La Lupa
Si gana la oposición: ¿habrá gobierno efectivo o quién impone la agenda?
El turno para el análisis le toca a la oposición. Si gana el 28 de julio ¿cómo será la cosa? Advierto que el análisis para la oposición es más complicado que para el gobierno. No solo por la cantidad de variables que intervienen, sino porque sería la primera vez, luego de un cuarto de siglo, que Venezuela estrenará un gobierno no chavista. Los escenarios parten que el gobierno de Edmundo González Urrutia (EGU) tomó posesión en enero de 2025. No se pasean si el gobierno aceptará o no los resultados, o qué pasará entre julio y enero. Se parte que el ejecutivo de EGU es uno en firme. Como todo gobierno precedido por uno autoritario, la transición será pasar de un estado político a otro. El nuevo gobierno buscará tener legitimidad para poder actuar. De manera que mi pronóstico general es que no habrá medidas disruptivas sino muy en la onda de López Contreras de “calma y cordura”. El nuevo gobierno tendrá tres retos fundamentales. El primero, cómo se maneja la tensión entre la agenda de EGU y la de María Corina. El segundo, cuál transición. Veo más viable un Tratado de Coche que un Pacto de Puntofijo. Creo que la oposición lo ve al revés. Finalmente, la relación con las FAN que será muy, muy importante. No es la “situación Betancourt de 1958” porque éste no pidió la intervención militar de Venezuela. Esto será un punto de fricción del nuevo gobierno con las FAN
Caracas / Foto: AP.- Prosigo con los escenarios de cara a las presidenciales del 28 de julio. La semana pasada abordé el escenario si Maduro es reelegido.
Lea también: Maduro sobre la oposición: "Son gente mala, están locos por la silla de Miraflores"
Básicamente, argumenté que nada va a cambiar en una eventual nueva administración del actual presidente. El gobierno tiene una inercia muy grande que hace difícil una gestión de mayor envergadura o perspectiva. Seguirá el Maduro del “1 x 10”, el de las “Bricomiles”, el de “las rumbitas”, con la “gestión por demanda” (en una visita a un lugar X, una persona reclama algo, y el presidente “ordena” atender el reclamo o “resolver el peo” como exigió en Barinas).
Lo anterior se vio durante una visita del presidente al estado Bolívar el 17 de junio. Allí, habló a los trabajadores de las empresas básicas y aseguró que “ahora sí” gestionó recursos de los BRICS para empujar las operaciones de las compañías. Igualmente, avisó que se retomará la construcción del tercer puente sobre el Orinoco, que se hace desde 2006 y se prometió para 2011.
En el Aló Presidente N° 316 del 3-8-08, Chávez aseguró que “Estamos construyendo una de las más grandes obras (…) después de mucho trabajo, el tercer puente sobre el río Orinoco, el trabajo lleva 30% de avance y debe estar listo en el 2011”. Casi 20 años después, otra vez se promete la obra ¡Dos décadas! Es proverbial la incompetencia y corrupción de los gobiernos chavistas.
Fue en Barinas donde esta inercia se vio con mayor fuerza. El presidente visitó al estado de la región Andina el 18 de junio.
A diferencia de la campaña de la plataforma unitaria, la del gobierno ensaya en cuanto a ejes de comunicación. Prueba cosas. Unas se quedan -como la oferta de la estabilidad y “no las jugamos con el pueblo en las malas”- otras se van, y otras se experimentan.
Un tanteo es “Maduro como peregrino” dentro de la onda religiosa que tomó la política venezolana. No solo en el gobierno. También en la oposición.
Vi una nota de la actividad de Edmundo González Urrutia (EGU) en Cumbres de Curumo el 13 de junio, con una camisa blanca y un rosario. Me pareció fatal. Soy Católico, pero esa imagen no me pareció oportuna.
A falta de identidad política, partidos, ideas, doctrinas, certezas, queda la religión porque ofrece algo como una “solvencia moral” y una seguridad que es un punto de honor para Venezuela: ser de la oposición o del gobierno “puros”.
La disonancia que produce la situación del país llevó a mucha gente a reducirla para asumirse perfectos, puros, “de la causa” y son unas caricaturas autoritarias, aunque se cubran con citas de Hannah Arendt, que les encanta.
El ejecutivo no se queda atrás de esta tendencia -aunque no es nueva, se recuerda a Chávez con el intento de lo que llamó, “iglesia católica reformada”- y el presidente ensaya con “Maduro el peregrino”. Deslizó esta tesis en uno de sus programas.
Es una viveza política del presidente porque no se asume como un mandatario responsable de sus acciones, sino como un “peregrino” que visita un estado y, de repente, se da cuenta que las cosas no funcionan y “ordena arreglar el peo” como le exigió al presidente de PDVSA con la escasez de gasolina en Barinas.
Esta apuesta a lo religioso incluyó un extraño acto en Miraflores con religiosos el 16 de junio. El nombre de por sí llamó la atención, “Acto cristiano de arrepentimiento nacional”. Más allá que si la fe evangélica es seducida por el gobierno -para Delphos, el chavismo tiene un 25% de componente evangélico, y en la oposición la proporción es del 10 por ciento- el nombre de la actividad comunicó que el ejecutivo percibe que no tiene la confianza del público y hay un hartazgo con los problemas cotidianos como las colas para la gasolina en Barinas, de las que Maduro se desentendió. Hizo como si no supiera nada de esa terrible cotidianidad que es parte de su trabajo, saberla y resolverla.
Maduro se asume, entonces, no como presidente sino como un “peregrino que visita y hace milagros” o comunica que los hace. Recoge las quejas del público para “resolverlas”.
Tengo dudas si esta apuesta al “peregrino” vaya a funcionar cuando son promesas que se reciclan y obras que se plantean desde 2006 y, casi 20 años después, se vuelven a ofrecer. Es difícil pensar que el elector vote por la continuación de una calidad de vida tan mediocre. El presidente puede intuirlo porque en Guayana solicitó “un voto de confianza” con lo que deja ver que la confianza hacia su persona está a la baja o ya no existe.
Esto sin incluir que Maduro se burla del elector. Decir que “me conseguí con una cola de motorizados” (por la escasez de gasolina en Barinas) es demasiado caradura cuando es el día a día de los habitantes de los estados de Venezuela ¿En cuál mundo vive el presidente? O prometer una “ciudad obrera” en Guayana ¡Otra, que se quedará en el papel! O desplazar la incompetencia y corrupción de su gobierno en el gobernador de Barinas al decir, “tuve que venir yo a entregar una escuela estadal”, cuando lo correcto es que si es como Maduro dice, con llamar al gobernador es suficiente. Pero hay que montar el show del “peo” que encanta en “Venequia”: el país de la gente arrecha -en el gobierno y en la oposición, principalmente la que no se dobla, llena de arrechos y arrechas- pero que saben con quién meterse.
Aún en terreno seguro, el presidente huyó al debate que le propuso Ecarri con “no aguantas unos espuelazos” ¿Qué tal si lo demuestra en los hechos y acepta el debate? ¡Hasta en Irán hicieron debates en elecciones presidenciales! Pero en el país de “libertadores y libertadoras”, hay miedo, hay culillo a confrontar ideas. Es más sencillo inhabilitar como hace el gobierno o mandar tuiteros a destrozar gente y reputaciones en tuiter como hace cierta oposición, que confrontar en un debate.
De manera que es ofensivo para el elector la puesta en campaña del jefe del Estado. A estas alturas de la crisis de Venezuela, es más honesto decir, “me conseguí con una cola de motorizados para echar gasolina, hacemos el esfuerzo para que no haya esa cola con A, B, y C”.
Lo anterior es el gran pasivo que va en contra de la reelección de Maduro. Me atrevo a asegurar que los votantes ya no quieren una mala calidad de vida y que les “resuelvan un peo” por dos días para seguir, al cabo de un tiempo, igual o peor. El problema del ejecutivo es que cambió a la persona por la ideología. Y se siente orgulloso por haberlo hecho.
Bolívar y Barinas respaldan el análisis de mi artículo del lunes pasado para El Cooperante el que desarrolló que, si es reelegido, Maduro seguirá el estilo de la “gestión por visitas” o “me resuelve el peo”. Ningún plan estructurado que comunique planificación o visión. Las políticas van en función de la coyuntura política y se anuncian (a veces una y otra vez, como el puente en cuestión, dado que en 2014 se indicó que tenía un “65% de avance en las obras civiles”).
Salgamos del ejecutivo. Esta semana el análisis corresponde al escenario para la oposición ¿Si Edmundo González Urrutia (EGU) gana, cómo puede ser la cosa?
Advierto que el pronóstico para la oposición es más complicado, por las diferentes variables que entran en juego y porque sería el primer gobierno no chavista desde 1999. Toda una expectativa sobre cómo puede ser ese nuevo ejecutivo. Es difícil verlo en futuro. Pensarlo.
Un intelectual no es solo lo que plantea Bobbio. Una persona la que, con su intelecto, puede analizar o hacer las cosas de manera diferente. No son las “bibliotecas ambulantes” de tuiter que saben de todo e impresionan en el clásico refrán venezolano, “en el país de los ciegos el tuerto es rey”. Un intelectual también significa confrontarse con sus hipótesis para conocer las propias limitaciones.
Lo anterior es lo que hago porque mi pronóstico para un gobierno de la oposición es limitado. No me siento capaz de ofrecer precisiones. Sería especular o “ponerme inventar”, con las famosas presentaciones que tienen como 20 escenarios, que al final no dicen nada. Me parece más honesto decir hasta dónde puedo llegar. Y puedo llegar a certezas muy generales sobre cómo será un eventual gobierno de EGU. En cosas específicas no me siento competente para estos momentos.
Otra advertencia. Así como para la oposición está la posibilidad de afirmar que el 28 de julio hubo “fraude”, para el gobierno es la posibilidad de hacer un desconocimiento abierto si pierde o, con las diferencias del caso, uno “a lo Guatemala” con Arévalo. Es decir, la presidencia de EGU en vilo hasta enero de 2025 sin saber si será o no será, con impugnaciones, decisiones de poderes, solicitudes del PSUV, de personas o partidos satélites, definir obstáculos, en fin, poner a prueba la victoria de la plataforma unitaria y “elevarle los costes de permanencia” a la futura administración aunque todavía no sea gobierno. Que arranque con “plomo en el ala”. Desgastarla antes de que comience.
El escenario asume que el gobierno reconoció la victoria de EGU -la “caja negra” sobre cómo fue no se aborda- y que el aragüeño se prepara para asumir su administración en enero de 2025.
Hechas las advertencias, paso al análisis
Como con el gobierno, parto de un escenario base para la oposición, que tiene tres elementos. De aquí lo complicado del pronóstico para la oposición. Vamos del elemento más sencillo al más complicado.
Lo más sencillo es que si la plataforma unitaria gana, habrá tres ejes de poder: Maduro como presidente en ejercicio, EGU como presidente electo, y María Corina como líder o “presidenta de facto” para sus más fieles seguidores. Estos tres ejes tendrán su propia dinámica para relacionarse.
Lo segundo, es que habrá una suerte de parálisis inicial. De estupor. De sorpresa. Será por la victoria de EGU. Habrá unos días u horas para procesar el triunfo opositor.
La sorpresa será más si el gobierno, luego de horas de mucha tensión, reconoce el resultado. La elección, si sucede lo anterior, transcurrió sin mayores sobresaltos. La sorpresa vendrá por esto y por la pregunta ¿Qué pasará a partir de ese momento?
En las horas antes de reaccionar, todos los actores -del gobierno, de la oposición, e internacionales- van a sacar cuentas de su situación política presente y futura. Luego que los actores procesen la realidad del triunfo de la plataforma unitaria, vendrán las reacciones.
Finalmente, lo más relevante en términos de lo que pueda ser el gobierno de EGU: la lucha entre dos fuerzas para ver cuál detenta la dirección e influencia del novel ejecutivo.
La agenda que representa María Corina Machado y la agenda que representa EGU.
La de Machado, es una agenda de mayor velocidad en el sentido que buscará que su proyecto de país –“Venezuela tierra de gracia”- se aplique con un mínimo de concesiones o en un tiempo más corto. Por ejemplo, los vouchers para la educación o la privatización de PDVSA.
Pero más que la presión desde el proyecto de Machado, será la presión de los partidarios de María Corina que querrán ver “justicia y reparación” por los casos de abusos a los DD. HH. por parte del gobierno de Maduro. Esta será la presión más importante. De la opinión pública de la oposición más convencida que asegura quiere “justicia, no venganza” (tengo mis dudas al respecto).
La agenda de EGU es una más moderada, sin que signifique chocar con el programa de Machado. Más que de fondo -los dos tienden a ser conservadores en sus visiones, aunque Machado menos porque se acerca más a las “nuevas derechas”; EGU parece un “conservador más clásico”- es de forma y tiempo. Machado más rápido, EGU más pausado; “sin prisa pero sin pausa” para hacer honor a la transición de López Contreras en 1936.
Si la agenda de Machado está respaldada por la opinión pública de la oposición -lo que llama “la gente”- la de EGU estará apoyada principalmente por los partidos de la plataforma unitaria. Centrada en su oferta sobre la “alternancia con paz”.
Con su victoria, EGU tendrá su propio capital político. Será menos un alter ego de María Corina, lo que no significa choque, sino que cada uno tendrá su personalidad política. EGU refuerza a MCM, y ésta a EGU. Al menos, al inicio del nuevo gobierno se mantendrá la “división del trabajo” que se empleó durante la campaña. Machado seguramente asistirá en lugar privilegiado a actos oficiales. No va a perder esa oportunidad aunque no sea presidenta.
La nuez de esta agenda la dejó ver el candidato en una entrevista el 2-6-24 publicada en el portal Prodavinci. Manifestó que, de ganar, le dirá al gobierno, “Bueno, señores, aquí están los números y esta es la realidad política en este momento. ¿El país puede continuar como veníamos antes o estamos dispuestos a negociar, a conversar y a iniciar una transición?”.
Con esta cita, lo que EGU dice es que si gana, espera hablar con el gobierno. No señaló “ganar y cobrar”. Incluso, dejó ver que el ejecutivo no aceptará o tardará en hacerlo, y por eso les dice, “bueno, vamos a hablar sobre lo que pasó”. Entonces, es una aproximación más pausada frente al gobierno, lejos de la tesis de la “capitulación” promovida por MCM en un pasado no muy lejano.
Tanto, que EGU no les dice, “perdieron y entreguen”, sino que lo pone a criterio de una negociación entre el gobierno y la oposición. No es presionar, no es “cobrar”, sino ganar y darle tiempo al gobierno para que acepte la derrota, pero que la asuma y entregue el poder cuando corresponda o acuerden.
Aquí entro en terrenos complicados porque será definir justamente cuál fuerza orienta los primeros momentos del ejecutivo electo. Es peliagudo por lo siguiente ¿El de EGU será un gobierno tutelado por Machado u operará otra “división del trabajo”, que tenga como centro que EGU gobernará efectivamente y María Corina estará como líder política?
Mi pronóstico es que, luego de la disputa interna entre las dos agendas, se tomará la agenda de EGU. No solo porque es el que ganó, sino políticamente será la preferida por los partidos de la plataforma, y será una agenda que el chavismo verá con menos aprehensión, al menos en las primeras de cambio. Machado la aceptará y esperará el momento para aplicar su agenda, ya en el gobierno de EGU que es el tema que trabajé en un artículo para El Cooperante sobre la constituyente y cómo María Corina abordará lo que hoy afirma de “cuando sea presidente” que quiere sea literal, no una “presidenta afectiva o del corazón”. Pronostico que esta disyuntiva no se abordará al comienzo del gobierno de EGU. Como todo ejecutivo que viene de un sistema autoritario, buscará la estabilidad para sostenerse inicialmente y, luego, poder avanzar en los cambios que considere pertinentes. Si hay una ANC, será más adelante. Tampoco veo a EGU renunciando a su puesto.
Así como mi pronóstico para el 28 de julio es que las elecciones serán una “lucha voto a voto” en cada centro y mesa electoral, preveo que gane quien gane, se dará lo que llamo “reformular la naturaleza del conflicto político venezolano”. Aquí entrarán 4 o 5 actores internacionales: Qatar, EUA, Petro, Lula, y tal vez AMLO, ya como expresidente pero puede tener “vara alta” en esos primeros momentos de un gobierno que sale y uno nuevo que entra.
Esos actores serán claves para lograr una comunicación entre el gobierno saliente y el entrante porque no hay comunicaciones internas. Al menos en público. Tampoco veo figuras de la oposición en las que el gobierno tenga credibilidad. Seguramente existen, pero no son las “caras conocidas”. Habrá muchos “operadores políticos” desconocidos pero que harán el trabajo que los “conocidos” no pueden hacer, justamente porque entre los “conocidos” no hay confianza. Más desde el gobierno hacia la oposición. Y es la vía que cuenta porque es el ejecutivo que sale.
La desconfianza la expresó Diosdado Cabello durante un acto en el estado Sucre el 15 de junio. Afirmó que, “(…)Ellos no respetarían la constitución, no nos serviría de nada tener gobernaciones, alcaldías o AN, porque ellos jamás respetarían la constitución; ya lo demostraron con la AN de 2015 que crearon un estatuto para la transición(…)”. Cabello habló que la “derecha” llegaría a “destrozar” (los). Agregó que “vendría un régimen de persecución y de terror sobre aquellos que no piensan igual a ellos”, asunto que trató en su programa del miércoles 19 de junio.
Nótese el “ellos” y la sorprendente afirmación porque Cabello indicó que de nada les valdrá “controlar los otros poderes”, porque la oposición “no respeta la constitución”. Es decir, la desconfianza al máximo. Esto no se aborda con discursos de “garantías mutuas conversadas” que ofrece la plataforma unitaria o negar el pasado de la oposición insurreccional al pretender que lo que hizo/dijo no lo hizo/dijo. No es una oferta creíble ni viable para el chavismo. Se requiere algo más: construir la confianza, que hoy parece imposible.
En consecuencia, esos 4 o 5 actores internacionales serán fundamentales para construir la confianza y para ser canal de comunicación entre el gobierno y la oposición, porque dentro de Venezuela, esas capacidades para articular y negociar están limitadas por la desconfianza, ahora potenciada por los linchamientos habituales que se hacen desde redes sociales, principalmente desde la oposición hacia la oposición (el “batallón destroza personas y reputaciones” de cierta oposición en tuiter, del que igualmente se afirma que no existe, todo es la imaginación de ciertas personas).
Hay tres áreas fundamentales en las que el nuevo gobierno hará valer su oferta de “alternancia en paz”. El estilo del presidente, el gabinete y la relación con las FAN.
Sobre el primero, EGU define su perfil de persona pausada y no belicosa. Un presidente como un “padre de familia”, hacendoso, responsable, y decente. Este estilo será su carta en la presidencia.
Aunque por los votos podrá reclamar fuerza política propia, optará por la sabia frase, “cuida de las formas que las formas cuidarán de ti” que le dará protección frente a las tentaciones autoritarias del gobierno saliente y, también, frente a las agallas dentro de la oposición. La respetabilidad será su fuerte.
Su estilo pausado seguramente se verá en mensajes “a lo Ronquito por la Broadcasting Caracas” de 1936, o algo cercano a las “conversaciones en la chimenea” empleada con mucho éxito por FDR en los EUA.
Acerca del segundo, pienso en un gabinete que combinará a políticos y a técnicos, dentro de la imagen de la “Venezuela decente”.
Estas señales comenzarán con las comisiones de enlace. El nuevo ejecutivo perseguirá que tengan el menos rechazo desde el chavismo. Posiblemente la encabece algún político de nivel y no con mucho rechazo dentro del chavismo. No sé si esta regla podrá aplicarse a todas las áreas porque son muchas y muchos de la oposición quemaron naves con el chavismo, aunque hoy hablen que el “chavismo de base nos apoya” y estén en una onda de simpatía, que habrá que ver si será creíble para el mundo oficial. El gobierno entrante buscará la menos fricción posible con el chavismo al designar las comisiones de enlace.
Un gabinete cuyas primeras medidas serán políticas públicas de tipo social, necesarias para acercarse a la sociedad y darle maniobra a un nuevo gobierno que llegará con muchísimas expectativas. Programas sociales para tener apoyo popular mientras se avanza en un plan más comprensivo sobre la economía venezolana. No veo un “Programa de febrero” de 1936 pero tampoco medidas disruptivas de entrada, sino orientadas a fortalecer la capacidad política del nuevo ejecutivo.
El nuevo gobierno tendrá en la constitución de 1999 su eje para legitimarse. La invocará de manera permanente.
En esta línea, buscará un vicepresidente o vicepresidenta que tenga llegada a diferentes sectores del país, no solo los cercanos a la oposición. Con las diferencias del caso, una lógica similar a la que Chávez usó con figuras como Miquilena, Isaías Rodríguez, o Aristóbulo Istúriz, los tres cuando eran queridos por las elites no chavistas. Una figura con prestigio, que no polarice con el chavismo, y que también tenga capacidad ejecutiva para complementar a EGU. Un VP que sea competente.
Puede ser el VP o quizás EGU haga como Caldera II: algo como un “ministerio de Estado para las relaciones con los poderes”, porque los poderes distintos al ejecutivo serán controlados por el chavismo. A lo mejor se funde en la VP esta figura para llegar a los poderes o se hace una división del trabajo, y se designa a un político de alto nivel -¿quién podrá ser ese sortario, que no tenga mucho rechazo dentro del chavismo- que cuente con el aval del gobierno saliente, de la oposición para ser ejecutivo, y de los actores internacionales?.
Aquí hay un asunto que la oposición deberá resolver. Es el tipo de acuerdo político que quiere y lo viable. Me luce que la oposición cree posible repetir un Pacto de Puntofijo. Entonces, una orientación de EGU será buscar apoyo de figuras de partido, del chavismo disidente, y de la sociedad civil cercana a la oposición. Tal vez alguna concesión a los movimientos sociales del chavismo, pero no creo sea la tónica inicial. No veo al chavismo-chavismo en un gobierno de la oposición, aunque pierda la elección. No sé si habrá algo como un “pacto institucional”, pero se buscará sin mayor éxito, me atrevería a pronosticar.
Es aquí en donde la oposición debe confrontar el deseo con la realidad. Veo más viable algo como un Tratado de Coche que un Pacto de Puntofijo, pero creo que la oposición va a recrear su “23 de enero” cuando eso no será posible. Pero la presión de cierta opinión opositora será hacia eso. El nuevo gobierno complacerá y, además, también lo cree posible.
En algún momento se dará cuenta que lo posible será un armisticio con el chavismo-chavismo -que tampoco será fácil de lograr- y unas reglas para la convivencia o la coexistencia entre dos fuerzas antagónicas. El chavismo, aún perdedor, no es el PCV que se excluyó de Puntofijo encandilado por “Fidel y los barbudos de Sierra Maestra”, sino una fuerza política que viene de ejercer el gobierno y con influencia en el Estado, aunque deje el poder ejecutivo.
Acerca de las FAN, es complicado el pronóstico porque en mucho dependerá de lo que el gobierno saliente haga. Por ejemplo, si Maduro ratifica o no a Padrino López en el ministerio de la defensa durante el mes de julio, junto a la conformación o ratificación del alto mando militar.
El acto, con motivo de los 203 años de la batalla de Carabobo el 24 de junio de 2024, tanto Maduro como el alto mando elevaron la apuesta política frente a la oposición, con mensajes indirectos. Por ejemplo, el “dilema” del que Padrino López habló o el nuevo grado -¡otro!- anunciado por el presidente, junto a la canción que es el verdadero mensaje a la oposición, “cielo encapotado….”. Es un tema delicado que no se aborda solamente con el discurso “institucional” de la oposición. Que si “los vamos a elevar en su prestigio” y contenidos así. Esto va más lejos y es más profundo.
En principio, pienso que el nuevo gobierno buscará que su interlocución con las FAN sea la mejor, para lo cual tratará que personas de la oposición -algunos afuera, que querrán regresar- no estén cerca del nuevo gobierno y menos “dictando pauta” al nuevo ejecutivo (que buscarán hacerlo).
Hay figuras de la oposición que las FAN no aceptan y si bien no es ni debe ser “el gran elector” y no les compete decir “quién sí y quién no”, el nuevo gobierno perseguirá tener interlocutores políticos que puedan llegarle a la institución.
No estamos en 1958 ni son las FAN de ese año. Betancourt fue detestado en las FAN de entonces hasta que se ganó su respeto durante su gobierno, al final, ya en 1963 o 1964. Pero la situación hoy no es la misma.
Tenemos unas FAN más ideologizadas que durante el perezjimenismo -como se notó en el acto con motivo de los 203 años de Carabobo el 24-6-24- y puntos que la institución considera “de honor” en los que figuras de la oposición están involucradas como Citgo y el Esequibo. Betancourt no tuvo ese problema. AD fue un “partido nacionalista y antiimperialista” en lo que la tradición aprista permitió junto a los cambios en el tiempo como la nacionalización petrolera el 1-1-1976. Citgo o el Esequibo no son ejemplos de “nacionalismo” en personas de la oposición. Las FAN tendrán ese punto, junto a los tradicionales -que vienen desde antes de Chávez- que son los vinculados a la idea de “sectores y empresas estratégicas para el Estado”. Por ejemplo, el tema de la privatización de PDVSA. Si se plantea, va a tocar la fibra militar, de chavistas y no chavistas.
Si esto parece poco, hay otro asunto más delicado. Cierta oposición -aunque hoy diga que no sucedió y pide que le “presenten las pruebas”- solicitó intervenir a Venezuela, con nombres gaseosos o bonitos, que si “intervenciones humanitarias”, “TIAR”, “pedir pizza”, “Panamá”, o “R2P”. Ese es el hecho. Que hoy se quiera obviar o negarlo con famosos en influencers en tuiter, no cambia lo que pasó. Betancourt no tuvo ese problema.
Para un militar profesional, chavista o no chavista, es complicada la sujeción a civil a una oposición que pidió que su país fuera intervenido por fuerzas militares extranjeras. Eso va al corazón de la identidad militar, y no se borra con un batallón de tuiteros que escriben que no pasó.
A lo anterior se suma que si bien el gobierno de Maduro es responsable de la represión durante las protestas de 2014 y 2017, acciones de la oposición como la llamada “guarimba” afectaron la vida cotidiana de las personas, también produjeron muertes y heridos -para la oposición es Juan Pablo Pernalete, por ejemplo, y para el chavismo es Orlando Figuera- y nadie asume esa responsabilidad o la explica, lo que también hace difícil la relación con las FAN, la institución que reprimió las protestas principalmente con la GN.
Por supuesto, quizás la inquina al nuevo gobierno sea solo del alto mando. Posiblemente EGU viva su julio de 1958 con su Castro León. A lo mejor apela a un decreto 530 -sobre el personal militar y su permanencia en la institución- como hizo la junta de gobierno en 1958. La Lofanb actual ya contiene un 530 que el próximo presidente puede usar y seguramente empleará. Veo más complicado un decreto 244 de 1958 -relativo a la organización de las FAN- para el nuevo gobierno. Lo veo más limitado frente a la institución militar.
La relación con las FAN será, al menos durante el comienzo, reconocer sus intereses corporativos que es lo que pienso las FAN plantearán como punto de honor y que no es regresar a los cuarteles como se cree en el mundo opositor, ser una “constabulary force”, o solamente desfilar. Eso no es posible ahora. Tal vez más adelante -y será necesario- replantear la relación civil-militar. Por lo pronto, el nuevo gobierno comenzará con lo que hay en la relación civil-militar que son unas FAN autónomas, que se sienten parte de un proyecto político nacionalista que es el mismo que el chavista aunque no son simétricos ni similares, pero coinciden. El reto del gobierno de EGU será cómo mantener el eje nacionalista pero en otras coordenadas, las de una democracia con contrapesos. Nada fácil y la solución será novedosa, no tanto repetir la experiencia militar de Puntofijo que no pocos en la oposición piensan posible, dentro de su “paradigma del 23 de enero”.
No veo a un ministro de la defensa civil -aunque puede ser una jugada audaz de EGU que le dé legitimidad y opinión, “coño, el viejito es arrecho, se las trae”, que seguramente hará cosas en esa línea porque en Venezuela, como afirmó Betancourt, el que “parpadea se embroma”- aunque EGU sí puede reformular la comandancia en jefe en una suerte de equipo directo en materia de seguridad y defensa que no choque con el Conasede, que es la instancia formal. La comandancia en jefe como su “security advisor”. Eso sí lo veo posible. Aunque la comandancia en jefe no tiene el peso de antes, no creo que las FAN se molesten por ese cambio. Un ministro civil, depende. Si se da, posiblemente sea un oficial retirado designado previo acuerdo con la institución, no de manera unilateral.
El nuevo gobierno conversará para un nuevo alto mando cuando se juramente en enero de 2025. Hay 6 meses para hacerlo. Puede ser algo como sucedió con Luis Herrera y su ministro de la defensa al comienzo del gobierno socialcristiano. Si no es ratificado el ministro de la defensa que Maduro deje -aquí hay que incluir al comandante del CEO- EGU puede optar por la vía de LHC.
Se recordará que Luis Herrera mantuvo al general Fernando Paredes Bello como su ministro de la defensa hasta julio de 1979 cuando asumió el general Luis E. Rangel Bourgoin. Paredes fue ministro de CAP I designado en 1977. Mantenerlo por unos meses significó romper en algo con la tradición de entonces que el nuevo presidente venía con su ministro de la defensa también nuevo. LHC dejó a Paredes Bello. Rompió la tradición “y no ocurrió nada” (el famoso “ruido de sables”, temor de la época en ciertos sectores).
Lusinchi hizo lo mismo con el general Humberto Alcalde Álvarez, quien fue relevado por el almirante Andrés Brito Martínez en 1984. Igualmente Chávez, con Raúl Salazar. No venía de ser ministro con Caldera -el expresidente cerró su mandato con el almirante Tito Rincón- pero Salazar era bien visto por el mundo político. No diría tanto como Paredes Bello, quien en mi criterio reunió el consenso partidista y militar en su momento, pero Salazar tuvo reconocimiento de la sociedad.
EGU a lo mejor puede explorar con una fórmula parecida para legitimarse dentro de la institución. Una diferencia de las FAN de hoy con las del pasado, es que al menos existen 40 altos puestos para por ocupar por oficiales. Durante Puntofijo prácticamente no fueron más de 10 puestos. EGU tendrá maniobra con las FAN desde ese punto de vista.
La milicia requerirá un tratamiento especial. Por la crisis y el conflicto político, las FAN regulares se vienen complementando con la milicia. De manera que este cuerpo apoya a las FAN regulares. Cifras de Francisco Ameliach señalan que “más del 70 por ciento de los integrantes de las unidades operativas (de las FAN) son milicianos”.
La milicia, la que en teoría es una fuerza de complemento, es un ejército chavista o así es presentado. El nuevo gobierno tendrá que hilar muy fino con la milicia. El quién será comandante de ese cuerpo será tan o más importante que quién será el ministro de la Defensa, el jefe del CEO, o los comandantes de fuerza.
La democracia de 1958 no tuvo el problema de una suerte de ejército de complemento y más partidizado que las FAN regulares. Indudablemente esto tendrá que ser tema de conversación entre el gobierno saliente y el gobierno entrante para llegar a un compromiso con respecto a este cuerpo.
En definitiva, el gobierno de EGU buscará tener maniobra política y estabilidad. Para eso, no forzará la barra sino invocará la constitución de 1999 y buscará dirigentes políticos de nivel para gobernar. La meta de la “alternancia en paz” es bonita pero requerirá mucho trabajo político y de nivel. EGU abrirá la puerta, pero no será suficiente porque aventureros y agallúos del gobierno y la oposición estarán a la orden del día.
El lunes que viene -a las puertas de julio, mes de la presidencial- continuarán los escenarios. Ahora, se “volteará la tortilla”. No será qué puede suceder de ganar X, sino cómo puede ser el gobierno y la oposición en la derrota. Comenzaré el lunes 30 con ¿cómo será la cosa si el gobierno pierde en julio?
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