencia el día 19-4-1997. Esto, también, ya es otra historia.
Para este análisis, me luce que la oposición se quedó en la etapa de los “caracortá” de los que habrá historias de valor pero fracasaron contra el gomecismo. La Rotunda con sus grillos, el tortol, y el amanecer de 1936 se los tragó, y la Venezuela que se abrió los terminó de sepultar, como lo describe muy bien un libro no muy conocido, no muy celebrado por la crítica, pero interesante porque explica como esa no adaptación se tragó al gomecismo luego de la muerte del geeral. El libro –son varios, tres tomos- se llama “Pérez Jiménez y su tiempo” de Carlos Capriles Ayala.
Ese libro lo leí de joven. Lo que me quedó fue la relevancia que, si una fuerza o corriente política no va al ritmo de la sociedad que dice representar o luchar, desaparece.
Por lo dicho por Borges, me luce que la oposición quiere seguir en su etapa de “caracortá” –que asume tendrá otro y definitivo chance en 2024- y no en modernizarse y pasar a la etapa de la doctrina y estructura, es decir, volver a los partidos que abandonó a partir de 2017 por una estrategia que fracasó y casi sepulta a los partidos.
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