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La Lupa

Trump utiliza la "teoría del loco" para asustar a sus adversarios

Algunos líderes autócratas de todo el mundo han aplicado lo que se conoce como la teoría del loco, donde actúan de manera impredecible y volátil para asustar a sus oponentes y lograr que cedan ante sus demandas. Algo que Donald Trump cultiva y ejerce a diario sin miedo al ridículo

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Caracas/Foto: Reuters. Aunque ya hubo cuatro años de presidencia de Donald Trump, los analistas tienen poca certeza sobre cómo va a abordar ahora la política exterior en su segundo mandato. Ya una vez dijo: "Xi Jinping me respeta y sabe que estoy loco de remate”, una afirmación que busca asustar al otro y que se enmarca en la llamada "Teoría del Loco".

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Esta teoría, que busca explicar la conducta impredecible de mandatarios y dictadores, ha sido ampliamente estudiada por la profesora de Ciencias Políticas y Estudios Internacionales, Roseanne W. McManus, quien asegura que el primer mandato de Trump fue un total ejercicio de imprevisibilidad. Y el columnista del Washington Post, Shadi Hamid, sostuvo recientemente que con la estrategia del "loco Trump" logró presionar a Israel para que aceptara un cese del fuego en Gaza. Esta imagen le ha servido a Trump para amenazar  al líder norcoreano Kim Jong Un con “fuego y furia como el mundo nunca ha visto”, ordenar un ataque contra Irán y luego cancelarlo, y ahora busca imponer  aranceles a países aliados, como Canadá y México. Según el portal Axios (www.Axios.com), durante las negociaciones comerciales con Corea del Sur, Trump ordenó a su equipo negociador que dijeran sobre él que “este tipo está tan loco que podría retirarse en cualquier momento”.

Los fundamentos de la teoría del loco provienen del mismísimo Nicolás Maquiavelo, quien sostuvo que, en determinadas circunstancias, “es muy sensato simular locura”. Una conducta que se desarrolló durante la Guerra Fría cuando soviéticos y estadounidenses se amenazaron entre sí con detonar un ataque con armas nucleares. 

"El teórico militar Herman Kahn sostuvo que cuando se trata con un líder con armas nucleares que parece estar 'completamente loco', los oponentes deben ceder a sus demandas o “aceptar la posibilidad de ser aniquilados”, recuerda la profesora Mac Manus en su reciente investigación publicada en The Foreign Policy y donde pone como ejemplos a Richard Nixon y su amenaza nuclear contra Vietnam.

Siguiendo las instrucciones de Kissinger durante una visita a Moscú, el asesor de la Casa Blanca, Leonard Garment, dijo a los funcionarios soviéticos que Nixon era “una personalidad dramáticamente desarticulada” que era “capaz de una crueldad bárbara”, “más que un poco paranoico” y “previsiblemente impredecible”, recuerda la profesora Mac Manum.

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En la larga lista de mandatarios que quisieron ser considerados "locos", se incluye a Nikita Khrushchev, Sadam Huseín, cuya personalidad se caracterizaba por “una ambición mesiánica de poder ilimitado, ausencia de conciencia, agresión sin restricciones y una actitud paranoica”. Le siguen en la lista  Muammar al-Qaddafi y más recientemente Vladímir Putin, cuyas amenazas de utilizar armas nucleares no han hecho más que reforzar la idea de que juega el papel de impredecible. Y, por supuesto, el mandatario de Corea del Norte, Kim Jong.

"Pero Trump debería tener cuidado con la teoría del loco, porque los estudios sugieren que es muy difícil de utilizar con éxito", asegura la experta. "De hecho, es raro que una reputación de loco realmente dé frutos a nivel internacional. Los líderes y jefes de Estado modernos que han tratado de parecer locos a menudo no logran convencer a sus adversarios. Otros lo logran, solo para descubrir que su reputación de locos convence a los oponentes de que no se puede confiar en ellos para mantener la paz. Trump tendrá que andar por la cuerda floja y convencer a los demás Estados de que está lo bastante loco como para cumplir sus amenazas, pero lo bastante estable como para cumplir los acuerdos que haga. La historia indica que no será fácil".

Y pone varios ejemplos sobre cómo la "teoría del loco" puede ser popular, pero ha fracasado históricamente: Nixon no logró persuadir a los norvietnamitas y a sus aliados soviéticos de su locura, y finalmente tuvo que retirarse de Vietnam. Nikita Khrushchev no logró apoderarse de toda Alemania y tuvo que recular, años después, cuando la crisis de los misiles nucleares en Cuba. La locura de Saddam y Gadafi fueron asesinados y las amenazas nucleares de Putin no han logrado limitar la asistencia militar occidental a Ucrania. Larga lista donde faltarían algunos dictadores latinoamericanos como Fidel Castro, por nombrar uno, que logró diseminar su estilo agresivo, pero llevó a su país a la más absoluta ruina.




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