Un regalo obligado para Rafael Lacava

Caracas.- "Mande su regalo con el nombre para saber quien me regaló", solicitó el gobernador de Carabobo a amigos e interesados en quedar bien con el susodicho. La solicitud que ha publicado en sus redes Rafael Lacava, casi obliga a quien pueda interesar a enviarle cuñetes de pintura y de colores específicos como regalo de cumpleaños, con los cuales promete pintar 14 bloques de la Urbanización La Isabelica, un clásico bastión de la oposición en Valencia.

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Pero no había terminado de escribir sus tuits con la insólita petición, cuando ya habían comenzado a desfilar gandolas cargadas de cuñetes de pintura que el gobernador mostraba dichoso, cada una con su respectiva tarjeta de felicitación firmada por el empresario o constructor o comerciante o amigo en aprietos, quienes rápidamente se anotaron en esta nueva "lista Lacava", una suerte de tarjeta prepago donde, cabe suponer, los nombres de los generosos donantes de pintura tienen ahora la posibilidad de pertenecer a un grupo de lo más elitesco (cada galón de ronda entre los 40 y los 150 dólares), que no solo le regalaron al gobernador su deseo más lindo sino un ramillete de votantes agradecidos porque su bloque ahora se va a ver de lo más bonito gracias a la generosidad del gobernador. Porque el hombre aclaró que no le regalaran perfumes ni relojes - ya debe tener suficientes-, sino populismo en varios colores. Y casi obligado fue el asunto, porque en una de esas escribió lo que podría entenderse como una amenaza velada: "Agradezco a mis amigos que se manifiesten que me falta pintar 14 bloques en la Urb La Isabelica. Mande su regalo con el nombre para saber quien me regaló" . Es decir: voy a saber quién me regaló y quién no. Que se puede traducir en el viejo "dando y dando pajarito volando", de modo que ni se le ocurra asistir a la gobernación en busca de alguna ayuda porque usted no me dio regalo alguno. Y al instante, Lacava mostraba cientos de galones de pintura e insistía en que le mandaran más, mientras algunos tuiteros le respondían: "¡Qué bueno es tener amigos que les sobre la plata o más bien jala bolas…, ni de vaina hacen lo mismo con alguien que sin un cargo así les pida un piche pote de pintura pa´ una jornada en cualquier barrio… se arruina con un galón que donen!" …"La Isabelita es toda Carabobo, la zona sur en abandono, oscuridad, plazas abandonadas, parque, cancha venga a los CAOBOS y compruebe usted mismo, nunca a venido por estos lares"…."que fino gob,,,ojala a mi me regalaran mi techo…" Por FAVOR,PIDA LE REGALEN PINTURA PARA SAN BLAS, Calle Libertad, Uslar, Portocarrero, etc…Bellezas Arquitectónicas cayéndose, parecen casas de Cuba"… Y algunos le preguntaban por qué semejante obra nunca formó parte de su presupuesto.

Pero lo más simpático del asunto es que casi en paralelo, Nancy de Lacava, esposa del gobernador y "Primera Combatiente", como también se hace llamar, promocionaba tremendo desfile de modas en Puerto Cabello imitando los lanzamientos de Dior o de Dolce & Gabbana, firmas de alta gama que han mostrado sus últimas colecciones en las calles de París o Roma.

La crónica social de Notitarde reseñaba que "Puerto Cabello se vistió de moda la noche de este lunes 23 de agosto al recibir en una de sus calles más emblemáticas la colección Azurra by Chetenefrega, una marca venezolana con nombre italiano. Según la directora creativa de la marca, Nancy de Lacava, el nombre tiene una historia y hace alusión a cuando ella se encontraba en una isla y "conocí una muchacha (Azurra)… Pero ella siempre, cuando yo estaba así, un poquito down, me decía ¡Nancy Chetenefrega!… Y yo le decía: es verdad, nosotros si nos quejamos, de ahí el nombre …"

Hubo obsequios varios, dos grupos musicales e invitados bien vestidos, como el propio Gobernador, quienes disfrutaron del desfile de la colección completa que cualquiera puede ver en el Instagram de la marca @chetenefrega.ve, cuya tienda en físico está ubicada en la mezzanina del Centro Comercial La Viña, un emprendimiento privado de lo más capitalista que ya cumplió dos años de vida y convive con el socialismo sin mayores problemas. Muy distinto a los habitantes de La Isabelica y barrios similares, que por muy bonita que les pinten gratis la fachada de su casa- gracias al socialismo de Lacava-, las leyes del mercado que siguen imperando los obliga a hacer un mercado miserable para medio llenar la despensa de aquella diminuta cocina que complementa un apartamento de cuatro habitaciones y un solo baño, donde sufren su día a día sin el glamour que exhibió la señora Lacava en Puerto Cabello como si los carabobeños vivieran en Paris.