La Lupa
Salir de la “zona 0” en política
Venezuela está en lo que llamo la “Zona 0” en política. Significa que el gobierno no tiene contrapesos y la oposición no puede hacer valer el resultado del 28 de julio. Hoy no es posible construir algún contencioso político. Los que hubo como Barbados o Qatar, dejaron de funcionar. Estamos en la etapa de la fuerza que crea relaciones de poder, no la del consenso que crea la política ¿Cómo definir un terreno para la pugnacidad, que es otra forma de llamar a los contenciosos, que canalice el intratable conflicto venezolano? Los políticos no pueden hacerlo. No porque no quieran. Hay un problema de fondo importante ¿Se puede pasar la página del 28 de julio? No se puede pasar, pero tampoco quedarse pegado en esa página. El artículo propone que se abra la discusión en el país sobre cómo salir de la “Zona 0” en política. Una plática bastante franca, dentro de la caja, fuera de la caja, y a los lados de la caja para vislumbrar el principio de una solución. Si no hay debate, me temo que el país seguirá en el ciclo “cierta estabilidad-conflicto” durante muchos años o décadas, sin resolver el fondo de sus diferencias. Aunque no parezca, tenemos más de 30 años de conflicto político y casi 50 de una economía inestable. Me temo que podemos pasar 30 y 50 años más así sin problemas, como si nada porque "pa'lante es pa'llá". Me asusta pensarlo
Caracas / Foto: Composición.- Este artículo sí será sobre lo que llamo la “zona 0” en la política venezolana. En el texto del lunes pasado la traté de refilón. Hoy me extiendo. Repito la idea de la “zona 0” en política comentada en el artículo del lunes 16 de septiembre.
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Por “zona 0” entiendo la situación en la que el gobierno no tiene ningún contrapeso, pero sí una percepción muy intensa que es amenazado, y una oposición que no es capaz de dar con una estrategia para que el ejecutivo reconozca el resultado del 28 de julio o, en su defecto, la oposición sea un actor relevante a los ojos del chavismo para conversar. Relevante es que lo respete sea porque negocia, sea porque lo reconoce como contendor político o como uno armado.
El respeto es lo central para la paz o transición que se quiere para Venezuela. Es un intangible político, pero uno decisivo.
El episodio de la carta de EGU -será uno de mis artículos para El Cooperante- revela que el respeto entre el gobierno y la oposición no existe. Está en su punto más bajo. Hoy lo que se celebra es algo como la “política caribe”. Como una gran cosa ¡Tanto Augusto Mijares y Briceño Iragorry -gobierno- o Vargas y el maestro Gallegos -oposición- para terminar en la “política caribe”! Sin respeto no habrá transición (oposición) o paz (gobierno). El hecho de la carta sentó un precedente muy negativo para alcanzar el respeto entre el gobierno y la oposición. Por cierto, no estoy de acuerdo con que EGU fue “coaccionado” para firmar ese acuerdo.
Pero el gobierno tampoco respeta. A EGU lo destrozó de la manera más infame durante la campaña. La “coacción” estuvo allí, no en la embajada. Un soberbio presidente Maduro, en una actividad del 19-9-24, aseguró que EGU “pidió clemencia”. Disculpe, señor presidente. Está equivocado. Pidió irse, no clemencia. Que su gobierno asuma una falsa magnanimidad, es otra cosa. Pero así se quiere dominar en Venezuela. Se destroza a las personas y luego se les chantajea para que “se porten bien”. Cierta oposición también lo hace.
En lo internacional también hay una “zona 0”. Países repiten lógicas de otros años porque no se puede hacer otra cosa. Por ejemplo, aunque no son gobiernos sino el parlamento, el reconocimiento del parlamento europeo a Edmundo González Urrutia (EGU) como “presidente electo”. Es un error. Aunque 2024 es diferente a 2019 -medió una elección- es repetir la lógica de hace 5 años: un reconocimiento para forzar al “quiebre de la coalición dominante” (ahora en los “cuadros medios”). El PE debió reiterar la solicitud de los resultados desglosados por parte del CNE. Más nada.
“Zona 0” no es un “empate catastrófico” ni tampoco un “punto muerto” en el sentido de dos fuerzas similares o diferenciales pero que son pugnaces.
Lo central de la “Zona 0” es que no se puede hacer nada diferente a lo que se ha hecho, aunque se quisiera hacer otra cosa. No hay posibilidades. No existen por un problema de fondo muy importante ¿Cómo hablar de un proceso de negociación o cualquier asunto político cuando el gobierno se robó una elección (todavía el CNE no atiende el exhorto del TSJ con fecha 22-8-24)? La carta de Edmundo González Urrutia (EGU) que mostró Jorge Rodríguez el día 18-9-24, no invalida la presentación de los resultados.
Me llamó la atención que en la rueda de prensa del presidente de la AN cuando habló de la carta, a la pregunta de la colega de la W Radio de Colombia, el diputado del PSUV indicó que los resultados fueron publicados. Habló de una gaceta. Salvo que esté mal informado, no han sido publicados en la gaceta electoral al modo de los resultados de 2020, desagregados. El CNE solo dio resultados globales, pero no desagregados. Igual hizo en el referéndum sobre el Esequibo. No hay datos desagregados solo globales. Salvo mejor información, el presidente Rodríguez Gómez tiene un error allí.
Hoy no es posible tratar algún tema político entre el gobierno y la oposición. El “empate catastrófico” o el “punto muerto” supone capacidades. Hoy están en manos del ejecutivo, pero no son políticas, son la fuerza -o represión- del Estado. Es decir, la “zona 0” se caracteriza por ser una no política. Hay poder, pero no regulado y mucho menos consensuado que es la característica central del poder político (Bobbio).
Es evidente que la oposición ahora no puede hablar con el ejecutivo. Al menos no en el formato actual. Lo trataré en mi artículo acerca de la carta de EGU, pero el ejecutivo hoy paga el precio de desmeritar y burlarse de la oposición no insurreccional. Hoy le pesa. Su soberbia no se lo permitirá notar, pero el “control de daños” con el asunto de la carta de EGU es un indicador de ese costo. Si me toca conseguirme a alguien del chavismo, lo que puedo decirle -lo obligatorio antes de conversar, si es posible- es algo como, “ustedes se robaron esa elección. Hay que hablar sobre eso”.
Empero, si asumo el rol del “abogado del diablo”, el ejecutivo tiene un punto: lo que llamo el eventual escenario de “lucha armada 2.0” a partir de la rueda de prensa ofrecida por el ministro del interior, Diosdado Cabello, el 14-9-24. Este escenario no debe ser descartado. No una lucha armada tipo los 60 sino la lucha armada del siglo XXI: contratistas PMC, tecnología, operaciones quirúrgicas, desestabilización, terrorismo focalizado. Aunque Venezuela es un país que no tiene formalidad. Es lamentable decirlo porque venezolanos han pagado y pagan un costo por ver destruidos sus proyectos de vida en una “guerra de élites”, que todas tienen sus “salvoconductos”. Así cualquiera es valiente y guerrea.
Digo lo anterior porque el recule de Simonovis con el proyecto “Ya casi Venezuela” pone a pensar. Otro ejercicio de “política caribe”. Incluso, una entrevista a Prince en la W Radio de Colombia también me puso a pensar en la falta de seriedad, aunque el norteamericano es más consistente en sus opiniones. En cualquier caso, la política venezolana vive uno de sus momentos más vergonzosos. No hay políticos sino avispaos. Resulta en un país de chiste, pero trágico. Aun con nuestra falta de seriedad, no descarto el escenario de “lucha armada 2.0”. Es un punto para el ejecutivo, pero no es suficiente ¿Puede violentarse la soberanía popular por una “razón de Estado”? En su rueda de prensa del 19 de septiembre, el diputado Jorge Rodríguez lo dejo ver. No tanto en el tema de las elecciones sino en las gestiones con la carta de EGU. El ejecutivo asume una “razón de Estado” que es la paz ¿el soberano está sometido a ella, al legibus solutus del presidente? (la “paz autoritaria”).
Lo central es que el chavismo desconoció la voluntad popular. Sin embargo, no desdeño del punto del ejecutivo. Me tomé en serio -como todo lo relativo al chavismo- la rueda de prensa del ministro del interior, Diosdado Cabello ofrecida el 14-9-24. Desde la forma al fondo. Un Cabello trajeado. Igual apareció así en una entrevista que en la noche le hizo Telesur. Igualmente la vi. También lo escuché en el programa de Maduro del 16-9-24.
Hizo planteamientos importantes, por supuesto, presentados para favorecer la posición del gobierno -justificar su “razón de Estado” para robarse la elección- pero presentó hechos que no se pueden menospreciar, más allá de la posición política. Por ejemplo, la conversación del militar de los EUA en su chat quien parecía dirigir actividades de grupos violentos el día 29 de julio. No son cosas para desmeritar.
Sobre la rueda de prensa de Cabello será mi artículo del próximo lunes para El Cooperante.
Lo que observo es que la situación de Venezuela puede estar años en la “Zona 0”. No es la primera vez que diré que somos una sociedad muy inercial. Podemos pasar años en repetir lo que se ha hecho en otros momentos. Hay una diferencia ahora: medió una elección presidencial que, salvo mejor información por parte del CNE, ganó la oposición. Efectivamente la plataforma unitaria no puede pasar la página del 28 de julio. Sin embargo, me centraría en el reclamo de la publicación de los resultados del 28 de julio. Menos en lo del “presidente electo”, sino en demandar los resultados de la elección. La carta presentada por Jorge Rodríguez el 18 de septiembre no invalida esta exigencia.
No se puede pasar la página del 28 de julio, cierto ¿pero todo se va a quedar en eso? No hay una estrategia clara para que esa página pase con los resultados del CNE desglosados, que no sea la misma de “aumentar la presión” ahora para que “Maduro internalice que mejor le conviene negociar” y el quiebre sea “en los cuadros medios” ¡Hasta Prince asegura que “cuadros medios” de las policías y las FAN lo llaman para apoyarlo!
Sobre lo anterior escribí para El Cooperante. El tiempo lo que ha hecho es reforzar esa hipótesis: no hay una estrategia. Sí hay metas y deseos, pero no hay una estrategia y lo que observo es el guion de otros momentos: los “duros” o los que llaman “dibujo libre” comienzan a llenar la escena porque al público de la oposición se le prometió “cobrar”. Consignas tipo “votamos y ganamos” o “ganamos y cobramos” son tan infelices y pavosas, pero a los políticos de la oposición les fascinan. No los culpo del todo. Como escribió Irene Vallejo en un artículo reciente, vivimos la “purpurina de los eslóganes”. En la oposición destrozaron a los políticos y los cambiaron por artistas, influencers, y “amigos de la causa”. Se cambió la política por la “auto ayuda en la política”. Al menos en redes sociales.
Son las ironías de la vida, pero quienes hoy lideran a la oposición -el sector de María Corina- vive en carne propia lo que es la falta de política y lo que otras oposiciones vivieron en su momento con los “dibujo libre”, a veces estimulados por esa oposición que hoy tiene el liderazgo de las fuerzas democráticas.
No se puede pasar la página del 28 de julio. Cierto. Pero también hay que seguir adelante. No se le puede pedir a la oposición política que aborde ese “seguir adelante” por lo comentado: el gobierno desconoció un resultado electoral ¿De qué van a hablar en este momento, entonces? Desde el punto de vista simbólico y político, la oposición sería la perdedora. Sencillamente no puede. En lo interno seguramente los partidos abordarán los escenarios políticos, electorales y no electorales, pero en público no lo harán porque el contencioso del 28 de julio sigue allí.
¿Qué se puede hacer entonces? ¿Ver el tiempo pasar para ver si en enero “pasa algo”?
Lo ideal sería construir o volver a uno o a los contenciosos políticos. Sería lo ideal. Hoy no es posible porque no habría igualdad entre los actores políticos ¿La oposición iría para qué, para aceptar las condiciones del ejecutivo que es lo que el episodio de la carta de EGU muestra?
El espíritu del acuerdo de México de 2021 es que gobierno y oposición construyan un sistema de garantías mutuas para, entre otras cosas, lograr la alternancia en el poder vía electoral.
Hoy ese espíritu es imposible. El ejecutivo se siente ganador y desafía tanto adentro como afuera ¿Con qué irá a negociar la oposición frente al gobierno? Definir un contencioso no es posible. Por eso es la “Zona 0” en política. Justamente no hay espacios para tramitar el conflicto intratable.
Comprendo que los políticos no puedan discutir sobre soluciones que no sean las relacionadas al 28 de julio o las que tuiter quiere escuchar, pero la sociedad civil -es decir, lo no partidista o en movimientos- sí puede debatir soluciones de manera abierta. Seguramente se pagará un costo de reputación, pero menos que los políticos y, lo más relevante, sus ideas no comprometen a la oposición. Es decir, tienen la libertad para poder discutir de todo. De manera abierta. Dentro de la caja, fuera de la caja, y a los lados de la caja, que es lo que hace falta porque en la oposición hay una “espiral del silencio” y “group think".
La cita no es la más feliz pero no consigo otra para comunicar mi idea. Es una muy conocida de Mao, la famosa, “que nazcan mil flores” (en realidad, afirmó que son cien) que usó para comunicar una fallida época de apertura en China.
Para los efectos de Venezuela, el “que nazcan mil flores” significa que la sociedad debate de manera extensa, tanto en cantidad como en cualidad. Es decir, que discutan el mayor número de organizaciones, y que aborden todos los temas, incluso los que hoy son tabú como se pretende imponer desde ya en redes sociales. Por ejemplo, el tópico de las regionales y las parlamentarias de 2025. O discutir, si es el gusto, la iniciativa “Ya casi Venezuela”. No creo en acciones de ese tipo, pero no tengo problema para debatirlas. Prince habló que la “gente vota con sus dólares”. Otro “político caribe” pero que habla inglés.
Igualmente rechazo este tipo de “política de los cara cortá” del Siglo XXI. Lo hice con el atentado contra Maduro en 2018, con Gedeón en 2019 y lo hago ahora. No tengo nada en contra ni miedo a las armas -a muchos “cuatriboleaos” de tuiter les dices “armas” y se asustan, “no puedo hablar de eso”, culillo puro y duro- pero no creo en “paradas” ni en “todo vale” o “lo hemos hecho todo”. Y si creyera en ellas, diría como Betancourt, “Venezuela parió sus líderes y libertad, no los importó” de los Prince de la época o de los “buenos venezolanos” que afirman “prefiero perder 20$ que perder la libertad”, ovacionadísimos desde la comodidad de tuiter como las grandes voces. Me metería en las armas, no pagaría por la “libertad”. Gracias a Dios no creo en eso sino en mis partidos, doctrinas, contacto cara a cara, trabajo político, contenido, nivel; en fin, en mi cosa zanahoria, no la inútil y rastacuero “política caribe” venezolana, que hoy se cotiza muy alto.
Hay que discutir todo porque el clima de la oposición no permite mucha apertura. Si bien los “batallones de destroza personas y reputaciones” en tuiter están de capa caída, hay miedo en la oposición para tratar ciertos temas de manera abierta. En el campo opositor, también se aplica la palabra de moda, “coacción”.
En mi caso, tendría dos temas para discutir. Uno, cómo abrir un contencioso con el gobierno en donde el ejecutivo y la oposición estén en términos de igualdad, y que el contencioso tenga como baremo el espíritu de México de 2021.
El segundo, cómo mantener el “espíritu del 28 de julio” en términos del cambio político que expresaron los votantes, y cómo acumular fuerza política y demostrarla, fuera de las acciones tradicionales. Por ejemplo, las marchas, que no es que se abandonen, pero ¿no hay otras formas políticas para actuar? (que no sean de manuales sobre transiciones o textos tipo Gene Sharp, es decir, que sean formas propias para la Venezuela de 2024 y no recetas).
Una psicología social sugiere que cuando no hay una solución a un problema difícil de estructurar y quienes deben abordarlo cuentan con pocos recursos de poder -es la situación de la plataforma- una vía es consultar a “los seguidores”. En este caso, es la discusión en grupos de la sociedad civil venezolana. Es el “modelo de Fiedler”.
Es evidente que el problema político venezolano es de difícil conceptualización y la plataforma no tiene los recursos de poder para estructurarlo. Abrir la discusión a la sociedad puede crear un clima para hacerlo y bosquejar soluciones que eviten lo que hoy parece configurarse: la oposición se mueve en ciclos. Uno electoral, otro no electoral. Parece que ahora iremos al ciclo no electoral. No le arriendo ganancia. De aquí la propuesta para debatir desde la sociedad civil posibles soluciones al conflicto político venezolano tal como está.
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