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Investigación

#CrónicaLetal: Cuando la barbarie represora acabó con la vida de un joven que buscaba la libertad

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Caracas, 7 de abril.- Este jueves 6 de abril cuando apenas el minutero marcó las 07:30 de la noche, la oscuridad y cierta humareda y llamarada se apoderó de la calle principal de la urbanización Montaña Alta, ubicada en el estado Miranda. Personas caminaban de un lado a otro, algunos con camisas tapándoles las caras, otros gritaban consignas contra un Gobierno, liderado por un “presidente obrero”.

Los menos osados se quedaban en sus apartamentos o en sus casas para observar toda aquella algarabía, que repudiaba el accionar de un poder del Estado, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).

La calle principal de la urbanización estaba convertida en un hervidero. La gente, entre ellos estudiantes, aumentaron el sonar de su disgusto, tanto es así que al lugar se presentaron vestidos de verde y con equipos para una guerra los funcionarios de la Guardia Nacional (GN).

Entre perdigones, balas y lacrimógenas

Jairo Johan Ortiz Bustamante, un joven prometedor, amante de la música y estudiante de Derecho en el núcleo San Antonio de los Altos de la Universidad Bicentenaria de Aragua, estaba en su apartamento situado en el edificio 4 de las residencias Montaña Alta cuando se enteró que sus vecinos estaban llevando a cabo una manifestación en la zona, una actividad, de la cual él no podía dejar de participar.

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Ortiz, siendo un joven venezolano, amante de la tierra que lo vio nacer y observando diariamente las carencias de sus conciudadanos, no lo pensó dos veces al manifestarse por lo que creía y sostenía. Con sus compañeros de protesta alzaron sus pancartas y gritaban a viva voz. Hasta que los canticos fueron interrumpidos por la Guardia Nacional.

Aquel momento se volvió una guerra campal, de un lado los militares ahogaban a los manifestantes con las bombas lacrimógenas, mientras que del otro la gente se defendía con piedras y lo que encontraran.

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Los momentos de tensión se avivaron, los vecinos no aguataron y comenzaron a correr, huyendo de las bombas lacrimógenas.

Una muerte sin sentido

La confusión, desespero y el miedo se apoderó de los vecinos que protestaban por sus derechos en Montaña Alta. Como un hormiguero la gente comenzó a dispersarse, a correr de un lado a otro huyendo de los militares.

El reloj marcaba las 09:30 de la noche cuando se escuchó una detonación, que dejó atónitos a los presentes hasta que observaron que alguien había caído en el pavimento, se trataba de Jairo Ortiz, el joven que esa noche decidió manifestarse por su país.

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Ortiz estaba inmóvil, con los ojos entre abiertos y con manchas de sangre que se avizoraban en su pecho. Sus compañeros de marcha comenzaron a gritar desesperados por ayuda hasta que trasladaron al infortunado al Centro Médico Docente Los Altos, pero ya no había nada que hacer, llegó sin vida. El tiro perforó su corazón y lo mató al instante.

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Los vecinos afirmaron que la mano que acabó con la vida del joven vino de funcionarios de la GN, aunque este es un hecho que se encuentran en averiguaciones, debido a que detuvieron a un funcionario de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), quien presuntamente estaría implicado en el hecho. La familia de Ortiz no estaba en el país cuando ocurrieron los hechos.

Este joven no puedo irse de Venezuela como lo tenía pensado de emigrar a Colombia. No terminó su carrera de Derecho. Una muerte que se suma a las cicatrices de un país, que sufre en decadencia.



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